Creí que el frío se iría,
que el tiempo curaba sin preguntar.
Me aferré a un “esto es pasajero”
sin ver que el adiós no sabe regresar.
No fue el destino,
no fue el azar.
Fue un pensamiento débil,
fue el miedo a mirar.
Y ahora…
me pregunto en el eco del viento,
si el amor se perdió
o si fui yo quien lo dejó escapar.