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Mariana Seabra Mar 2022
Ó astro luminoso,

Que me guias aí do céu,

Imploro-te que grites cá para baixo

O sítio onde posso eu encontrar

O que de mim já se perdeu.



Mandas vento,

Mandas chuva,

Mandas raios

Na trovoada…

Mandas sol,

Mandas nuvens,

Mandas pássaros

Na alvorada…







Só não mandas o que me resta

Desta pobre alma destroçada.





Ó astro luminoso,

Quão perdida estou eu na Terra?

Ouço os teus gritos de desespero

Por este soldado mutilado

Que nem chegou a ir à guerra.

Sentiu o vento,

Sentiu a chuva,

Viu a luz

Pela fachada.

Sentiu quente,

Sentiu frio,

Viu o escuro

Que não acaba.





Só não viu nas entrelinhas

Que era a morte quem o chamava.
Victor Marques Dec 2009
Que grande a geração, a de Camões,
Saia de Belém, num pranto oral...
Dizia adeus a grandes multidões!
Olhava o horizonte pequeno Portugal

Traçado o rumo do futuro,
Passado o mar forte e indeciso,
Pegava no leme, firme e duro,
Sem dor, frio ou bramido.

As ninfas, rodeavam o leme,
O Sol, queimava a proa do navio,
O capitão nada teme
Naquele mar, escuro e bravio...

Victor Marques e Atavio Nelson


Chegamos a outros pontos,
Do globo esférico, sem saber!
Que hoje são contos,
Que ainda temos de ler.

Desde Ourique, Calado e Cala trava
Com turbantes brancos reluzentes
Os portugueses lutaram com palavra
Com alegria mostravam seus dentes.

Correram os desertos, tão estéreis
Na defesa de um Santo Universal
Pela cruz combateram infiéis
Dentro e fora de Portugal.

Oh.Isabel que suaves eram tuas flores!
Que rosas encarnadas pueris
Que as músicas sejam cantadas para seus amores
Prendes-te por milagre o teu Diniz.

OH Coimbra.que tiranas do fadário
Oh Sé velha, cheia de segredos
Que encantos lá havia do Hilário
Ainda hoje escritos nos penedos...

Santa Clara, no alto...que te vê clarissa
Jovem, esbelta coimbrã!
Foste, cedo freira e noviça.
Salva-me deste fado, minha irmã!


Olá Marquez, és do Pombal
Traidor, usurpador, ladrão.
NO ódio foste genial.
E TUDO, tudo metia no gibão.
Malandro, enganas-te o teu Rei
Iludiste-o, meu falso...e mandas-te
O Távora, inocente para o cadafalso

Maldito sejas!
Isso não foi Portugal...mas foi
No norte, que uma mulher
Forte, com seios apertados
E espada no dentes bem cerrados
Em serpente e com sua gente
Em zip filas genial
Firme.destinada
Deu a vida mas
Acabou com o Cabral

Sim ali, no monte
Naquele lugar Maria da Fonte

Só com gente destemida, como eu !
Tal como o Lusitano no Gerez
Esta pátria com um plebeu
Concebeu o Tavares com um grande
PORTUGUÊS


Victor Marques
Fa Be O Feb 2013
me gustas cuando me miras así,
con esas ganas que no se saben disimular;
eres un rey,
eres mi rey.

tus besos de cafe,
tus pestañas largas de niño,
Tus ojos entre-cerrados;
Eres un rey,
Eres mi rey.

Eres un rey,
Los modales de una nobleza extinta,
Tu nariz aristócrata,
Tu piel de emperador Azteca;
Eres mi rey.

Este cuerpo,
Esclavo tuyo,
Mi rey,
Te espera,
Te cumple,
Te quiere.

Eres un rey,
Eres mi rey.

Ordenas con tus dedos,
Mandas con los labios,
Dictas con tu lengua....

Comandas cada guerra,
Mi rey,
Que empieza en mi corazón,
Y eres el general
Que solo sabe ganar..

Presides de las pequeñas montañas
Que son mis pechos así,
De el río de deseo que sabes empezar en mi,
Reinas en mi alma,
Que florece con tus besos,
Eres un rey,
Eres mi rey.
2/18/13
En santa Águeda de Burgos,   do juran los hijosdalgo,
le toman jura a Alfonso   por la muerte de su hermano;
tomábasela el buen Cid,   ese buen Cid castellano,
sobre un cerrojo de hierro   y una ballesta de palo
y con unos evangelios   y un crucifijo en la mano.
Las palabras son tan fuertes   que al buen rey ponen espanto;
-Villanos te maten, Alonso,   villanos, que no hidalgos,
de las Asturias de Oviedo,   que no sean castellanos;
mátente con aguijadas,   no con lanzas ni con dardos;
con cuchillos cachicuernos,   no con puñales dorados;
abarcas traigan calzadas,   que no zapatos con lazo;
capas traigan aguaderas,   no de contray ni frisado;
con camisones de estopa,   no de holanda ni labrados;
caballeros vengan en burras,   que no en mulas ni en caballos;
frenos traigan de cordel,   que no cueros fogueados.
Mátente por las aradas,   que no en villas ni en poblado,
sáquente el corazón   por el siniestro costado;
si no dijeres la verdad   de lo que te fuere preguntando,
si fuiste, o consentiste   en la muerte de tu hermano.
Las juras eran tan fuertes   que el rey no las ha otorgado.
Allí habló un caballero   que del rey es más privado:
-Haced la jura, buen rey,   no tengáis de eso cuidado,
que nunca fue rey traidor,   ni papa descomulgado.
Jurado había el rey   que en tal nunca se ha hallado;
pero allí hablara el rey   malamente y enojado:
-Muy mal me conjuras, Cid,   Cid, muy mal me has conjurado,
mas hoy me tomas la jura,   mañana me besarás la mano.
-Por besar mano de rey   no me tengo por honrado,
porque la besó mi padre   me tengo por afrentado.
-Vete de mis tierras, Cid,   mal caballero probado,
y no vengas más a ellas   dende este día en un año.
-Pláceme, dijo el buen Cid,   pláceme, dijo, de grado,
por ser la primera cosa   que mandas en tu reinado.
Tú me destierras por uno,   yo me destierro por cuatro.
Ya se parte el buen Cid,   sin al rey besar la mano,
con trescientos caballeros,   todos eran hijosdalgo;
todos son hombres mancebos,   ninguno no había cano;
todos llevan lanza en puño   y el hierro acicalado,
y llevan sendas adargas   con borlas de colorado.
Mas no le faltó al buen Cid   adonde asentar su campo.
Aún estaba conmovido
El bajo pueblo de Anáhuac
Recordando el fin postrero
De los dos hermanos Ávila;

Aún al cruzar por las noches
La anchurosa y triste plaza,
Al mirar en pie las horcas
Las gentes se santiguaban;

Y aún en algunos conventos
Rezábanse las plegarias
A fin de que los difuntos
Lograsen salvar sus almas;

Cuando un pregón le decía
A la curiosa canalla
Que por atroces delitos,
Que por pudor se callaban,

Iba a ser ajusticiado
Por voluntad del monarca
Un ***** recién venido
Con un noble a Nueva España.

Como se anunció la fecha
La gente acudió a la plaza,
En tal número y desorden
Que un turbión asemejaba,

Porque en los terribles casos
En que la justicia mata
La humanidad se desvive
Por mostrar que no es humana.

Desde que lució la aurora
Acudió la gente en masa
Y muchos allí durmieron
Esperando la mañana.

Mirábanse a los verdugos
Que el cadalso custodiaban
Ya con los rostros cubiertos
Con una insultante máscara.

El sol estaba muy alto,
La gente con vivas ansias,
Los verdugos en acecho
Y los soldados en guardia;

Y ninguno suponía
Que el acto aquel se frustrara
Cuando de mirar al reo
Perdieron las esperanzas.

De pronto, a galope llega
Un dragón junto a las tablas
Del cadalso, y con alguno
De los centinelas habla.

Los verdugos, para oírlo
Descienden la escalinata,
Y corre un rumor que anuncia
Que la ejecución se aplaza.

El toque de los clarines
Pronto anuncia retirada,
Y en diversas direcciones
Plebe y soldados marchan.

Hay disgusto en los semblantes
De mozuelas y beatas,
Pues como a ninguno ahorcaron
Han perdido la mañana.

Y se resienten de verse
Por el Pregón engañadas,
Y viendo solo el cadalso,
Rezan, murmuran y charlan.

Los curiosos insistentes
Que averiguan la causa
Del retardo, al fin descubren
Lo que nadie se explicaba.

Cuentan que trayendo al *****
De San Lázaro a la plaza,
Cuando apenas por oriente
Se vislumbró la mañana,

Cercado por alguaciles
Y por mucha gente armada,
Bebiéndose de amargura
Sus propias, ardientes lágrimas,

Con voz fúnebre pidiendo
Que hicieran bien por su alma,
Un sacerdote entregado
A cumplir siempre estas mandas;

Mirando a todas las gentes
En balcones y ventanas
Darle el adiós postrimero
Entre llantos y plegarias.

El ***** que parecía
De susto no tener alma,
Cruzó por una calleja
Tan angosta como larga,

Donde entre humildes jacales
Surgía como un alcázar
Un caserón de tezontle
Con paredes almenadas,

Con toscas rejas de hierro
En forma de antiguas lanzas,
Con canales cual cañones
Que el alto muro artillaban,

Y bajo el vetusto escudo
De ininteligible heráldica
Un ancho portón forrado
De gruesas y obscuras láminas;

Teniendo como atributo
Que las gentes veneraban,
Una cadena de acero burda,
Negra, tosca y larga.

Con sus ojos que vertían
Raudales de vivas llamas,
Mira el ***** de soslayo
Aquella ostentosa casa,

Y sin que evitarlo puedan
Los cien que lo custodiaban
Tan ligero como un rayo
Del centro se les escapa,

Gana de un salto la acera,
Se arrodilla en la portada
Y cogiendo la cadena
En las dos manos, con ansia

Grita con voz que parece
Un rugido: «¡Pido gracia!
¡Pido gracia a la nobleza
De nuestro amado monarca!»

Y corchetes y alguaciles
Y arcabuceros y guardias
Se quedaron asombrados
Y sin responder palabra.

Porque sabido de todos era
Que en aquella casa vivía
Un señor de abolengo
Entre los grandes de España,

Que por fuero de linaje
En sus títulos estaba
Tener cadena en su puerta
Y pendón en la fachada.

El reo que esa cadena,
Por su fortuna tocara
Al marchar para el cadalso,
De la muerte se libraba.

Y el *****, que esto sabía,
Tuvo la fortuna extraña
De alcanzar tal privilegio
Que otro ninguno lograra.

Mirando lo sucedido,
Nobles, corchetes y guardias,
Con gran susto de la escena
No siguieron a la plaza,

Pues tornaron al presidio
La víctima afortunada;
Al Virrey le dieron parte
Y todo quedóse en calma.

Hoy sólo existen los muros
De la mansión legendaria,
Sin huellas de las almenas
Ni escudo de la portada.

Y dicen los que lo saben,
Doctos en antiguas causas,
Que la angosta callejuela
De «La Cadena» hoy se llama.
En Santa Gadea de Burgos
do juran los hijosdalgo,
allí toma juramento
el Cid al rey castellano,
sobre un cerrojo de hierro
y una ballesta de palo.
Las juras eran tan recias
que al buen rey ponen espanto.

-Villanos te maten, rey,
villanos, que no hidalgos;
abarcas traigan calzadas,
que no zapatos con lazo;
traigan capas aguaderas,
no capuces ni tabardos;
con camisones de estopa,
no de holanda ni labrados;
cabalguen en sendas burras,
que no en mulas ni en caballos,
las riendas traigan de cuerda,
no de cueros fogueados;
mátente por las aradas,
no en camino ni en poblado;
con cuchillos cachicuernos,
no con puñales dorados;
sáquente el corazón vivo,
por el derecho costado,
si no dices la verdad
de lo que te es preguntado:
si tú fuiste o consentiste
en la muerte de tu hermano.

Las juras eran tan fuertes
que el rey no las ha otorgado.
Allí habló un caballero
de los suyos más privado:
-Haced la jura, buen rey,
no tengáis de eso cuidado,
que nunca fue rey traidor,
ni Papa descomulgado.
Jura entonces el buen rey
que en tal nunca se ha hallado.
Después habla contra el Cid
malamente y enojado:
-Mucho me aprietas, Rodrigo,
Cid, muy mal me has conjurado,
mas si hoy me tomas la jura,
después besarás mi mano.
-Aqueso será, buen rey,
como fuer galardonado,
porque allá en cualquier tierra
dan sueldo a los hijosdalgo.
-¡Vete de mis tierras, Cid,
mal caballero probado,
y no me entres más en ellas,
desde este día en un año!
-Que me place -dijo el Cid-.
que me place de buen grado,
por ser la primera cosa
que mandas en tu reinado.
Tú me destierras por uno
yo me destierro por cuatro.

Ya se partía el buen Cid
sin al rey besar la mano;
ya se parte de sus tierras,
de Vivar y sus palacios:
las puertas deja cerradas,
los alamudes echados,
las cadenas deja llenas
de podencos y de galgos;
sólo lleva sus halcones,
los pollos y los mudados.
Con el iban los trescientos
caballeros hijosdalgo;
los unos iban a mula
y los otros a caballo;
todos llevan lanza en puño,
con el hierro acicalado,
y llevan sendas adargas
con borlas de colorado.
Por una ribera arriba
al Cid van acompañando;
acompañándolo iban
mientras él iba cazando.
Es preciso que tornes de la esfera sombría
con los flavos destellos de la Luna, que escapa,
cual la momia de un mundo, de la azul lejanía;
es preciso que tornes y te vuelvas mi guía
y me des un refugio, ¡por piedad!, en la Trapa.

Si lo mandas, ¡oh padre!, si tu regla lo ordena,
cavaré por mi mano mi sepulcro en el huerto,
Y al amparo infinito de la noche serena
vagaré por sus bordes como el ánima en pena,
mientras lloran los bronces con un toque de muerto...

La leyenda refiere que tu triste mirada
extinguía los duelos y las ansias secretas,
y yo guardo aquí dentro, como en urna cerrada,
desconsuelos muy hondos, mucha hiel concentrada,
y la fiera nostalgia que tocó a los poetas...

Viviré de silencio -el silencio es la plática
con Jesús, escribiste: tal mi plática sea-,
y mezclado a tus frailes, con su turba hierática
gemirá De profundis la voz seca y asmática
que fue verbo: ese verbo que subyuga y flamea.

Ven, abad incurable, gran asceta, yo quiero
anegar mis pupilas en las tuyas de acero,
aspirar el efluvio misterioso que escapa
de tus miembros exangües, de tu rostro severo,
y sufrir el contagio de la paz de tu Trapa.
Los muertos mandan. ¡Sí, tú mandas, vida mía!
Si ejecuto una acción, digo: "¿Le gustaría?"
Hago tal o cual cosa pensando: "¡Ella lo hacía!"

Busco lo que buscabas, lo que dejabas dejo,
amo lo que tú amabas, copio como un espejo
tus costumbres, tus hábitos... ¡Soy no más tu reflejo!

— The End —