Dejé huellas en una pared a la que quizás nunca volveré. Abuelitos se aseguraron de dejarme cada palabra necesaria para sobrevivir sin ellos. Al principio no procesé que cada abrazo y regalo era un presagio del futuro. ¿Como podría olvidarlo? Adormeciendo su existencia durante años; caminando por un camino que estaba lejos del de ellos. Mientras escribo, uno se detiene y uno continúa. No sabía que cada palabra era un enigma, de lo contrario habría hecho más preguntas. Pasos, uno se detiene y uno continúa. Los dejo ir todos los días para seguir entendiendo los pasos.