Y me encuentro,
sentado en bloques
de cemento,
en medio de docenas
de árboles de Navidad
encerrados en corrales
que construí con mis propias manos.
Te miro,
y pienso en cómo
la vida nos ha tratado
tan mal, tan fría.
Y también en cómo
serían las cosas
entre tú y yo,
si hubiéramos subido
al mismo autobús
al mismo tiempo.
Miro en tus ojos
y no encuentro nada,
así que buscaré respuestas
en el cielo,
en las sombras de tu cabello,
escondido entre telas.
Cuánto me he perdido en ti
tanto tiempo, tanto cariño,
tantas hojas de papel
con tu nombre en tinta
de bolígrafos que ya no escriben,
tantas miradas llenas de sentimiento.
Cuánto me perdí en ti,
vagabundo en busca de un hogar,
caos andante
entre biombos fugaces,
con la extraña sensación
de ser alguien,
para ti y para mí.