Y me encuentro, sentado en bloques de cemento, en medio de docenas de árboles de Navidad encerrados en corrales que construí con mis propias manos.
Te miro, y pienso en cómo la vida nos ha tratado tan mal, tan fría. Y también en cómo serían las cosas entre tú y yo, si hubiéramos subido al mismo autobús al mismo tiempo.
Miro en tus ojos y no encuentro nada, así que buscaré respuestas en el cielo, en las sombras de tu cabello, escondido entre telas.
Cuánto me he perdido en ti tanto tiempo, tanto cariño, tantas hojas de papel con tu nombre en tinta de bolígrafos que ya no escriben, tantas miradas llenas de sentimiento.
Cuánto me perdí en ti, vagabundo en busca de un hogar, caos andante entre biombos fugaces, con la extraña sensación de ser alguien, para ti y para mí.