Cuando la luna ya no alcance mis andares; El sol se habrá esfumado y la tierra quedará fría y sombria. La noche que acabe con todos mis llantos; Acabará con los triunfos cotidianos. El día que deje de extrañarte; Será el fin de mis anhelos y la Sorpresa misma morirá.
No quiero eliminar la desgracia, Solo busco alimentar la esperanza en los huecos más oscuros de un jardín escondido en mi cabeza.
Hay melón y sandía listas para probarse; ¿Quién habrá pensado que estarías enamorado de los frutos que oculto?