Angustia en el pecho, niebla en la mente,
un grito en silencio que nunca se siente.
La sombra me sigue, se sienta en mi lado,
sin ser invitada, sin ser deseado

Preguntas sin rostro, vacíos sin nombre,
me arrastran al borde del abismo donde
la nada es el todo y el eco se ahoga,
y el tiempo parece que nunca se cobra

¿Qué sentido tiene la marcha del día,
si al final la noche igual me castiga?
¿Qué sentido tiene buscar en el suelo,
si el cielo se oculta tras un ***** velo?

Existir sin rumbo, vivir sin el paso,
ser polvo y ceniza, sin forma ni abrazo
Un barco sin puerto, flotando en la bruma,
perdido en el tiempo, buscando su luna

Mas sigo adelante, en esta marea,
que lleva mi vida, que todo la arrea
Tal vez, en la niebla, encuentre respuestas,
tal vez, en la sombra, mis dudas se apuestan

Así avanzo errante, aunque el alma duela,
un paso tras otro, en esta condena

Cuando la vida no hay a qué te suene, que haces?
Que piensas,
Que ruido escuchas?
Lo sientes?
Miras ah otro lugar y cae ese suspiro
Como si el alma te dejará en ese preciso momento,
El ruido en silencio.

Tengo un grito atascado en la garganta,
pero si lo suelto, se romperá el aire.
Te miro y no digo nada,
porque decirlo sería deshacerlo.

Las manos quietas, el pecho en llamas,
las palabras guardadas bajo llave,
un amor que se esconde detrás del miedo,
un miedo que se disfraza de calma.
Camino contigo al borde del abismo,
sin dar un paso, sin retroceder,
queriendo lanzarme al vacío de tu nombre,
pero mordiéndome el alma para no caer.

Y así te amo: en lo que no digo,
en el roce accidental de los dedos,
en los silencios que te gritan entero,
en cada mirada que muero por sostener.