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Lance Rosas Jul 2018
Gatuo siguro ka na akoy alkansi kay akoy naibog, akoy nihigugma, akoy nafall,
Og makaingon ang katawhan na “he is a fool after all.”
“Drop drop drop” ana si karencitta,
Ni suyaw kog drop pero akoy nafall, boshet ka.


Akoy alkansi kay ako ray nihgugma?
Or basin kay kanako walay nihigugma?
Basin wala mo nasayud na mutuo kog karma.
Na kung gugma mahikaplag, ako kay daghag drama.

Sus paita, paitas gugma na di mabalik,
Pero may nlng kaysas gugma na puro atik.
Kapoya naba aning kahimtang na langsi,
Pero sa tinudanay akoy nihigugma, akoy nihatag, akoy nalipay asa ko na alkansi?
Igual, la flor retorna
a limitarnos el instante azul,
a dar una hermandad gustosa a nuestro cuerpo,
a decirnos, oliendo inmensamente,
que lo breve nos basta.

Lo breve al sol de oro, al aire de oro,
a la tierra de oro, al áureo mar;
lo breve contra el cielo de los dioses,
lo breve enmedio del oscuro no,
lo breve en suficiente dinamismo,
conforme entre armonía y entre luz.

Y se mece la flor, con el olor
más rico de la carne,
olor que se entra por el ser y llega al fin
de su sinfín, y allí se pierde,
haciéndonos jardín.

La flor se mece viva fuera, dentro,
con peso exacto a su placer.
Y el pájaro la ama y la estasía,
y la ama, redonda, la mujer,
y la ama y la besa enmedio el hombre.

¡Florecer y vivir, instante
de central chispa detenida,
abierta en una forma tentadora;
instante sin pasado,
en que los cuatro puntos cardinales
son de igual atracción dulce y profunda:
instante del amor abierto
como la flor!
Amor y flor en perfección de forma,
en mutuo sí frenético de olvido,
en compensación loca,
olor, sabor y olor,
color, olor y tacto, olor, amor, olor.

El viento rojo la convence
y se la lleva, rapto delicioso,
con un vivo caer que es un morir
de dulzor, de ternura, de frescor;
caer de flor en su total belleza,
volar, pasar, morir de flor y amor
en el día mayor de la hermosura,
sin dar pena en su irse ardiente al mundo,
ablandando la tierra sol y sombra,
perdiéndose en los ojos azules de la luz!
No sabía
si era un limón amarillo
lo que tu mano tenía,
o el hilo de un claro día
Guiomar, en dorado ovillo.
Tu boca me sonreía.
  Yo pregunté: ¿Qué me ofreces?
¿Tiempo en fruto, que tu mano
eligió entre madureces
de tu huerta?
  ¿Tiempo vano
de una bella tarde yerta?
¿Dorada ausencia encantada?
¿Copia en el agua dormida?
¿De monte en monte encendida,
la alborada
verdadera?
¿Rompe en sus turbios espejos
amor la devanadera
de sus crepúsculos viejos?
  En un jardín te he soñado,
alto, Guiomar, sobre el río,
jardín de un tiempo cerrado
con verjas de hierro frío.
  Un ave insólita canta
en el almez, dulcemente,
junto al agua viva y santa,
toda sed y toda fuente.
  En ese jardín, Guiomar,
el mutuo jardín que inventan
dos corazones al par,
se funden y complementan
nuestras horas. Los racimos
de un sueño -juntos estamos-
en limpia copa exprimimos,
y el doble cuento olvidamos.
  (Uno: Mujer y varón,
aunque gacela y león,
llegan juntos a beber.
El otro: No puede ser
amor de tanta fortuna:
dos soledades en una,
ni aun de varón y mujer).
  Por ti la mar ensaya olas y espumas,
y el iris, sobre el monte, otros colores,
y el faisán de la aurora canto y plumas,
y el búho de Minerva ojos mayores.
Por ti, ¡oh Guiomar!...
                      Tu poeta
piensa en ti. La lejanía
es de limón y violeta,
verde el campo todavía.
Conmigo vienes, Guiomar;
nos sorbe la serranía.
De encinar en encinar
se va fatigando el día.
El tren devora y devora
día y riel. La retama
pasa en sombra; se desdora
el oro de Guadarrama.
Porque una diosa y su amante
huyen juntos, jadeante,
los sigue la luna llena.
El tren se esconde y resuena
dentro de un monte gigante.
Campos yermos, cielo alto.
Tras los montes de granito
y otros montes de basalto,
ya es la mar y el infinito.
Juntos vamos; libres somos.
Aunque el Dios, como en el cuento
fiero rey, cabalgue a lomos
del mejor corcel del viento,
aunque nos jure, violento,
su venganza,
aunque ensille el pensamiento,
libre amor, nadie lo alcanza.
  Hoy te escribo en mi celda de viajero,
a la hora de una cita imaginaria.
Rompe el iris al aire el aguacero,
y al monte su tristeza planetario.
Sol y campanas en la vieja torre.
¡Oh tarde viva y quieta
que opuso al panta rhei su nada corre,
tarde niña que amaba tu poeta!
¡Y día adolescente
-ojos claros y músculos morenos-,
cuando pensaste a Amor, junto a la fuente,
besar tus labios y apresar tus senos!
Todo a esta luz de abril se transparenta;
todo en el hoy de ayer, el Todavía
que en sus maduras horas
el tiempo canta y cuenta,
se funde en una sola melodía,
que es un coro de tardes y de auroras.
A ti, Guiomar, esta nostalgia mía.
Vino color de día,
vino color de noche,
vino con pies de púrpura
o sangre de topacio,
vino,
estrellado hijo
de la tierra,
vino, liso
como una espada de oro,
suave
como un desordenado terciopelo,
vino encaracolado
y suspendido,
amoroso,
marino,
nunca has cabido en una copa,
en un canto, en un hombre,
coral, gregario eres,
y cuando menos, mutuo.
A veces
te nutres de recuerdos
mortales,
en tu ola
vamos de tumba en tumba,
picapedrero de sepulcro helado,
y lloramos
lágrimas transitorias,
pero
tu hermoso
traje de primavera
es diferente,
el corazón sube a las ramas,
el viento mueve el día,
nada queda
dentro de tu alma inmóvil.
El vino
mueve la primavera,
crece como una planta la alegría,
caen muros,
peñascos,
se cierran los abismos,
nace el canto.
Oh tú, jarra de vino, en el desierto
con la sabrosa que amo,
dijo el viejo poeta.
Que el cántaro de vino
al beso del amor sume su beso.

Amor mío, de pronto
tu cadera
es la curva colmada
de la copa,
tu pecho es el racimo,
la luz del alcohol tu cabellera,
las uvas tus pezones,
tu ombligo sello puro
estampado en tu vientre de vasija,
y tu amor la cascada
de vino inextinguible,
la claridad que cae en mis sentidos,
el esplendor terrestre de la vida.

Pero no sólo amor,
beso quemante
o corazón quemado
eres, vino de vida,
sino
amistad de los seres, transparencia,
coro de disciplina,
abundancia de flores.
Amo sobre una mesa,
cuando se habla,
la luz de una botella
de inteligente vino.
Que lo beban,
que recuerden en cada
gota de oro
o copa de topacio
o cuchara de púrpura
que trabajó el otoño
hasta llenar de vino las vasijas
y aprenda el hombre oscuro,
en el ceremonial de su negocio,
a recordar la tierra y sus deberes,
a propagar el cántico del fruto.
Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: -¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: -¿Por qué no lloré yo?
En el bronce de Homero resplandece tu nombre,
***** vino que alegras el corazón del hombre.

Siglos de siglos hace que vas de mano en mano
desde el ritón del griego al cuerno del germano.

En la aurora ya estabas. A las generaciones
les diste en el camino tu fuego y tus leones.

Junto a aquel otro río de noches y de días
corre el tuyo que aclaman amigos y alegrías,

vino que como un Éufrates patriarcal y profundo
vas fluyendo a lo largo de la historia del mundo.

En tu cristal que vive nuestros ojos han visto
una roja metáfora de la sangre de Cristo.

En las arrebatadas estrofas del sufí
eres la cimitarra, la rosa y el rubí.

Que otros en tu Leteo beban un triste olvido;
yo busco en ti las fiestas del fervor compartido.

Sésamo con el cual antiguas noches abro
y en la dura tiniebla, dádiva y candelabro.

Vino del mutuo amor o la roja pelea,
alguna vez te llamaré. Que así sea.
Han pasado muchos años
Desde aquella dulce vez
En que trémulos y a solas
Juramos amor y fe.
Has faltado a tus promesas,
Y yo he faltado también;
Y tú dices: ¡al fin hombre!
Y yo digo: ¡al fin mujer!
Y ninguno es el culpable:
¡La humanidad así es!

Eras muy rubia y muy blanca
Tus labios manaban miel:
Yo era niño, con el alma
Sin engaño ni doblez.
Nos encontramos ¿te acuerdas?
Al fúlgido amanecer
De un domingo: tú rezabas,
Y yo rezaba también;
Estábamos en el templo;
Me miraste, te miré,
Y palidecí, y tu rostro
Cubrió mortal palidez;
Y ya ni oímos la misa,
Ni nos dejamos de ver.

Después... recuérdalo, niña
Recuérdalo, sí, después
Pudimos hablar a solas.
¿Qué dijimos? no lo sé;
Juramos constancia eterna,
Mutua dicha, mutuo bien,
Ser en dos cuerpos un alma,
En dos almas una fe,
Amarnos hasta la muerte,
Y tras la muerte también.

Has faltado a tus promesas;
A mis promesas falté;
A otro ser le diste el alma;
Yo le di el alma a otro ser;
Fuimos los dos inconstantes;
Me olvidaste, te olvidé;
Y tú dices «al fin hombre»,
Y yo digo «al fin mujer»,
Y ninguno es el culpable:
¡La humanidad asi es!
Alan Eshban Jun 2017
Cuando se ama a una persona todo lo es bonito, de rodillas le pido a dios que ni la muerte nos separe, ya que dios es perfecto y sabe lo que hace, pero solo le pido que nos ampare, que nos sitúe en los mismos caminos donde podamos caminar siempre unidos, ya que es hermoso cuando de la Mano nos tomamos, y sentir como mi cuerpo se llena de calosfrios, perdernos en nuestras miradas y sentir cómo se elevan nuestras almas, perder la conciencia cuando compartimos caricias, sentir como nuestro mutuo amor nos lleva a un paraíso, donde los árboles enormes son, donde el pasto verde bandera es, donde los ríos escuchar y sentir la brisa de ellos mismos, donde los pájaros cantan hermosas armonías y saber que no son solo alegrías, llevamos en nuestra piel el uno al otro donde no existen otras personas solo tú y yo,
que parece haste ser otro mundo donde el alimento es nuestro amor y nuestro sueño la pasión.
¿Qué si he sufrido? ¡Y tú me lo preguntas!
Las manos muchos días separadas,
Que en tu regazo descansaron juntas,
En horas de pasión, nunca olvidadas.

Vete con otro en un arrobo, en tanto
Que yo fingía indiferencia; verte
En el ensueño de un futuro encanto,
Y yo sintiendo el frío de la muerte...

¿Qué si he sufrido? Pero más mi orgullo;
El amor es orgullo del que vence,
Nunca de nadie oír burla o murmullo
Nada que apoque y nada que avergüence

¿Qué si he sufrido?... ¡y tú me lo preguntas!
Pero todo pasó... ¡mutuo embeleso!
En tu regazo, nuestras manos juntas,
¡Y unidos nuestros labios en un beso!
Nienke Sep 28
Más intimidad
Me gusta, dame más
Más intimidad
Tienes miedo, y te vas

Rechazo
Rechazo
Rechazo
Otro más

Ya no más
Ya no más vinculación
No temo que te amo
Temo que me amas

Y sin embargo me duele a mi
Sí puede doler, sin amar
Me rechazo
Rechazame más

Como un perrito
Esperando su dueño
Pero el dueño ya no vuelve más
Como sigo confiar en lo demás?

No quiero rendirme
Findes desesperados en la sofa
Quiero disfrutar tambien
Sola mi soledad

Abriste, te confie
Estupido
Soy frágil y necesito calor
Sin amor, entiendes amor

Pensaba que era mutuo
Que podemos hacernos un favor
Pensaba que sería bien
Vernos un poco menos, sin temor

Conocernos despacito
talvez no es para nosotros
Conocernos en seguridad
si seguridad es panico

Por qué me dejas encariñarme?
Si luego desapareces, egoista
Con tu miedo al compromiso
Con mi miedo de separación

Si no lo quieres
Que te vayas
Encuentra tu paz
Reemplázame

Que sepas que dejaste
Una mancha roja
Y extraño que había
La versión que eras

— The End —