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un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre:
                          un caminar tranquilo
de estrella o primavera sin premura,
agua que con los párpados cerrados
mana toda la noche profecías,
unánime presencia en oleaje,
ola tras ola hasta cubrirlo todo,
verde soberanía sin ocaso
como el deslumbramiento de las alas
cuando se abren en mitad del cielo,

un caminar entre las espesuras
de los días futuros y el aciago
fulgor de la desdicha como un ave
petrificando el bosque con su canto
y las felicidades inminentes
entre las ramas que se desvanecen,
horas de luz que pican ya los pájaros,
presagios que se escapan de la mano,

una presencia como un canto súbito,
como el viento cantando en el incendio,
una mirada que sostiene en vilo
al mundo con sus mares y sus montes,
cuerpo de luz filtrada por un ágata,
piernas de luz, vientre de luz, bahías,
roca solar, cuerpo color de nube,
color de día rápido que salta,
la hora centellea y tiene cuerpo,
el mundo ya es visible por tu cuerpo,
es transparente por tu transparencia,

voy entre galerías de sonidos,
fluyo entre las presencias resonantes,
voy por las transparencias como un ciego,
un reflejo me borra, nazco en otro,
oh bosque de pilares encantados,
bajo los arcos de la luz penetro
los corredores de un otoño diáfano,

voy por tu cuerpo como por el mundo,
tu vientre es una plaza soleada,
tus pechos dos iglesias donde oficia
la sangre sus misterios paralelos,
mis miradas te cubren como yedra,
eres una ciudad que el mar asedia,
una muralla que la luz divide
en dos mitades de color durazno,
un paraje de sal, rocas y pájaros
bajo la ley del mediodía absorto,

vestida del color de mis deseos
como mi pensamiento vas desnuda,
voy por tus ojos como por el agua,
los tigres beben sueño en esos ojos,
el colibrí se quema en esas llamas,
voy por tu frente como por la luna,
como la nube por tu pensamiento,
voy por tu vientre como por tus sueños,

tu falda de maíz ondula y canta,
tu falda de cristal, tu falda de agua,
tus labios, tus cabellos, tus miradas,
toda la noche llueves, todo el día
abres mi pecho con tus dedos de agua,
cierras mis ojos con tu boca de agua,
sobre mis huesos llueves, en mi pecho
hunde raíces de agua un árbol líquido,

voy por tu talle como por un río,
voy por tu cuerpo como por un bosque,
como por un sendero en la montaña
que en un abismo brusco se termina,
voy por tus pensamientos afilados
y a la salida de tu blanca frente
mi sombra despeñada se destroza,
recojo mis fragmentos uno a uno
y prosigo sin cuerpo, busco a tientas,

corredores sin fin de la memoria,
puertas abiertas a un salón vacío
donde se pudren todos los veranos,
las joyas de la sed arden al fondo,
rostro desvanecido al recordarlo,
mano que se deshace si la toco,
cabelleras de arañas en tumulto
sobre sonrisas de hace muchos años,

a la salida de mi frente busco,
busco sin encontrar, busco un instante,
un rostro de relámpago y tormenta
corriendo entre los árboles nocturnos,
rostro de lluvia en un jardín a oscuras,
agua tenaz que fluye a mi costado,
busco sin encontrar, escribo a solas,
no hay nadie, cae el día, cae el año,
caigo con el instante, caigo a fondo,
invisible camino sobre espejos
que repiten mi imagen destrozada,
piso días, instantes caminados,
piso los pensamientos de mi sombra.
piso mi sombra en busca de un instante,

busco una fecha viva como un pájaro,
busco el sol de las cinco de la tarde
templado por los muros de tezontle:
la hora maduraba sus racimos
y al abrirse salían las muchachas
de su entraña rosada y se esparcían
por los patios de piedra del colegio,
alta como el otoño caminaba
envuelta por la luz bajo la arcada
y el espacio al ceñirla la vestía
de una piel más dorada y transparente,

tigre color de luz, pardo venado
por los alrededores de la noche,
entrevista muchacha reclinada
en los balcones verdes de la lluvia,
adolescente rostro innumerable,
he olvidado tu nombre, Melusina,
Laura, Isabel, Perséfona, María,
tienes todos los rostros y ninguno,
eres todas las horas y ninguna,
te pareces al árbol y a la nube,
eres todos los pájaros y un astro,
te pareces al filo de la espada
y a la copa de sangre del verdugo,
yedra que avanza, envuelve y desarraiga
al alma y la divide de sí misma,

escritura del fuego sobre el jade,
grieta en la roca, reina de serpientes,
columna de vapor, fuente en la peña,
circo lunar, peñasco de las águilas,
grano de anís, espina diminuta
y mortal que da penas inmortales,
pastora de los valles submarinos
y guardiana del valle de los muertos,
liana que cuelga del cantil del vértigo,
enredadera, planta venenosa,
flor de resurrección, uva de vida,
señora de la flauta y del relámpago,
terraza del jazmín, sal en la herida,
ramo de rosas para el fusilado,
nieve en agosto, luna del patíbulo,
escritura del mar sobre el basalto,
escritura del viento en el desierto,
testamento del sol, granada, espiga,

rostro de llamas, rostro devorado,
adolescente rostro perseguido
años fantasmas, días circulares
que dan al mismo patio, al mismo muro,
arde el instante y son un solo rostro
los sucesivos rostros de la llama,
todos los nombres son un solo nombre,
todos los rostros son un solo rostro,
todos los siglos son un solo instante
y por todos los siglos de los siglos
cierra el paso al futuro un par de ojos,

no hay nada frente a mí, sólo un instante
rescatado esta noche, contra un sueño
de ayuntadas imágenes soñado,
duramente esculpido contra el sueño,
arrancado a la nada de esta noche,
a pulso levantado letra a letra,
mientras afuera el tiempo se desboca
y golpea las puertas de mi alma
el mundo con su horario carnicero,

sólo un instante mientras las ciudades,
los nombres, los sabores, lo vivido,
se desmoronan en mi frente ciega,
mientras la pesadumbre de la noche
mi pensamiento humilla y mi esqueleto,
y mi sangre camina más despacio
y mis dientes se aflojan y mis ojos
se nublan y los días y los años
sus horrores vacíos acumulan,

mientras el tiempo cierra su abanico
y no hay nada detrás de sus imágenes
el instante se abisma y sobrenada
rodeado de muerte, amenazado
por la noche y su lúgubre bostezo,
amenazado por la algarabía
de la muerte vivaz y enmascarada
el instante se abisma y penetra,
como un puño se cierra, como un fruto
que madura hacia dentro, echa raíces,
crece dentro de mí, me ocupa todo,
me expulsa el follaje delirante,
mis pensamientos sólo son sus pájaros
su mercurio circula por mis venas,
árbol mental, frutos sabor de tiempo,

oh vida por vivir y ya vivida,
tiempo que vuelve en una marejada
y se retira sin volver el rostro,
lo que pasó no fue pero está siendo
y silenciosamente desemboca
en otro instante que se desvanece:

frente a la tarde de salitre y piedra
armada de navajas invisibles
una roja escritura indescifrable
escribes en mi piel y esas heridas
como un traje de llamas me recubren,
ardo sin consumirme, busco el agua
y en tus ojos no hay agua, son de piedra,
y tus pechos, tu vientre, tus caderas
son de piedra, tu boca sabe a polvo,
tu boca sabe a tiempo emponzoñado,
tu cuerpo sabe a pozo sin salida,
pasadizo de espejos que repiten
los ojos del sediento, pasadizo
que vuelve siempre al punto de partida,
y tú me llevas ciego de la mano
por esas galerías obstinadas
hacia el centro del círculo y te yergues
como un fulgor que se congela en hacha,
como luz que desuella, fascinante
como el cadalso para el condenado,
flexible como el látigo y esbelta
como un arma gemela de la luna,
y tus palabras afiladas cavan
mi pecho y me despueblan y vacían,
uno a uno me arrancas los recuerdos,
he olvidado mi nombre, mis amigos
gruñen entre los cerdos o se pudren
comidos por el sol en un barranco,

no hay nada en mí sino una larga herida,
una oquedad que ya nadie recorre,
presente sin ventanas, pensamiento
que vuelve, se repite, se refleja
y se pierde en su misma transparencia,
conciencia traspasada por un ojo
que se mira mirarse hasta anegarse
de claridad:
                  yo vi tu atroz escama,
melusina, brillar verdosa al alba,
dormías enroscada entre las sábanas
y al despertar gritaste como un pájaro
y caíste sin fin, quebrada y blanca,
nada quedó de ti sino tu grito,
y la cabo de los siglos me descubro
con tos y mala vista, barajando
viejas fotos:
                    no hay nadie, no eres nadie,
un montón de ceniza y una escoba,
un cuchillo mellado y un plumero,
un pellejo colgado de unos huesos,
un racimo ya seco, un hoyo *****
y en el fondo del hoy los dos ojos
de una niña ahogada hace mil años,

miradas enterradas en un pozo,
miradas que nos ven desde el principio,
mirada niña de la madre vieja
que ve en el hijo grande su padre joven,
mirada madre de la niña sola
que ve en el padre grande un hijo niño,
miradas que nos miran desde el fondo
de la vida y son trampas de la muerte
-¿o es al revés: caer en esos ojos
es volver a la vida verdadera?,

¡caer, volver, soñarme y que me sueñen
otros ojos futuros, otra vida,
otras nubes, morirme de otra muerte!
-esta noche me basta, y este instante
que no acaba de abrirse y revelarme
dónde estuve, quién fui, cómo te llamas,
cómo me llamo yo:
                              ¿hacía planes
para el verano -y todos los veranos-
en Christopher Street, hace diez años,
con Filis que tenía dos hoyuelos
donde veían luz los gorriones?,
¿por la Reforma Carmen me decía
"no pesa el aire, aquí siempre es octubre",
o se lo dijo a otro que he perdido
o yo lo invento y nadie me lo ha dicho?,
¿caminé por la noche de Oaxaca,
inmensa y verdinegra como un árbol,
hablando solo como el viento loco
y al llegar a mi cuarto -siempre un cuarto-
no me reconocieron los espejos?,
¿desde el hotel Vernet vimos al alba
bailar con los castaños - "ya es muy tarde"
decías al peinarte y yo veía
manchas en la pared, sin decir nada?,
¿subimos juntos a la torre, vimos
caer la tarde desde el arrecife?,
¿comimos uvas en Bidart?, ¿compramos
gardenias en Perote?,
                                  nombres, sitios,
calles y calles, rostros, plazas, calles,
estaciones, un parque, cuartos solos,
manchas en la pared, alguien se peina,
alguien canta a mi lado, alguien se viste,
cuartos, lugares, calles, nombres, cuartos,

Madrid, 1937,
en la Plaza del Ángel las mujeres
cosían y cantaban con sus hijos,
después sonó la alarma y hubo gritos,
casas arrodilladas en el polvo,
torres hendidas, frentes escupidas
y el huracán de los motores, fijo:
los dos se desnudaron y se amaron
por defender nuestra porción eterna,
nuestra ración de tiempo y paraíso,
tocar nuestra raíz y recobrarnos,
recobrar nuestra herencia arrebatada
por ladrones de vida hace mil siglos,
los dos se desnudaron y besaron
porque las desnudeces enlazadas
saltan el tiempo y son invulnerables,
nada las toca, vuelven al principio,
no hay tú ni yo, mañana, ayer ni nombres,
verdad de dos en sólo un cuerpo y alma,
oh ser total...
                      cuartos a la deriva
entre ciudades que se van a pique,
cuartos y calles, nombres como heridas,
el cuarto con ventanas a otros cuartos
con el mismo papel descolorido
donde un hombre en camisa lee el periódico
o plancha una mujer; el cuarto claro
que visitan las ramas del durazno;
el otro cuarto: afuera siempre llueve
y hay un patio y tres niños oxidados;
cuartos que son navíos que se mecen
en un golfo de luz; o submarinos:
el silencio se esparce en olas verdes,
todo lo que tocamos fosforece;
mausoleos del lujo, ya roídos
los retratos, raídos los tapetes;
trampas, celdas, cavernas encantadas,
pajareras y cuartos numerados,
todos se transfiguran, todos vuelan,
cada moldura es nube, cada puerta
da al mar, al campo, al aire, cada mesa
es un festín; cerrados como conchas
el tiempo inútilmente los asedia,
no hay tiempo ya, ni muro: ¡espacio, espacio,
abre la mano, coge esta riqueza,
corta los frutos, come de la vida,
tiéndete al pie del árbol, bebe el agua!,

todo se transfigura y es sagrado,
es el centro del mundo cada cuarto,
es la primera noche, el primer día,
el mundo nace cuando dos se besan,
gota de luz de entrañas transparentes
el cuarto como un fruto se entreabre
o estalla como un astro taciturno
y las leyes comidas de ratones,
las rejas de papel, las alambradas,
los timbres y las púas y los pinchos,
el sermón monocorde de las armas,
el escorpión meloso y con bonete,
el tigre con chistera, presidente
del Club Vegetariano y la Cruz Roja,
el burro pedagogo, el cocodrilo
metido a redentor, padre de pueblos,
el Jefe, el tiburón, el arquitecto
del porvenir, el cerdo uniformado,
el hijo predilecto de la Iglesia
que se lava la negra dentadura
con el agua bendita y toma clases
de inglés y democracia, las paredes
invisible, las máscaras podridas
que dividen al hombre de los hombres,
al hombre de sí mismo,
                                      se derrumban
por un instante inmenso y vislumbramos
nuestra unidad perdida, el desamparo
que es ser hombres, la gloria que es ser hombres
y compartir el pan, el sol, la muerte,
el olvidado asombro de estar vivos;

amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua,
amar es combatir, es abrir puertas,
dejar de ser fantasma con un número
a perpetua cadena condenado
por un amo sin rostro;
                                    el mundo cambia
si dos se miran y se reconocen,
amar es desnudarse de los nombres:
"déjame ser tu puta", son palabras
de Eloísa, mas él cedió a las leyes,
la tomó por esposa y como premio
lo castraron después;
                                    mejor el crimen,
los amantes suicidas, el incesto
de los hermanos como dos espejos
enamorados de su semejanza,
mejor comer el pan envenenado,
el adulterio en lechos de ceniza,
los amores feroces, el delirio,
su yedra ponzoñosa, el sodomita
que lleva por clavel en la solapa
un gargajo, mejor ser lapidado
en las plazas que dar vuelta a la noria
que exprime la sustancia de la vida,
cambia la eternidad en horas huecas,
los minutos en cárceles, el tiempo
en monedas de cobre y mierda abstracta;

mejor la castidad, flor invisible
que se mece en los tallos del silencio,
el difícil diamante de los santos
que filtra los deseos, sacia al tiempo,
nupcias de la quietud y el movimiento,
canta la soledad en su corola,
pétalo de cristal es cada hora,
el mundo se despoja de sus máscaras
y en su centro, vibrante transparencia,
lo que llamamos Dios, el ser sin nombre,
se contempla en la nada, el ser sin rostro
emerge de sí mismo, sol de soles,
plenitud de presencias y de nombres;

sigo mi desvarío, cuartos, calles,
camino a tientas por los corredores
del tiempo y subo y bajo sus peldaños
y sus paredes palpo y no me muevo,
vuelvo adonde empecé, busco tu rostro,
camino por las calles de mí mismo
bajo un sol sin edad, y tú a mi lado
caminas como un árbol, como un río,
creces como una espiga entre mis manos,
lates como una ardilla entre mis manos,
vuelas como mil pájaros, tu risa
me ha cubierto de espumas, tu cabeza
es un astro pequeño entre mis manos,
el mundo reverdece si sonríes
comiendo una naranja,
                                    el mundo cambia
si dos, vertiginosos y enlazados,
caen sobre la yerba: el cielo baja,
los árboles ascienden, el espacio
sólo es luz y silencio, sólo espacio
abierto para el águila del ojo,
pasa la blanca tribu de las nubes,
rompe amarras el cuerpo, zarpa el alma,
perdemos nuestros nombres y flotamos
a la deriva entre el azul y el verde,
tiempo total donde no pasa nada
sino su propio transcurrir dichoso,

no pasa nada, callas, parpadeas
(silencio: cruzó un ángel este instante
grande como la vida de cien soles),
¿no pasa nada, sólo un parpadeo?
-y el festín, el destierro, el primer crimen,
la quijada del asno, el ruido opaco
y la mirada incrédula del muerto
al caer en el llano ceniciento,
Agamenón y su mugido inmenso
y el repetido grito de Casandra
más fuerte que los gritos de las olas,
Sócrates en cadenas (el sol nace,
morir es despertar: "Critón, un gallo
a Esculapio, ya sano de la vida"),
el chacal que diserta entre las ruinas
de Nínive, la sombra que vio Bruto
antes de la batalla, Moctezuma
en el lecho de espinas de su insomnio,
el viaje en la carreta hacia la muerte
-el viaje interminable mas contado
por Robespierre minuto tras minuto,
la mandíbula rota entre las manos-,
Churruca en su barrica como un trono
es
brandon nagley Jul 2015
(Spanish tongue)

Soy la campesino querubín esclavo
En mía reina serpahim de amor-jaula.
Y incluso si ella fue a diere yo la llave
A descubrir mineself y ser gratis;
No habrías wanteth de todos modos es ,
Me encanta ser su sirviente ......
Me ama ser su esclavo .......


(English version)

I'm a peasant cherub slave
In mine queen serpahim's love-cage.
And even if she was to giveth me the key
To unlock mineself and be free;
I wouldst not wanteth it anyway's,
I love being her servant......
I loveth being her slave.......





©Brandon nagley
©Lonesome poet's poetry
brandon nagley Jun 2015
Elsa Angélica
Reina de la luna de la medianoche,
Anticuerpos de la oscuridad
Mi amour 'mío desmayo suave,

Elsa Angélica
Affuse abajo alma mía
¿En castellano Ourn del yacía
Para que todos seeith en la página corriente principal,

Picotazos Cassia, sudor convento
Multa de goteo entre las líneas
Estamos espíritu de la antigüedad en la búsqueda foulard
En donde otros de a nosotros arte ciego

Elsa Angélica
Glaive al dolor de la mina
Me sanó con tu canto América
Sólo soy una bestia volvió esclavo noble
Una visita obligada española a la mirada del poeta ....

Elsa Angélica
Ingrowing enamorada Ourn
Me Inhale a tu café almizcle,
En donde se tira por el empuje decisivo
Y de la celestiales nuestras de por amanecer y al atardecer ....

Me Kyanize, voy de Kudo thou
No lasitud, no hay gruñidos larrup
Calles de pasillo caballerosidad dorada
Capa del sol, con Ourn propia sonrisa de

Sólo una luna de un sol en la trayectoria de directos
Sin dolor, ni la ira, libre al fin ....
Sintiendo la explosión universal,
Almas que pasan, entrelazados como uno !!!!!!
( Spanish version)




( English translated)

Elsa Angelica
Queen of midnight moon,
Antibody of darkness
Mi amour' of mine gentle swoon,

Elsa Angelica
Affuse down mine soul
Wherein ourn castellan lay's
For all to seeith on mainstream page,

Cassia pecks, convent sweat
Drip's fine between the lines
We're spirit's of old in foulard quest
Wherein other's to us art blind

Elsa Angelica
Glaive to mine pain's
Healed me by thy Latin chant
I'm just a beast turned noble slave
A Spanish must to poet's glance....

Elsa Angelica
Ingrowing in ourn love
Inhale me to thy coffee musk,
Wherein were pulling by crucial ******
And the celestial's our's by dawn and dusk....

Kyanize me, I'll kudo's thou
No lassitude, no larrup growls
Streets of gilded chivalry aisle
Cloak the sun, with ourn own smile's

Just a moon an sun in direct path's
No hurt, nor anger, free at last....
Feeling the universal blast
Souls to pass, entwined as one!!!!!!
Aunque me ves desnudo, con hambre, y señalada
mi espalda con las huellas el esclavo he nacido
abre, a orillas del golfo en donde el Hibla, erguido,
miel destila y su cumbre mira en el mar copiada.

Cuando dejé la isla fue en hora infortunada,
Si a Siracusa vuelves, a su campo florido,
a sus viñas y abejas, el rumbo conocido
siguiendo de los cisnes, pregunta por mi amada,

¿Veré otra vez sus bellas y diáfanas pupilas,
cual sombrías violetas, que reflejan tranquilas
el cielo de la patria, lejano y esplendente?

Compadécete y parte. Búscala. Sé que existe.
dile que estoy viviendo por ella solamente,
y habrás de conocerla  en que siempre está triste.
Divina Lysi mía:
perdona si me atrevo
a llamarte así, cuando
aun de ser tuya el nombre no merezco.

A esto, no osadía
es llamarte así, puesto
que a ti te sobran rayos,
si en mí pudiera haber atrevimientos.

Error es de la lengua,
que lo que dice imperio
del dueño, en el dominio,
parezcan posesiones en el siervo.

Mi rey, dice el vasallo;
mi cárcel, dice el preso;
y el más humilde esclavo,
sin agraviarlo, llama suyo al dueño.

Así, cuando yo mía
te llamo, no pretendo
que juzguen que eres mía,
sino sólo que yo ser tuya quiero.

Yo te vi; pero basta:
que a publicar incendios
basta apuntar la causa,
sin añadir la culpa del efecto.

Que mirarte tan alta,
no impide a mi denuedo;
que no hay deidad segura
al altivo volar del pensamiento.

Y aunque otras más merezcan,
en distancia del cielo
lo mismo dista el valle
más humilde que el monte más soberbio,

En fin, yo de adorarte
el delito confieso;
si quieres castigarme,
este mismo castigo será premio.
Louise  Jun 2024
Esclavo
Louise Jun 2024
Estás a mi merced.
Hasta que yo lo diga,
nunca serás libre.
Yo no ruego
pero tu eres el que esta rogando.
Soy la reina de la isla del fuego,
este es mi juego y tu solo estas jugando.
Eres mi esclavo ahora.
hasta que escribo
Mi peor y último poema.
Vuelve otra vez tu día,
oh patria amada, el día de tu gloria.

Vuelve de nuevo a resonar triunfales
los himnos que eternizan tu memoria,
y el espléndido cielo de tu historia,
vuelve el sol de tus días inmortales.

Y otra vez a tu ara sacrosanta
llevan tus hijos fieles
flores que fecundaron tus vergeles;
y músicas marciales
al aire asordan, y doquier se oye,
en valles, montañas y llanuras,
en la extensión del suelo colombiano,
el canto jubiloso de los libres
que sube a las alturas,
de la gloria al alcázar soberano.

Y de nuevo flamea,
no como en días trágicos de horrores,
entre el ronco fragor de la pelea,
sino bajo arcos de laurel y flores,
el pendón de la patria,
la santa enseñanza de los tres colores...
la bandera inmortal que oyó las dianas
de los heroicos triunfos legendarios.

La que fue a despertar  los cóndores
a la cumbre más alta de los Andes
y fue más tarde a despertar la gloria;
la bandera inmortal, la santa egida,
que el camino marcó de la Victoria.

Besada por ondas de tus mares,
bajo el palio infinito de tu cielo,
tachonado de ardientes luminares;
lleno de flores tu fecundo suelo.
Y adormida el rumor de tus palmares,
lloras en silencio, Patria mía,
cansada de esperar luz en tu noche,
en la callada noche de tus penas;
cansada de esperar en tu agonía
el hierro que limara tus cadenas.

No, ya los hijos tuyos,
de las selvas antiguos moradores,
vagan libres, bajo el sol fulgente
que vio la gloria de tus días grandes,
ya desde la cima de los Andes
alumbraba ruinas solamente;
ni llevaban vencidos y humillados
por la invasora gente,
el cintillo de oro en la garganta
y el penacho de plumas en la frente,
ni ya el aire cortaba
las voladoras flechas,
ni en las noches de luna sollozaban
de la indígena raza los endechas.

Donde el templo del sol brilla espléndido
y sus láminas de oro refulgían,
ya los dolientes ojos no veían
sino campo infecundo y desolado.
Y el áureo trono de los reyes indios
en el polvo yacía destrozado.
Todo lo derribó cual hacha impía
del duro vencedor el brazo fuerte,
y al fin, de esa grandeza en los escombros
parecía vivir sólo la muerte...
eres, patria, la esclava envilecida;
eres, patria, el girón abandonado;
eres cual hado de baldón tu hado,
y cual vida de baldón tu vida
mas del mal el reinado no es eterno...
no su imperio perdura;
ni es eterna la noche pavorosa,
ni es eterna la humana desventura.

Que en las grandes catástrofes sombrías,
en las horas de angustia y desconsuelo,
cuando a las almas el dolor avanza,
siempre se ve la escala milagrosa
por donde sube la plegaría al cielo,
baja de los cielos la esperanza...
y llega por fin el día.

En que estallan, rugiendo los dolores
en los esclavos pechos comprimidos,
cuando alzan la cerviz los oprimidos
y bajo la cerviz los opresores,
y que tiemblen entonces los verdugos,
porque de sus dolores y sus lágrimas
pedirán los esclavos cuenta un día;
porque el llanto de un pueblo entre cadenas,
de su agonía en el mortal desmayo,
¡se alzan a los cielos, se condensa en nube,
y baja al suelo convertido en rayo!...

Y de lauro inmortal la sien ornada,
no retando a los duros opresores,
no al escape de caballos voladores,
sino en doliente precisión callada,
finge la mente que a la tierra vuelven
de las altas mansiones siderales,
al oír las alabanzas de los libres,
los que valientes en lid cayeron
y hogar y patria libertad nos dieron.

Y al fin llegó a la libertad la hora;
rompió en brillante aurora
la noche de tus penas,
y trocaste por cánticos de triunfo
los rumores de tus ayes y cadenas,
bajó a ti la victoria,
y sonaron las músicas marciales,
y empezaste el camino de la gloria,
el que lleva a las cumbres inmortales.

Y el combate se traba,
pero combate desigual, los unos
son los heroicos en sangrientas lides,
los que en el brazo llevan
empuje de Pelayos y de Cides;
Los que el paso cerraron
al corso altivo, forjadores de cetros,
y altas hazañas de una nueva aliada,
en Lepanto y Pavía renovaron...
Y los otros... Los parias infelices,
los que aun llevan en la espalda impresas
del tormento cruel las cicatrices
y del esclavo la ominosa marca,
más tenían la fe que salva montes,
la sacra fe que lo imposible abarca;
y busca de los amplios horizontes,
donde el sol de los libres centellea,
a la lid se lanzaron.

De esperanza inmortal henchido el pecho,
porque sabían que jamás sucumbe
quien lucha por una patria y su derecho.
Rota por la metralla
su bandera se vio, tintos en sangre
corrieron a la mar los patrios ríos,
y en la atónita tierra no se oía,
cual ronca marejada,
más que en el estruendo de la lid bravía,
fueron los días de la amarga prueba;
fueron los días de orfandad y  llanto
y de muerte y de horrores,
pero nada importaba los reversos
ni de la adversa suerte los rigores.

Y de inmortal la sien ornada,
no retando a los duros opresores,
no al escape de caballos voladores,
sino en doliente procesión callada,
finge la mente que a la tierra vuelven
de las altas misiones siderales,
al oír las alabanzas de los libres,
los que valientes en la lid cayeron
y  hogar y patria y libertad nos dieron.

Sonríen al ver que siempre grande
Por glorioso camino
la patria sigue a su inmortal destino;
y sonríen al ver que limpio brilla
el pendón colombiano
bajo el brillante cielo americano;
Que con amor guardamos su memoria,
Que somos dignos de sus altos hechos
Y dignos herederos de su gloria.
Y también surgen como blancos lirios,
como estrellas en diáfanas neblinas,
alta la sien, con nimbo esplendoroso,
de la patria las bellas heroínas.

También al resonar de las cadenas
indignas sus almas palpitaron;
también las cumbres del dolor hallaron...

También ellas, heroicas y serenas,
de la patria en las aras se inmolaron.
También los hechos brillan
como los hechos de los grandes hombres;
y también tienen la fama
corona de laureles para sus sienes.
Himnos de admiración tienen sus nombres;
que el corazón de la mujer, santuarios
de los puros y nobles idealismos,
también sube a la cima de la Gloria
y es capaz de los grandes heroísmos
para el amor y la virtud nacida
Ella es cordial de toda desventura;
doquiera su piedad enjuga lágrimas
y en toda sombra de dolor fulgura.
Por eso nunca desoyó el lamento
ni vio imposible el horrido quebranto
de la patria llorosa y desvalida.
¡Cuando llanto pidió, le dio su llanto;
cuando vidas pidió, le dio su vida!
¡Vuelve, oh patria, de nuevo
el día de tu gloria inmarcesible!
y otra vez a tu ara sacrosanto,
sube el himno de un pueblo redimido
de la grandeza de tus héroes canta.

Palpite eternamente en nuestros labios
y en nuestras almas su inmortal recuerdo,
porque ensalzando tus radiantes glorias,
oh patria, oh sol que sin ocaso brillas,
estaremos en pie para la tierra,
más para el cielo estamos de rodillas.
Fa Be O  Feb 2013
Mi Rey
Fa Be O Feb 2013
me gustas cuando me miras así,
con esas ganas que no se saben disimular;
eres un rey,
eres mi rey.

tus besos de cafe,
tus pestañas largas de niño,
Tus ojos entre-cerrados;
Eres un rey,
Eres mi rey.

Eres un rey,
Los modales de una nobleza extinta,
Tu nariz aristócrata,
Tu piel de emperador Azteca;
Eres mi rey.

Este cuerpo,
Esclavo tuyo,
Mi rey,
Te espera,
Te cumple,
Te quiere.

Eres un rey,
Eres mi rey.

Ordenas con tus dedos,
Mandas con los labios,
Dictas con tu lengua....

Comandas cada guerra,
Mi rey,
Que empieza en mi corazón,
Y eres el general
Que solo sabe ganar..

Presides de las pequeñas montañas
Que son mis pechos así,
De el río de deseo que sabes empezar en mi,
Reinas en mi alma,
Que florece con tus besos,
Eres un rey,
Eres mi rey.
2/18/13
Lino Althaner Nov 2011
Se hacía visible. Estuvo tan cerca por unos momentos. Es verdad que hace de ello tanto tiempo. Pero a fuerza de circuitos y artefactos, de comodidades y de entretenimientos, de él me alejé. Me hice instrumento y esclavo. A fuerza de ciencia decaí en consejo. Soy la misma ignorancia y el error. Soy en números más grande y sigo creciendo. Pero a fuerza de no ser más que una cifra, en bestia me convertí. Ha menguado la belleza, han crecido los disfraces, los afeites. Me entretengo dibujando cadenas con las formas de la libertad. Cadenas forradas de felpa. Y de pronto se escondió. Dejé de tenerlo cara a cara. Como el pan que cada día caía del cielo. Como la zarza ardiente. Dejé de hablarle y de verlo. No puedo siquiera imaginarlo, tan lejano y ajeno. Para nada preocupado de mis problemas.
Just another introductory words.
Sí. Don Juan está triste, porque empieza a ser viejo.
Sus sienes ya blanquean y se arruga su frente…
Deliberadamente rompió su último espejo,
pero aún frunce con gracia el entrecejo,
y sabe, como nadie, decir lo que no siente.

Más aún que su espada de acero toledano,
tiene un filo temible su mirada insolente;
y una clara amatista resplandece en su mano,
con un episcopal fulgor mundano,
pero, como su dueño, ya se sabe que miente.

Sí. Don Juan está solo definitivamente:
Ningún beso lo espera; ningún labio lo nombra…
Pero sobre la alfombra su sombra está presente;
y entonces, con un gesto displicente,
Don Juan cruza los brazos… y le miente a su sombra:

«Realmente, yo fui un poco
aventurero: Me atraía el mar;
no fui insensible al juego, ni al buen vino tampoco,
y el amor fue un camino por el que supe andar.
Y, siendo un poco audaz y un poco loco,
un día, alegremente, me abandoné al azar.

»Y fui marino. Supe de las rachas sonoras
que en los tensos cordajes enredan una ronca sonata;
y en los ponientes de escarlata,
y en la azul placidez de las auroras,
vi palpitar los amplios velámenes de plata,
y me enjoyó de espuma la tajante inquietud de las proas.

»Y en las noches serenas, cuando el viento es un cálido encaje
que difunde fragancias de luceros,
comprendí por qué dicen que la muerte es un viaje,
y por qué se prolongan los adioses postreros
en los sordos hervores del oleaje
y en las canciones de los marineros.

»Pero en el mar airado o apacible,
y en la canción como en la imprecación,
con las manos crispadas en la jarcia flexible
o en la circunferencia del timón,
mi corazón, mi absurdo corazón,
permaneció impasible.

»Y fui guerrero. Y supe reír en la batalla,
con ímpetu invencible y entrecortado aliento,
cuando de súbito restalla
su látigo violento
la metralla,
sembrando de amapolas el elástico surco del viento.

»Y supe de la red que sabe a tierra,
del sol que raja el cráneo, de la lluvia tenaz,
de la fiebre en la jungla, de la asfixia en la sierra,
de la emboscada y del ataque audaz.
Y entonces comprendí por qué la guerra
tiene amargas raíces que alimentan la paz.

»Pero en el empujón irresistible
del asalto, al flamear el pabellón,
o al morder las palabras de una orden terrible
entre el hálito acre del cañón,
mi corazón, mi inútil corazón,
permaneció impasible.

»Y fui poeta. Hambriento de hermosura,
filtré vagos acordes en la alquimia sutil del poema;
cincelé cada estrofa como una miniatura,
y pulí cada verso cual si fuese una gema,
una gema inmortal de la diadema
de la belleza pura.

»En mis recreaciones de orífice sonoro,
dibujé en los misales, como un monje demente,
mayúsculas esbeltas con pájaros de oro;
y, al esculpir la Venus de una fuente,
con el sabio retoque de mi buril paciente
alisé cada grieta y cada poro
hasta dejar el mármol transparente.

»Pero al lograr un ritmo imperceptible,
o al apresar el tema de una alegre canción;
o cuando en una frase fue visible
un perfil impreciso de mi imaginación,
mi corazón, mi estéril corazón,
permaneció impasible.

»Después… ya no recuerdo. Fui pintor
y fui juglar, y músico, y fraile, y mercader;
espadachín, tahúr y trovador…
Y todo por amor a la mujer,
sin que nunca encontrara la mujer de mi amor.
Y después, todavía, como algo muy lejano,
recuerdo un brusco cambio de mi suerte:
Ya próximo al patíbulo villano,
la clemencia de un príncipe me salvó de la muerte,
y mis impertinencias me hicieron cortesano.

»Las mujeres pasaron, y, una a una,
dejaron solitarios mis festines,
pues fui dueño de todas y esclavo de ninguna;
y besé a una princesa bajo un claro de luna
que esparcía su polvo de plata en los jardines.

»Yo amé la boca sabia que extenúa el exceso
y fui de beso en beso tras la boca inexperta.
Pero no amé jamás. Amar no es eso.
El beso es una llave para abrir una puerta,
y yo cerré las puertas con la llave del beso;
y ahora no me ha quedado ninguna puerta abierta.

»Pero, tal vez aquella… La tapada
que vi en… ya no recuerdo. La dama iba deprisa,
y un rufián la insultó. Saqué mi espada…
Ella quedó indecisa…
Yo atravesé el rufián de una estocada,
y ella me sonrió, sin decir nada,
y huyó… Sólo vi de ella su sonrisa;
y después su sonrisa huyó en la brisa,
pero dejó la brisa perfumada!

»Aunque, de haber besado y poseído
la boca aquella que me sonreía,
hoy fuera en mis recuerdos una calle vacía,
o un contorno de niebla que flotara en mi olvido.

»Y ahora, ya se me va la juventud,
mi juventud, que fue por tierra y mar,
ebria de ensueño y loca de inquietud;
y ahora sólo recuerdo lo que quiero olvidar,
y, esclavo de mi propia esclavitud,
me siento solo y necesito amar.

»Amar por vez primera, para olvidar mi hastío;
soñar mi último sueño, y volver a empezar…
Pero en vano se exalta mi deseo tardío:
El leño que arde pronto, pronto se queda frío,
y yo ardí en cuerpo y alma, al vivir y al soñar.

»Y, sin embargo, a veces, el corazón insiste
en su antigua locura del beso y la mujer,
pero después del beso la boca queda triste,
triste como un camino en el atardecer.

»Sólo ansío la gloria de los días serenos.
Si pasan las mujeres, yo las miro pasar
como miran los niños los juguetes ajenos,
pero los niños sonríen con ganas de llorar.

»Sí. Yo vencí la vida, sin pensar de qué modo.
Me alcé soberbiamente, con gesto vencedor…
Y hoy me vence la vida, pues, teniéndolo todo,
sé que todo me falta si me falta el amor!»

Don Juan calla, y contempla, sobre la roja alfombra,
su sombra, que, sin duda, también cree que él miente.
-Ningún beso lo espera; ningun labio lo nombra... 1
Y, repentinamente, da la espalda a su sombra,
y una lágrima empaña su mirada insolente.
Después de Azul... después de Los Raros, voces insinuantes, buena y mala intención, entusiasmo sonoro y envidia
subterránea -todo bella cosecha-, solicitaron lo que, en conciencia, no he creído fructuoso ni oportuno: un manifiesto.Ni fructuoso ni oportuno:a) Por la absoluta falta de elevación mental de la mayoría pensante de nuestro continente, en la cual impera el universal personaje
clasificado por Remy de Gourmont con el nombre de Celui-qui-ne-comprend-pas. Celui-qui-ne-comprend-pas es, entre nosotros, profesor, académico
correspondiente de la Real Academia Española, periodista, abogado, poeta, rastaquouer.b) Porque la obra colectiva de los nuevos de América es aún vana, estando muchos de los mejores talentos en el limbo de un completo desconocimiento
del mismo Arte a que se consagran. c) Porque proclamando, como proclamo, una estética acrática, la imposición de un modelo o de un código implicaría
una contradicción.Yo no tengo una literatura «mía» -como la ha manifestado una magistral autoridad-para marcar el rumbo de los demás: mi literatura
es mía en mí-; quien siga servilmente mis huellas perderá su tesoro personal y, paje o esclavo, no podrá ocultar sello o librea.
Wágner, a Augusta Holmés, su discípula, dijo un día: «lo primero, no imitar a nadie, y sobre todo, a mí». Gran decir.Yo he dicho, en la misa rosa de mi juventud, mis antífonas, mis secuencias, mis profanas prosas.-Tiempo y menos fatigas de alma y corazón
me han hecho falta para, como un buen monje artífice, hacer mis mayúsculas dignas de cada página del breviario. (A través
de los fuegos divinos de las vidrieras historiadas me río del viento que sopla afuera, del mal que pasa). Tocad, campanas de oro, campanas de
plata, tocad todos los días, llamándome a la fiesta en que brillan los ojos de fuego, y las rosas de las bocas sangran delicias únicas.
Mi órgano es un viejo clavicordio pompadour, al son del cual danzaron sus gavotas alegres abuelos; y el perfume de tu pecho es mi perfume, eterno incensario de carne.
Varona inmortal, flor de mi costilla.Hombres soy.¿Hay en mi sangre alguna gota de sangre de África, o de indio chorotega o nagrandano? Pudiera ser, a despecho de mis manos de marqués;
mas he aquí que veréis en mis versos princesas, reyes, cosas imperiales, visiones de países lejanos o imposibles: ¡qué
queréis!, yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer; y a un presidente de República no podré saludarle en el idioma
en que te cantaría a ti, ¡oh Halagabal!, de cuya corte -oro, seda, mármol- me acuerdo en sueños...
(Si hay poesía en nuestra América, ella está en las cosas viejas: en Palenke y Utatlán, en el indio legendario,
y en el inca sensual y fino, y en el gran Moctezuma de la silla de oro. Lo demás es tuyo, demócrata Walt Whitman).Buenos Aires; Cosmópolis.¡Y mañana!El abuelo español de barba blanca me señala una serie de retratos ilustres: «Éste, me dice, es el gran don Miguel de Cervantes
Saavedra, genio y manco; éste es Lope de Vega; éste, Garcilaso; éste, Quintana». Yo le pregunto por el noble Gracián, por
Teresa la Santa, por el bravo Góngora y el más fuerte de todos, don Francisco de Quevedo y Villegas. Después exclamo: ¡Shakespeare!
¡Dante! ¡Hugo...! (Y en mi interior: ¡Verlaine...!)Luego, al despedirme: «Abuelo, preciso es decíroslo; mi esposa es de mi tierra; mi querida, de París».¿Y la cuestión métrica? ¿Y el ritmo?Como cada palabra tiene un alma, hay en cada verso, además de la armonía verbal, una melodía ideal. La música es
sólo de la idea, muchas veces.La gritería de trescientas ocas no te impedirá, silvano, tocar tu encantadora flauta, con tal de que tu amigo el ruiseñor
esté contento de tu melodía. Cuando él no esté para escucharte, cierra los ojos y toca para los habitantes de tu reino
interior. ¡Oh pueblo de desnudas ninfas, de rosadas reinas, de amorosas diosas!Cae a tus pies una rosa, otra rosa, otra rosa, ¡Y besos!Y la primera ley, creador: crear. Bufe el eunuco. Cuando una musa te dé un hijo, queden las otras ocho encinta.
Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín;
bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul; 
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul;
-«Navega velero mío,
 sin temor,
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza,
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
 »Veinte presas
hemos hecho
a despecho,
del inglés,

»y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

»Qué es mi barco: mi tesoro,
qué es mi dios: la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.
»Allá muevan feroz guerra
 ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
 »Y no hay playa
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,

»que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.

»Qué es mi barco: mi tesoro,
qué es mi dios: la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.
»A la voz de ¡barco viene!
 es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar:
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.
 »En las presas
yo divido
lo cogido
por igual:

»sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

»Qué es mi barco: mi tesoro,
qué es mi dios: la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.
»¡Sentenciado estoy a muerte!;
 yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena
quizá en su propio navío.
 »Y si caigo
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,

»cuando el yugo
de un esclavo
como un bravo
sacudí.

»Qué es mi barco: mi tesoro,
qué es mi dios: la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.
»Son mi música mejor
 aquilones
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del ***** mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
 »Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,

»yo me duermo
sosegado
arrullado
por el mar.

»Qué es mi barco: mi tesoro,
qué es mi dios: la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar».
 José de Espronceda, 1840
Febronia Ventura Apr 2016
¿Has llegado a sentir la necesidad
de regresar en el tiempo?
¿De haberte callado la boca?
¿De haber detenido tus dedos
sobre el teclado?
En la era donde se escribe
antes que hablar
antes de pensar
antes de analizar…
Quisiera poder regresar el tiempo
Haberme callado la boca
Haber detenido mis dedos
sobre el teclado.
El corazón no piensa
… pero las vísceras sí
El cerebro se hace esclavo
de corajes y ansiedades.
Un día después de la tormenta
se regresa al punto cero
y aunque no se regresa el tiempo
espero mañana
… ante una nueva prueba
Callar mi boca
Y detener mis dedos sobre el teclado.

— The End —