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Natalia Rivera May 2015
..Y si en nuestra travesía, se nos enemistan los caminos, te dejaré ir.

Te dejaré ir, tarareando en la trova que lleva el viento.
Pintando en el cielo.

Y si en nuestra travesía, se nos enemistan los caminos, me dejarás ir.

Me dejarás ir, relatando mundos sentada en la arena. Danzando en el mar.

Y si en nuestra travesía, se nos enemistan los caminos, nos dejaremos ir.

Nos dejaremos ir, porque nuestro amor es libre de ataduras. De alma pura.

Y es por esto es que si en nuestra travesía, vida mía, se nos enemistan los caminos, prevaleceremos.

Ya que el mar hace silencio para escuchar la melodía del viento. Y la noche pinta siluetas danzando entre mares.
Vivo en ti, y tu te sumerges en mi.
M Suárez Jan 2012
Si supieran los secretos guardados
Mañanas pesadas de aquel ayer
Noches envueltas de frágil placer
Los dulces besos a escondidas dados

El singular color de tu mirada
Recuerdos imperfectos de tu ser
Sin pensarlo me hiciste comprender
Que no hay mejor placer que ser amada

Mentiría al decir que no te extraño
Si tu esencia en mi se ha impregnado
Y tu ausencia me hace tanto daño

Te escondes de la vida, calcinado
Y te sumerges en un vil engaño
No permites amar sin ser amado
Soy el tigre.
Te acecho entre las hojas
anchas como lingotes
de mineral mojado.
El río blanco crece
bajo la niebla. Llegas.
Desnuda te sumerges.
Espero.
Entonces en un salto
de fuego, sangre, dientes,
de un zarpazo derribo
tu pecho, tus caderas.
Bebo tu sangre, rompo
tus miembros uno a uno.
Y me quedo velando
por años en la selva
tus huesos, tu ceniza,
inmóvil, lejos
del odio y de la cólera,
desarmado en tu muerte,
cruzado por las lianas,
inmóvil en la lluvia,
centinela implacable
de mi amor asesino.
Victor D López Dec 2019
El río de la vida,
Fluye por un rato,
Y muy pronto seca.

Míralo desde la orilla,
Desde la seguridad de la tierra firme,
Y nunca te ahogarás.

Pero si te sumerges en el,
Navegas los rápidos fluviales, arriesgas las cataratas,
Flotas en sus curvas plácidas.

Conoceras la alegría,
De paisajes en constante cambio,
Más que vale la pena el riesgo.

Te rasparan las rocas,
No encontraras sombra contra el sol,
Y poco tiempo para el descanso.

Cuando las aguas se secan,
Y llegas al final de tu viaje,
Realmente habrás vivido.
Nataly Donado Jun 28
Una brisa suave entró por mi ventana.
Fue cálida, fue silenciosa.
No se movieron las cortinas.
No opusieron resistencia.

¿Acaso puede nombrarse una brisa?

No tuvimos tiempo de tomarla.
No pudimos entender su plenitud,
ni su fuerza,
ni hasta dónde llegó.
Pero entró en tu casa…
y entró en la mía.

¿Sientes ese silencio?
Yo también lo siento.
No sabemos cómo llamarlo.
Ni siquiera podemos escucharlo.
No hay nada.
No hay silbidos,
ni voces,
ni ecos.

¿Te has detenido a mirar el paisaje?
Yo también lo he hecho.
No lo había visto antes.
Esas montañas no se habían presentado.
No había colinas,
ni ríos,
ni flores.
Tal vez solo cielo nublado.

¿Cómo podemos llamarlo?

Tal vez… no hay nombre.
Y esto que vivimos,
que sentimos,
que quisimos,
no puede tenerlo.

¿Quisimos…?
¿Qué fue eso?
¿Cómo se llama?

¿Te lo preguntas también en tus largas noches?
¿O solo recuestas la cabeza en la almohada,
y te sumerges en tu mundo interior,
intentando evitar tu realidad?

¿Acaso, en tu almohada, puedes nombrar esto?

Yo no.
Y tal vez no quiera hacerlo.

Porque es imposible.
¿Brisa?
¿Silencio?
¿Paisaje?
¿Amor?
No lo se.
Tú tampoco.

Tal vez vivirá sin nombre,
pero vivirá.
Porque fue real,
aunque no tenga nombre.
Para todo aquello que nos tocó el alma,
pero no pudimos ponerle nombre ni etiqueta.
No tuvo prólogo,
pero tampoco final.

— The End —