Te extraño,
y me da coraje admitirlo.
Porque sé que no lo mereces,
sé que no hiciste nada para quedarte.
Pero igual,
me haces falta a veces.
No por lo que fuiste,
sino por lo que yo imaginé contigo.
Me duelen tus silencios,
más que tus palabras.
Porque yo te hablé con el alma,
y tú solo mirabas la pantalla.
No debería pensarte,
pero lo hago.
No debería quererte,
pero hay días que todavía lo siento.
Y aquí estoy,
luchando conmigo misma
para no buscarte,
aunque el corazón me pida que sí.
Te extraño (aunque no debería)