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judy smith Feb 2017
In 1983, the Fashion Design Council burst on to the Melbourne scene like a Liverpool kiss to the mainstream fashion industry. Inspired by punk's DIY aesthetic and armed with an audaciously grandiose title, an earnest manifesto and a grant from the Victorian government, FDC founders Robert Buckingham, Kate Durham and Robert Pearce were determined to showcase the burgeoning Melbourne design scene in all its outrageous glory.

"People resented hearing about Karl Lagerfeld," says Durham. "Our movement was against the mainstream and the way Australians and magazines like Vogue treated Australian designers."

Over its 10-year lifespan, the FDC launched such emerging designers as Jenny Bannister, Christopher Graf and Martin Grant. But what was perhaps most exciting was the FDC's ecumenical approach. Architects, filmmakers, artists and musicians all partied together at runway shows held in nightclubs.

"It was an inventive time when people came together and made people notice fashion," says Durham.

Among the creative congregation, Durham remembers artist Rosslynd Piggott, who constructed dresses of strange boats with children in them and filmmaker Philip Brophy, who used "naff" Butterick dress patterns. Elsewhere, an engineer made a pop-riveted ball dress out of sheet metal. The crossover between music, art, graphic design and film extended to architects such as Biltmoderne (an early incarnation of celebrated architects Wood Marsh) who designed the FDC's favourite runway and watering hole, Inflation nightclub.

"Clothing was confronting," says Durham. "It was brash and tribe-oriented. It was quite good if you weren't good-looking. People liked the idea that this or that clothing style was going to win you friends."

Today, however, even Karl Lagerfeld has a punk collection. To complicate matters, "fast fashion" appropriates the avant-garde at impossibly low prices. The digital era too has caused the fashion world to splinter and bifurcate. What's a young contemporary designer to do?

"The physical collective is no longer that important," says Robyn Healy, co-curator of the exhibition High Risk Dressing/Critical Fashion, which uses the FDC as a lens to view the current fashion landscape. "These are designers who are highly networked through social media who put their work up on websites."

Fashion designers still use music, film and architecture, but in different ways. Where FDC members might document its runway shows with video, studios such as Pageant use video as the runway show and post them online. Social media is perhaps the big disrupter. Where FDC designers might collaborate with architects, today it's webdesigners.

"Space has changed," says Healy. "Web designers might be the equivalent of the architect today. It's a different use of space."

As grandiose as the FDC, yet perhaps even more ambitious in scope, is contemporary designer Matthew Linde's online store *** gallery, Centre for Style. Like the FDC, it offers space for "artists who aren't at all designers per-se, but they're dealing with a borrowed language from fashion", Linde told i-D magazine.

"It's an extraordinary juggernaut across the world with a huge amount of Instagram followers," says co-curator Fleur Watson. "[Linde] has created a brand that uses social media in an interesting avant-garde way."

Yet unlike their often untrained FDC counterparts, these designers are perhaps the first generation of PhD designers, notes Watson. "Robert Pearce had a belief in culture changing the world. That's what these new designers are reflecting on in their research, their position in the fashion world and how do they change the way fashion works?"

While it's also true that new technologies offer exciting possibilities in embedded fabrics and experimentation with 3D printing, fast fashion has created certain expectations.

As Cassandra Wheat of the Chorus fashion label laments: "It's just hard for people to understand the complexity and the value that goes into production without being really exposed to it. They think they should have a T-shirt for cheaper than their sandwich."

During the course of the exhibition Chorus will produce its monthly collection from one of the newly designed spaces within the gallery. The exhibition's curators have commissioned three contemporary architects who, like its '80s counterparts, work across the arts, to interpret FDC-inspired spaces. Matthew Bird's Inflation-influenced bar acts as a meeting place for the exhibition's forums and discussions on the contemporary state of fashion. Sibling architects abstracts the retail space, while Wowowa's office design resembles a fishbowl. For Watson, the exposed shopfront/office has as much front as Myer's. Its architecture suggests the type of brazen confidence every generation of fashion design needs. Says Watson: "Fake it till you make it."Read more at:http://www.marieaustralia.com/cocktail-dresses | www.marieaustralia.com/formal-dresses-2017
Oídos con el alma,
pasos mentales más que sombras,
sombras del pensamiento más que pasos,
por el camino de ecos
que la memoria inventa y borra:
sin caminar caminan
sobre este ahora, puente
tendido entre una letra y otra.
Como llovizna sobre brasas
dentro de mí los pasos pasan
hacia lugares que se vuelven aire.
Nombres: en una pausa
desaparecen, entre dos palabras.
El sol camina sobre los escombros
de lo que digo, el sol arrasa los parajes
confusamente apenas
amaneciendo en esta página,
el sol abre mi frente,
                                        balcón al voladero
dentro de mí.

                            Me alejo de mí mismo,
sigo los titubeos de esta frase,
senda de piedras y de cabras.
Relumbran las palabras en la sombra.
Y la negra marea de las sílabas
cubre el papel y entierra
sus raíces de tinta
en el subsuelo del lenguaje.
Desde mi frente salgo a un mediodía
del tamaño del tiempo.
El asalto de siglos del baniano
contra la vertical paciencia de la tapia
es menos largo que esta momentánea
bifurcación del pesamiento
entre lo presentido y lo sentido.
Ni allá ni aquí: por esa linde
de duda, transitada
sólo por espejeos y vislumbres,
donde el lenguaje se desdice,
voy al encuentro de mí mismo.
La hora es bola de cristal.
Entro en un patio abandonado:
aparición de un fresno.
Verdes exclamaciones
del viento entre las ramas.
Del otro lado está el vacío.
Patio inconcluso, amenazado
por la escritura y sus incertidumbres.
Ando entre las imágenes de un ojo
desmemoriado. Soy una de sus imágenes.
El fresno, sinuosa llama líquida,
es un rumor que se levanta
hasta volverse torre hablante.
Jardín ya matorral: su fiebre inventa bichos
que luego copian las mitologías.
Adobes, cal y tiempo:
entre ser y no ser los pardos muros.
Infinitesimales prodigios en sus grietas:
el hongo duende, vegetal Mitrídates,
la lagartija y sus exhalaciones.
Estoy dentro del ojo: el pozo
donde desde el principio un niño
está cayendo, el pozo donde cuento
lo que tardo en caer desde el principio,
el pozo de la cuenta de mi cuento
por donde sube el agua y baja
mi sombra.

                        El patio, el muro, el fresno, el pozo
en una claridad en forma de laguna
se desvanecen. Crece en sus orillas
una vegetación de transparencias.
Rima feliz de montes y edificios,
se desdobla el paisaje en el abstracto
espejo de la arquitectura.
Apenas dibujada,
suerte de coma horizontal (-)
entre el cielo y la tierra,
una piragua solitaria.
Las olas hablan nahua.
Cruza un signo volante las alturas.
Tal vez es una fecha, conjunción de destinos:
el haz de cañas, prefiguración del brasero.
El pedernal, la cruz, esas llaves de sangre
¿alguna vez abrieron las puertas de la muerte?
La luz poniente se demora,
alza sobre la alfombra simétricos incendios,
vuelve llama quimérica
este volumen lacre que hojeo
(estampas: los volcanes, los cúes y, tendido,
manto de plumas sobre el agua,
Tenochtitlán todo empapado en sangre).
Los libros del estante son ya brasas
que el sol atiza con sus manos rojas.
Se rebela el lápiz a seguir el dictado.
En la escritura que la nombra
se eclipsa la laguna.
Doblo la hoja. Cuchicheos:
me espían entre los follajes
de las letras.

                          Un charco es mi memoria.
Lodoso espejo: ¿dónde estuve?
Sin piedad y sin cólera mis ojos
me miran a los ojos
desde las aguas turbias de ese charco
que convocan ahora mis palabras.
No veo con los ojos: las palabras
son mis ojos. vivimos entre nombres;
lo que no tiene nombre todavía
no existe: Adán de lodo,
No un muñeco de barro, una metáfora.
Ver al mundo es deletrearlo.
Espejo de palabras: ¿dónde estuve?
Mis palabras me miran desde el charco
de mi memoria. Brillan,
entre enramadas de reflejos,
nubes varadas y burbujas,
sobre un fondo del ocre al brasilado,
las sílabas de agua.
Ondulación de sombras, visos, ecos,
no escritura de signos: de rumores.
Mis ojos tienen sed. El charco es senequista:
el agua, aunque potable, no se bebe: se lee.
Al sol del altiplano se evaporan los charcos.
Queda un polvo desleal
y unos cuantos vestigios intestados.
¿Dónde estuve?

                                  Yo estoy en donde estuve:
entre los muros indecisos
del mismo patio de palabras.
Abderramán, Pompeyo, Xicoténcatl,
batallas en el Oxus o en la barda
con Ernesto y Guillermo. La mil hojas,
verdinegra escultura del murmullo,
jaula del sol y la centella
breve del chupamirto: la higuera primordial,
capilla vegetal de rituales
polimorfos, diversos y perversos.
Revelaciones y abominaciones:
el cuerpo y sus lenguajes
entretejidos, nudo de fantasmas
palpados por el pensamiento
y por el tacto disipados,
argolla de la sangre, idea fija
en mi frente clavada.
El deseo es señor de espectros,
somos enredaderas de aire
en árboles de viento,
manto de llamas inventado
y devorado por la llama.
La hendedura del tronco:
****, sello, pasaje serpentino
cerrado al sol y a mis miradas,
abierto a las hormigas.

La hendedura fue pórtico
del más allá de lo mirado y lo pensado:
allá dentro son verdes las mareas,
la sangre es verde, el fuego verde,
entre las yerbas negras arden estrellas verdes:
es la música verde de los élitros
en la prístina noche de la higuera;
-allá dentro son ojos las yemas de los dedos,
el tacto mira, palpan las miradas,
los ojos oyen los olores;
-allá dentro es afuera,
es todas partes y ninguna parte,
las cosas son las mismas y son otras,
encarcelado en un icosaedro
hay un insecto tejedor de música
y hay otro insecto que desteje
los silogismos que la araña teje
colgada de los hilos de la luna;
-allá dentro el espacio
en una mano abierta y una frente
que no piensa ideas sino formas
que respiran, caminan, hablan, cambian
y silenciosamente se evaporan;
-allá dentro, país de entretejidos ecos,
se despeña la luz, lenta cascada,
entre los labios de las grietas:
la luz es agua, el agua tiempo diáfano
donde los ojos lavan sus imágenes;
-allá dentro los cables del deseo
fingen eternidades de un segundo
que la mental corriente eléctrica
enciende, apaga, enciende,
resurrecciones llameantes
del alfabeto calcinado;
-no hay escuela allá dentro,
siempre es el mismo día, la misma noche siempre,
no han inventado el tiempo todavía,
no ha envejecido el sol,
esta nieve es idéntica a la yerba,
siempre y nunca es lo mismo,
nunca ha llovido y llueve siempre,
todo está siendo y nunca ha sido,
pueblo sin nombre de las sensaciones,
nombres que buscan cuerpo,
impías transparencias,
jaulas de claridad donde se anulan
la identidad entre sus semejanzas,
la diferencia en sus contradicciones.
La higuera, sus falacias y su sabiduría:
prodigios de la tierra
-fidedignos, puntuales, redundantes-
y la conversación con los espectros.
Aprendizajes con la higuera:
hablar con vivos y con muertos.
También conmigo mismo.

                                                    La procesión del
año:
cambios que son repeticiones.
El paso de las horas y su peso.
La madrugada: más que luz, un vaho
de claridad cambiada en gotas grávidas
sobre los vidrios y las hojas:
el mundo se atenúa
en esas oscilantes geometrías
hasta volverse el filo de un reflejo.
Brota el día, prorrumpe entre las hojas
gira sobre sí mismo
y de la vacuidad en que se precipita
surge, otra vez corpóreo.
El tiempo es luz filtrada.
Revienta el fruto *****
en encarnada florescencia,
la rota rama escurre savia lechosa y acre.
Metamorfosis de la higuera:
si el otoño la quema, su luz la transfigura.
Por los espacios diáfanos
se eleva descarnada virgen negra.
El cielo es giratorio
lapizlázuli:          
viran au ralenti, sus
continentes,
insubstanciales geografías.
Llamas entre las nieves de las nubes.
La tarde más y más es miel quemada.
Derrumbe silencioso de horizontes:
la luz se precipita de las cumbres,
la sombra se derrama por el llano.

A la luz de la lámpara -la noche
ya dueña de la casa y el fantasma
de mi abuelo ya dueño de la noche-
yo penetraba en el silencio,
cuerpo sin cuerpo, tiempo
sin horas. Cada noche,
máquinas transparentes del delirio,
dentro de mí los libros levantaban
arquitecturas sobre una sima edificadas.
Las alza un soplo del espíritu,
un parpadeo las deshace.
Yo junté leña con los otros
y lloré con el humo de la pira
del domador de potros;
vagué por la arboleda navegante
que arrastra el Tajo turbiamente verde:
la líquida espesura se encrespaba
tras de la fugitiva Galatea;
vi en racimos las sombras agolpadas
para beber la sangre de la zanja:
mejor quebrar terrones
por la ración de perro del
labrador avaro
que regir las naciones pálidas
de los muertos;
tuve sed, vi demonios en el Gobi;
en la gruta nadé con la sirena
(y después, en el sueño purgativo,
fendendo i drappi, e mostravami'l
ventre,
quel mí svegliò col
puzzo che n'nuscia);
grabé sobre mi tumba imaginaria:
no muevas esta lápida,
soy rico sólo en huesos;
aquellas memorables
pecosas peras encontradas
en la cesta verbal de Villaurrutia;
Carlos Garrote, eterno medio hermano,
Dios te salve, me dijo al
derribarme
y era, por los espejos del insomnio
repetido, yo mismo el que me hería;
Isis y el asno Lucio; el pulpo y Nemo;
y los libros marcados por las armas de Príapo,
leídos en las tardes diluviales
el cuerpo tenso, la mirada intensa.
Nombres anclados en el golfo
de mi frente: yo escribo porque el druida,
bajo el rumor de sílabas del himno,
encina bien plantada en una página,
me dio el gajo de muérdago, el conjuro
que hace brotar palabras de la peña.
Los nombres acumulan sus imágenes.
Las imágenes acumulan sus gaseosas,
conjeturales confederaciones.
Nubes y nubes, fantasmal galope
de las nubes sobre las crestas
de mi memoria. Adolescencia,
país de nubes.

                            Casa grande,
encallada en un tiempo
azolvado. La plaza, los árboles enormes
donde anidaba el sol, la iglesia enana
-su torre les llegaba a las rodillas
pero su doble lengua de metal
a los difuntos despertaba.
Bajo la arcada, en garbas militares,
las cañas, lanzas verdes,
carabinas de azúcar;
en el portal, el tendejón magenta:
frescor de agua en penumbra,
ancestrales petates, luz trenzada,
y sobre el zinc del mostrador,
diminutos planetas desprendidos
del árbol meridiano,
los tejocotes y las mandarinas,
amarillos montones de dulzura.
Giran los años en la plaza,
rueda de Santa Catalina,
y no se mueven.

                                Mis palabras,
al hablar de la casa, se agrietan.
Cuartos y cuartos, habitados
sólo por sus fantasmas,
sólo por el rencor de los mayores
habitados. Familias,
criaderos de alacranes:
como a los perros dan con la pitanza
vidrio molido, nos alimentan con sus odios
y la ambición dudosa de ser alguien.
También me dieron pan, me dieron tiempo,
claros en los recodos de los días,
remansos para estar solo conmigo.
Niño entre adultos taciturnos
y sus terribles niñerías,
niño por los pasillos de altas puertas,
habitaciones con retratos,
crepusculares cofradías de los ausentes,
niño sobreviviente
de los espejos sin memoria
y su pueblo de viento:
el tiempo y sus encarnaciones
resuelto en simulacros de reflejos.
En mi casa los muertos eran más que los vivos.
Mi madre, niña de mil años,
madre del mundo, huérfana de mí,
abnegada, feroz, obtusa, providente,
jilguera, perra, hormiga, jabalina,
carta de amor con faltas de lenguaje,
mi madre: pan que yo cortaba
con su propio cuchillo cada día.
Los fresnos me enseñaron,
bajo la lluvia, la paciencia,
a cantar cara al viento vehemente.
Virgen somnílocua, una tía
me enseñó a ver con los ojos cerrados,
ver hacia dentro y a través del muro.
Mi abuelo a sonreír en la caída
y a repetir en los desastres: al
hecho, pecho.
(Esto que digo es tierra
sobre tu nombre derramada: blanda te
sea.)
Del vómito a la sed,
atado al potro del alcohol,
mi padre iba y venía entre las llamas.
Por los durmientes y los rieles
de una estación de moscas y de polvo
una tarde juntamos sus pedazos.
Yo nunca pude hablar con él.
Lo encuentro ahora en sueños,
esa borrosa patria de los muertos.
Hablamos siempre de otras cosas.
Mientras la casa se desmoronaba
yo crecía. Fui (soy) yerba, maleza
entre escombros anónimos.

                                                Días
como una frente libre, un libro abierto.
No me multiplicaron los espejos
codiciosos que vuelven
cosas los hombres, número las cosas:
ni mando ni ganancia. La santidad tampoco:
el cielo para mí pronto fue un cielo
deshabitado, una hermosura hueca
y adorable. Presencia suficiente,
cambiante: el tiempo y sus epifanías.
No me habló dios entre las nubes:
entre las hojas de la higuera
me habló el cuerpo, los cuerpos de mi cuerpo.
Encarnaciones instantáneas:
tarde lavada por la lluvia,
luz recién salida del agua,
el vaho femenino de las plantas
piel a mi piel pegada: ¡súcubo!
-como si al fin el tiempo coincidiese
consigo mismo y yo con él,
como si el tiempo y sus dos tiempos
fuesen un solo tiempo
que ya no fuese tiempo, un tiempo
donde siempre es ahora y a
todas horas siempre,
como si yo y mi doble fuesen uno
y yo no fuese ya.
Granada de la hora: bebí sol, comí tiempo.
Dedos de luz abrían los follajes.
Zumbar de abejas en mi sangre:
el blanco advenimiento.
Me arrojó la descarga
a la orilla más sola. Fui un extraño
entre las vastas ruinas de la tarde.
Vértigo abstracto: hablé conmigo,
fui doble, el tiempo se rompió.

Atónita en lo alto del minuto
la carne se hace verbo -y el verbo se despeña.
Saberse desterrado en la tierra, siendo tierra,
es saberse mortal. Secreto a voces
y también secreto vacío, sin nada adentro:
no hay muertos, sólo hay muerte, madre nuestra.
Lo sabía el azteca, lo adivinaba el griego:
el agua es fuego y en su tránsito
nosotros somos sólo llamaradas.
La muerte es madre de las formas…
El sonido, bastón de ciego del sentido:
escribo muerte y vivo en ella
por un instante. Habito su sonido:
es un cubo neumático de vidrio,
vibra sobre esta página,
desaparece entre sus ecos.
Paisajes de palabras:
los despueblan mis ojos al leerlos.
No importa: los propagan mis oídos.
Brotan allá, en las zonas indecisas
del lenguaje, palustres poblaciones.
Son criaturas anfibias, con palabras.
Pasan de un elemento a otro,
se bañan en el fuego, reposan en el aire.
Están del otro lado. No las oigo, ¿qué dicen?
No dicen: hablan, hablan.

                                Salto de un cuento a otro
por un puente colgante de once sílabas.
Un cuerpo vivo aunque intangible el aire,
en todas partes siempre y en ninguna.
Duerme con los ojos abiertos,
se acuesta entre las yerbas y amanece rocío,
se persigue a sí mismo y habla solo en los túneles,
es un tornillo que perfora montes,
nadador en la mar brava del fuego
es invisible surtidor de ayes
levanta a pulso dos océanos,
anda perdido por las calles
palabra en pena en busca de sentido,
aire que se disipa en aire.
¿Y para qué digo todo esto?
Para decir que en pleno mediodía
el aire se poblaba de fantasmas,
sol acuñado en alas,
ingrávidas monedas, mariposas.
Anochecer. En la terraza
oficiaba la luna silenciaria.
La cabeza de muerto, mensajera
de las ánimas, la fascinante fascinada
por las camelias y la luz eléctrica,
sobre nuestras cabezas era un revoloteo
de conjuros opacos. ¡Mátala!
gritaban las mujeres
y la quemaban como bruja.
Después, con un suspiro feroz, se santiguaban.
Luz esparcida, Psiquis…

                                 
¿Hay mensajeros? Sí,
cuerpo tatuado de señales
es el espacio, el aire es invisible
tejido de llamadas y respuestas.
Animales y cosas se hacen lenguas,
a través de nosotros habla consigo mismo
el universo. Somos un fragmento
-pero cabal en su inacabamiento-
de su discurso. Solipsismo
coherente y vacío:
desde el principio del principio
¿qué dice? Dice que nos dice.
Se lo dice a sí mismo. Oh
madness of discourse,
that cause sets up with and against
itself!

Desde lo alto del minuto
despeñado en la tarde plantas fanerógamas
me descubrió la muerte.
Y yo en la muerte descubrí al lenguaje.
El universo habla solo
pero los hombres hablan con los hombres:
hay historia. Guillermo, Alfonso, Emilio:
el corral de los juegos era historia
y era historia jugar a morir juntos.
La polvareda, el grito, la caída:
algarabía, no discurso.
En el vaivén errante de las cosas,
por las revoluciones de las formas
y de los tiempos arrastradas,
cada una pelea con las otras,
cada una se alza, ciega, contra sí misma.
Así, según la hora cae desen-
lazada, su injusticia pagan. (Anaximandro.)
La injusticia de ser: las cosas sufren
unas con otras y consigo mismas
por ser un querer más, siempre ser más que más.
Ser tiempo es la condena, nuestra pena es la historia.
Pero también es el lug
...and
i fell in love
again.
with the world.
with my friends.
and
with a girl
who brightens
every moment
we share together.
Grave símbolo esquivo.
Grave símbolo esquivo, nocturna
torva idea en el caos girando.
Hámlet frío que nada enardece.
Aquí, allá, va la sombra señera,
allá, aquí, señorial, taciturna,
(señorial, hiperbóreo, elusivo):
fantasmal Segismundo parece
y harto asaz metafísico, cuando
cruza impávido el árida esfera.

Grave símbolo huraño.
Grave símbolo huraño, fantasma
vagueante por muelle archipiélago
-bruma ingrave y caletas de nube
y ensenadas y fjords de neblina-.
Grave símbolo hermético: pasma
su presciencia del huésped de ogaño,
su pergenio de gríseo querube
(del calígene caos murciélago)
vagueante en la onda opalina.

Más lontano que nunca.
Más lontano que nunca. Más solo
que si fuese ficción. Puro endriago
y entelequia y emblema cerébreo:
del antártico al ártico Polo
sombra aciaga de atuendo fatal
-exhumada de cúya espelunca?-,
gris fantasma lucífugo y vago
por el fondo angoroso, tenébreo,
que sacude hosco viento abisal.

Más lontano jamás.
Más lontano jamás. Ciego, mudo,
mares surca y océanos hiende
metafísicos: mástil de roble
que no curva el henchido velamen,
ni el de Zeus zig-zag troza crudo...,
ni se abate ante el tedio, quizás.
Más lontano jamás: Fosco, inmoble
De su hito insular no desciende
y aunque voces lascivas lo llamen.

Juglar ebrio de añejo y hodierno
mosto clásico o filtros letales.
Si Dionisos o Baco.
Baco rubio o Dionysos de endrino
crespo casco de obscuro falerno.
Trovador para el lay venusino.
Juglar ebrio de bocas o vino:
me dominan las fuerzas sensuales
-hondo amor o femíneo arrumaco-
trovador, amadís sempiterno.
Me saturan los zumos fatales
-denso aroma, perfume calino-
del ajenjo de oriente opalino.

Casiopeia de luz que amortigua
fonje niebla, tul fosco de bruma,
copo blándulo, flor de la espuma,
cendal níveo y aéreo...
Cendal níveo y aéreo... La ambigua
color vaga que apenas se esfuma
si aparece... fugaz Casiopeia
peregnina, la errátil Ligeia,
la de hoy y de ayer y la antigua
-entre un vaho letal, deletéreo... -

Casiopeia con ojos azules,
Elsa grácil y esbelta,
Elsa grácil y esbelta, Elsa blonda!
-si morena Xatlí, la lontana-.
Elsa blonda y esbelta, Elsa grácil!
Casiopeia en el mar! Quién Ulises
de esa núbil Calypso! Odiseo
de esa ingrávida Circe temprana
-blonda, ebúrnea y pueril!- Impoluta
Casiopeia -auniendnino su delta-.
Nea Aglae ni arisca ni fácil...
Casiopeia triscando en la onda,
Casiopeia en la playa! Sus gules
labios húmidos son los de Iseo!
Oh Tristán! de las sienes ya grises!
Oh Tristán!: con tus ojos escruta:
¿ves la nao en la linde lontana?

Turbio afán o morboso deseo
sangre y carne y espíritu incendie.
Ebrio en torno -falena-.
Ebrio en torno -falena piróvaga-
ronde, al cálido surco: Leteo
que el orsado senil vilipendie
si antes fuera la misma giróvaga...
-si ayer Paris de Helena la helena,
si ayer Paris, rival de Romeo... -
Turbio afán y deseo sin lindes,
siempre, oh Vida, me infundas y brindes!

Cante siempre a mi oído.
Cante siempre a mi oído la tibia
voz fragante de Circe y Onfalia.
Siempre séanme sólo refugio
pulcro amor y acendrada lascivia.
Bruna endrina de muslos de dahlia,
rubia láctea de ardido regazo!
Lejos váyase el frío artilugio
cerebral ante el lúbrico abrazo!

Casiopeia, los ojos de alinde
muy más tersos que vívidas gémulas
irradiantes: la frente de argento
-flava crencha a su frente,
flava crencha a su frente las alas
si a las róseas orejas los nidos;
frágil cinto; el eréctil portento
par sin par retador e insurgente;
frágil cinto que casi se rinde
de qué hechizo al agobio -tan grato-.
En sus ojos giraban sus émulas
-danzarinas lontanas y trémulas-:
estrellada cohorte: de Palas
la sapiencia, en sus ojos dormidos.
De Afrodita posesa el acento
caricioso. Medea furente...
Salomé, la bacante demente...

Casiopeia danzando.
Casiopeia danzando en la sombra
vagueante, irisada de ópalos:
nefelíbata al són de inasible
rumor lieto, velada armonía
cuasi muda y susurro inaudible
(muelle y tibio, melífico y blando)
para torpes oídos: que asombra
con febril sortilegio, si tópalos
sabio oído: les sigue, les halla,
les acoge, goloso, en su malla,
y en gozarlos su ser se extasía.

Casiopeia de luz.
Casiopeia de luz inexhausta,
halo blondo en el mar de zafiro,
rubia estrella en el mar de abenuz.
Irreal concreción de la eterna
maravilla del cosmos: su fausta
lumbre, siempre, y en éxtasis, miro
de la hórrida, absurda caverna
poeana o guindado en mi cruz.

Casiopeia, eternal Casiopeia,
sutil símbolo, lis, donosura;
su luz fausta y su música, hechizo
de sortílega acción obsesora
e inebriante, muy más que la obscura
flor dormida en las redes del rizo
toisón, urna que ensueño atesora
y el hastío a la vez: Casiopeia
peregrina, la errátil Ligeia,
la de hoy y de ayer y ventura...
Esta es la noche, la fraterna noche,
noche fogosa, noche lustral, noche aladínea: oh Noche en Éxtasis!

    De un viaje absurdo mi sér llega transido:
destrizado mi espíritu señero;
fatigado mi cuerpo que tronchó la borrasca,
me magulló el naufragio contra arrecies y rompientes,
me amorató el cansancio fustigante,
que ensordeció la grita inarmoniosa:
por el aduar sombrío topé encendidas las lumbres temblorosas de tu tienda:
Ya otra ocasión, oh Noche, canté tu amor sin esperanza...!

Canto otra vez al linde de tu tienda,
Noche, Noche Morena...!

    Tú me darás, oh Noche, el tibio asilo
de tu regazo, que perfuman exquisitos aromas:

Yo busco tu refugio, oh Noche, oh dulce Noche,
Noche ligeia -toda sutil encanto-;
oh Noche toda amor, toda supraterrena delicia...!

    has de acoger mi espíritu y mi cuerpo
férvidos, Noche Elegida:

    si a ti me doy, Noche Pura;
si en tus brazos y muslos diamantinos me refugio,
Noche Amorosa;

    si bajo tus constelaciones inextinguibles
-oh nébulas de Andrómeda y Orión-
mi pobre luz humillo, oh Noche Omnisapiente...!

    has de acoger mi espíritu y mi cuerpo,
mi corazón, mi sangre, todo mi sér, oh Noche,
Noche, Noche Elegida!

    Yo te amaré con amor infinito,
Noche Eterna;
    yo te amaré con amor transitorio,
Noche en Fuga;
    yo te amaré con seráfico amor,
Noche Virgen;
    yo te amaré con amor turbulento,
Noche en Ascuas;
    yo te amaré con amor cerebral, inmaterial, fosforescente, irradiante
Noche Metafísica;
    bajo la rósea luz de Venus encendida,
yo te amaré, Noche Insaciable;
    yo te amaré bajo la advocación de la romántica Selene,
Noche Diana;
    pérfido te amaré,
Noche Proclive;
    yo tempestuoso te amaré,
Noche Vortiginosa;
    yo te amaré glacial,
Noche Fría;
    yo te amaré furtivo,
Noche Cauta;
    yo te amaré cantando a gritos mi pasión,
Noche Desafiante;
    tácito te amaré,
Noche Muda.

    Has de acoger mi espíritu y mi cuerpo,
mi sangre, mi corazón, todo mi  sér
-únicos-, Noche Unica,
Noche, Noche Elegida...!

    Yo busco tu refugio, oh Noche, oh pulcra Noche,
Noche ligeia -toda sutil encanto-,
oh Noche toda amor, toda supraterrena delicia...:

Esta es la Noche, la Fraterna Noche,
Noche Amante,  Noche Lustral...: mi Noche en Éxtasis...!!
Volvía yo con las nubes que entraban bajo rosales
(grande ternura redonda) entre los troncos constantes.

La soledad era eterna, el silencio era eternante.
Me detuve como un árbol, y oí hablar a los árboles.

El pájaro solo huía de tan secreto paraje;
sólo yo podía estar entre las rosas finales.

Yo no quería volver en mí, por miedo de darles
disgusto de árbol distinto a los árboles iguales.

Los árboles se olvidaron de mi forma de hombre errante,
y, con mi forma olvidada, oía hablar a los árboles.

Me retardé hasta la estrella. En vuelo de luz suave,
fui saliéndome a la linde, con la luna ya en el aire.

Cuando yo ya me salía, vi a los árboles mirarme.
Se daban cuenta de todo, y me apenaba dejarles.

Y yo los oía hablar, entre el nublado de nácares,
con blando rumor, de mí. ¿Y cómo
desengañarles?

¿Cómo decirles que no, que yo era sólo el pasante,
que no me hablaran a mí? No quería traicionarles.

Y ya muy tarde, ayer tarde, oí hablarme a los árboles.
Quise tocar el gozo primitivo,
batir mis alas, trasponer la linde
y volver, al origen, desde el fin de
mi juventud, para sentirme vivo.

Quise reverdecer el viejo olivo
de la paz, pero el alma se me rinde.
¿Quién es sin su dolor? ¿Quién que no brinde,
sin pena, su ayer libre a su hoy cautivo?

Y ¿quién se adueñará de la armonía
universal, si rompe, nota a nota,
grano a grano, el racimo, los acordes?

¿Quién se olvida que es cuna y tumba, día
y noche, honda raíz y flor que brota,
luz, sombra, vida y muerte hasta los bordes?
Era de madrugada.
Después de retirada la piedra con trabajo,
porque no la materia sino el tiempo
pesaba sobre ella,
oyeron una voz tranquila
llamándome, como un amigo llama
cuando atrás queda alguno
fatigado de la jornada y cae la sombra.
Hubo un silencio largo.
Así lo cuentan ellos que lo vieron.

Yo no recuerdo sino el frío
Extraño que brotaba
Desde la tierra honda, con angustia
De entresueño, y lento iba
A despertar el pecho,
Donde insistió con unos golpes leves,
Avido de tornarse sangre tibia.
En mi cuerpo dolía
Un dolor vivo o un dolor soñado.

Era otra vez la vida.
Cuando abrí los ojos
fue el alba pálida quien dijo
la verdad. Porque aquellos
rostros ávidos, sobre mí estaban mudos,
mordiendo un sueño vago inferior al milagro,
como rebaño hosco
que no a la voz sino a la piedra atiende,
y el sudor de sus frentes
oí caer pesado entre la hierba.

Alguien dijo palabras
de nuevo nacimiento.
Mas no hubo allí sangre materna
ni vientre fecundado
que crea con dolor nueva vida doliente.
Sólo anchas vendas, lienzos amarillos
con olor denso, desnudaban
la carne gris y fláccida como fruto pasado;
no el terso cuerpo oscuro, rosa de los deseos,
sino el cuerpo de un hijo de la muerte...


El cielo rojo abría hacia lo lejos
Tras de olivos y alcores;
El aire estaba en calma.
Mas tremblaban los cuerpos,
Como las ramas cuando el viento sopla,
Brotando de la noche con los brazos tendidos
Para ofrecerme su propio afán estéril.
La luz me remordía
Y hundí la frente sobre el polvo
Al sentir la pereza de la muerte.


Quise cerrar los ojos,
buscar la vasta sombra,
la tiniebla primaria
que su venero esconde bajo el mundo
lavando de vergüenzas la memoria.
Cuando un alma doliente en mis entrañas
gritó, por las oscuras galerías
del cuerpo, agria, desencajada,
hasta chocar contra el muro de los huesos
y levantar mareas febriles por la sangre.

Aquel que con su mano sostenía
la lámpara testigo del milagro,
mató brusco la llama,
porque ya el día estaba con nosotros.
Una rápida sombra sobrevino.
Entonces, hondos bajo una frente, vi unos ojos
llenos de compasión, y hallé temblando un alma
donde mi alma se copiaba inmensa,
por el amor dueña del mundo.

Vi unos pies que marcaban la linde de la vida,
el borde de una túnica incolora
plegada, resbalando
hasta rozar la fosa, como un ala
cuando a subir tras de la luz incita.
Sentí de nuevo el sueño, la locura
y el error de estar vivo,
siendo carne doliente día a día.
Pero él me había llamado
y en mí no estaba ya sino seguirle...

Por eso, puesto en pie, anduve silencioso,
Aunque todo para mí fuera extraño y vano,
Mientras pensaba: así débieron ellos,
Muerto yo, caminar llevádome a tierra.
La casa estaba lejos;
Otra vez vi sus muros blancos
Y el ciprés del huerto.
Sobre el terrado había una estrella pálida.
Dentro no hallamos lumbre
En el hogar cubierto de ceniza.

Todos le rodearon en la mesa.
Encontré el pan amargo, sin sabor las frutas,
el agua sin frescor, los cuerpos sin deseo;
la palabra hermandad sonaba falsa,
y de la imagen del amor quedaban
sólo recuerdos vagos bajo el viento.
Él conocía que todo estaba muerto
en mí, que yo era un muerto
andando entre los muertos.

Sentado a su derecha me veía
como aquel que festejan al retorno.
La mano suya descansaba cerca
y recliné le frente sobre ella
con asco de mi cuerpo y de mi alma.
Así pedí en silencio, como se pide
a Dios, porque su nombre,
más vasto que los templos, los mares, las estrellas,
cabe en el desconsuelo del hombre que está solo,
fuerza para llevar la vida nuevamente.

Así rogué, con lágrimas,
fuerza de soportar mi ignorancia resignado,
trabajando, no por mi vida ni mi espíritu,
mas por una verdad en aquellos ojos entrevista
ahora. La hermosura es paciencia.
Sé que el lirio del campo,
tras de su humilde oscuridad en tantas noches
con larga espera bajo tierra,
del tallo verde erguido a la corola alba
irrumpe un día en gloria triunfante.
Yo descendí de la antioqueña cumbre,
de austera estirpe que el honor decora,
el alma en paz y el corazón en lumbre,
y el claro sortilegio de la aurora
bruñó mi lira y la libró de herrumbre.

Y fui, viajero de nivoso monte
y umbría roza de maíz, al valle
que da a la luz su fruta entre su llama:
había miel de filtros de sinsonte
que derrama canción de rama en rama.

Y el mar abierto, a mí divinamente
su honda virtud hizo afluir entera:
gusté su yodo... y la embriaguez ignota
de no sé qué sagrada primavera
bajo la paz de una ciudad remota.

Fulgía en mi ilusión Acuarimántima.

Ciudad del bien, fastuosa, legendaria,
ciudad de amor y esfuerzo y ufanía
y de meditación y de plegaria;
una ciudad azúlea, egregia, fuerte,
una Jerusalén de poesía.

Y como los cruzados medioevales,
ceñíme al torso fúlgida coraza
y fuime en pos de la ciudad cautiva,
burlando la guadaña de la Muerte
y la fortuna a mi querer esquiva.

La ondulante odisea rememoro
con amor y dolor... Un linde vago,
de súbito sangriento, ya cetrino...
Un buque... un muelle... un joven noctivago...
y el tono de la voz... y el pan marcino...

La maravilla comba, transparente,
de las noches de junio hacia la hondura
de un huerto viola, en ácidos alcores;
y allí la levadura de mis cantos,
hecha de mezquindad y sinsabores.

Y aquella niña del amor florido
y oloroso, y ritual, y enardecido,
el seno como un fruto no oprimido,
y un dulzor en los besos diluïdo,
y un no sé qué... que túrbame el sentido.

Y la huraña beldad, el mármol yerto
e inconmovible; y la Infantina huraña
que era el postrer jazmín que daba un huerto...
¡Me figuro las luces de sus ojos
como dos cirios de un cariño muerto!

Y el arduo afán en el impulso vario
por resolver el canto en melodía.
Derrame un ruiseñor en el himnario
toda la miel del día.
Un rumor milenario,
y la luz de tu lámpara ¡oh Sophía!

Húmedos los cabellos -cristalinos caireles
de agua y sol-, aún ondulan fantásticas ondinas;
mientras danza en la luz un coro de donceles
por la playa al influjo de las sales marinas...
Como llegamos a la venta
-desde donde, a lo hondo, se oye el río-
desmontamos de las cabalgaduras:
en las piedras cantaron los espolines
canción de estrellas teñidas de sangre...

-Ah de la venta! ah de la venta!
Cantaron nuestras vozarrones.

Luego cantaron canción de burbujas
y de cristales, las copas traslúcidas.
E inquirimos por el tesoro de la venta serrana:

Ya se irá, ya se va, si no se ha ido...

En la venta se cruzan vientos duros
-la venta, en la garganta de la sierra desnuda-.
Cantaba el viento, cantaba el viento.
Allá en el fondo, a lo hondo, la línea del río
y el treno del río.

Luego de la canción de las burbujas
cantó el fuego en las piedras del hogar.
Cantaba la sangre peán de lujuria.
Más tarde iban cantando las estrellas
vigías, su silenciosa música.
Y rezongaban preces las viejas de la venta...
Tornamos a inquirir:
-¿dónde está María-Luz, de los bezos de moras?

Ya se irá, ya se va, si no se ha ido.

Y volvimos a las cabalgaduras piafantes.
La Cruz del Sur en la linde del monte y el cielo.
Cantó el hierro en los cantos redondos.
Callados iniciamos el descenso
por el camino en caracoles y en escalas;
por el camino en lumbre tamizada de violetas;
por el camino en perfumes del viento que susurra;
por el camino en perfumes ásperos del monte;
por el camino en músicas de las aguas dormidas
y de las aguas que se despeñan.

De su prisión de vidrio verde
saltó el claro cristal: gorjear de burbujas
y del perfume del anís montañero.

Íbamos silenciosos. Cada cual dialogaba tácitamente con su amigo de vidrio.
Mas uno de nosotros -el viandante de la barba taheña-
cantó, cantó (que taladró la noche
con su voz recia) El Rey de los Alisos,
malamente... E inquirió con voz más ruda:
-¿qué se haría el tesoro de la venta?

Ya se irá, ya se va, si no se ha ido...

Tornó a cantar la voz de las burbujas
y del claro cristal... Y al río, al fin, llegamos...
-¿Si Nuño Ansúrez no nos pasa en la barca...?
-Bah! da lo mismo!
                                    -Bah! da lo mismo!
Nueva canción de vidrio y de burbujas
y fresco trasegar diamantes vívidos.
Media noche. En las márgenes del río
qué limpia media noche!
                                            Esta es la selva
de múrice y de oro!
                                    Esta es la abierta vida innúmera!

-¿Y qué se haría el tesoro de la venta?
-¿Dónde está María-Luz, de ojos de hulla,
de melena de hulla, y boca sombreada...?
Ya se irá, ya se va, si no se ha ido...
Dennis Faulk Jan 2018
I was A Dainty Boy
In all my robes
In all my jewels
Colf stick at my side
My youth was coursed by elders

Knowing my place
And places to come
Served by servants
Protected by walls
Groomed by power, for power

I was A Dainty Boy
In todays society
Enriched by others labor
No sense of hunger
My youth set above, the lesser set

Still my place. And places to come
Unknown in today world, tomorrow
Today's world is only today
Stars and the sun are tomorrow

I am The Dainty Boy
In all my wealth, and glory
Yet I'm still just a youth
Will I see the stars and the sun,
Will I see tomorrow

6 12 16
Based on a painting, Adriaen, 1603, by van Der Linde
No matter of life status, tomorrow is not a given.
Cuando se acercan a la nada
y más aún cuando se enfrentan
al pavoroso linde de tinieblas
los poderosos no consiguen
pasar de contrabando su poder
ni la mochila azul de sus lingotes
ni el chaleco antimuerte
ni el triste semillero de sus fobias

pero cuando los pobres de la tierra
se acercan a la nada
los aduaneros nada les confiscan
salvo el hambre
o la sed
o el cuerpo en ruinas

los pobres de la tierra
pasan como si nada
pero tampoco se hagan ilusiones
ya que la nada es nada más que eso
y esa belleza sobrecogedora
que aterra a poderosos e indigentes
a todos los ignora por igual
Mateuš Conrad May 2022
turning 36 the next day isn't easy, i was supposed
to tend to the eucalyptus tree today,
by tend i'm implying: trim it, curate it...

oddly enough i knew where the ladder was:
but apparently it's too windy to use...
so i said to her: gravity never fails...
i don't end up floating up... i'll just fall...

i never understood how women have
to mingle *** with pain from time to time...
next time she asks me about my scars
on my knuckles... i'll tell her to snort that
******* of hers while i smoke a cigarette
and then put it out on my pinky knuckle
without flinching...

*** and pain don't mix... not in my "dictionary",
i treat *** like two mollusks...
having evolved to invest their shells
and get some backbone and elbows and knees...

perfect example of what i'm talking about?
the song: pain by boy harsher...
turn off the light... no! in the brothel it's always
under dim lighting... with mirrors...
and sure as **** not under the bed sheets
in a sweat cocoon... we're not ashamed of
our bodies...

so i found the ladder... i too found that secateur
on a spear... every time i use it
i think of gerimannoz... no... ****... that's too early...
those spearmen belonged to the great migration
period to the tribe of the Suebi...
i mean those spears... no... pikes!

the reisläufer and landsknechte... well i found
that secateur... but some branches are too thick...
i need a handsaw...

what came later was an explosion of superlatives
of the most debased language imaginable...
my mother tongue woke up and started making
oaths... KURVA... PIERDOLONA MAĆ etc.
ŚCIANA KLEPTOMANII!
   one thing on top of another...
    
  my father can lecture me on a lot of things:
but certainly not on keeping order...
  a wall of kleptomania... one thing blocking
another thing...
i need the ******* handsaw!

and like i said to my mother after i gave up:
it would be pointless to sieve through all this crap
just to find one tool...
   sure... i can find about 5 hammers...
what am i going to do? hammer a branch down?!

that's what i call curse / oath / profane words...
urywniks -
     kurva is an urywnik - which stems
from przerywnik: cut-scene...
     and also from the word: urwać: break off...
rip off...
      when you become so angry that you start
cursing and forget yourself / rip yourself off
from your self... and there's a reason why
   that's not compounded... the your from self
detached... it's almost a loosely associated sense
of reflection: not the reflexive yourself
but the reflective your self,
    but at the same time lost to fury... havoc...

it's not that my father is a hoarder...
   that i can sort of understand, but that this one tool:
the handsaw... is obstructed by unnecessary things
stacked in an idiotic way...

work: obstructed... what am i going to do with
the rest of my day?
   return that ****** black tie to Marks & Spencers...
because i need a clip-on tie and i don't exactly
feel like being tugged my a proper tie in
the event that i meet violence... in a stadium...

i even started to think: well the keyboard isn't
there to easily access the diacritical markers of
my native language... what if i just play the Hebrew
and hide the diacritical marks
(not out of laziness) but like the Hebrews
hide their vowels...

although: that's ******* debatable... considering that
i'm suspicious of the following in
the Ktav Ashuri:

א - it's given equal status among consonants:
but it's also a vowel...
where's the Eva equivalent?
there isn't... there's only that story of
the two Adams of Eden:
                                              ע - ayin and aleph...

because how did life start? sexless...
don't even get me started on the niqqud...

now: if i were to write the name of the Islamic
god in Hebrew, how would i write it?
i'd white it as follows:

אללעה

            that's how logic words:
take the Greek alphabet...
    the rule of the PREXIX-suffix when given
names to atoms that are letters...

αLPHA... you have a name for a letter...
       but you strip the letter of its name and you're left
with just the letter...
to build words with...
    Σigma - likewise: the -igma drops off and you're
left with Sssssss....   (Y) - serpents in trees...

so what do you get with the noun: aleph?
a-leph... ergo... a vowel given the same status as
a consonant... kametz and the patach are the vowel
A... but treated as diacritical marks...
the "degraded" to status of the niqqud -
    since vowels are seen as feminine...
while consonants are seen as masculine...
on the simple basis: ** and XY...
                      
                              a vowel is free-standing...
**... while a consonant requires a stacking...
RA... otherwise... sure... you could turn R into
a vowel... but it would be a trilling of the tongue...
a rattlesnake sound...
you could turn M into a vowel...
   but your mouth would have to be closed
and you'd have to hum the M...

oh ****! consonants can be vowels...
  but your mouth has to be closed to turn them into
vowels!

- i rarely dream, but today i woke up from a dream,
like i already mentioned: every day is a birthday,
i go to bed, sleep, rarely dream... wake up:
born "again"...
    i was searching the meaning of the name Linda
yesterday... originally 'linde': ref. to the the lime tree...
don't ask me why...

but the dream wasn't visual...
it was: auditory...
                          only with a blink of the eye
upon waking and quickly closing it did i conjure
up what i heard...
i was talking to someone about the etymology of
words regarding chess pieces...

a mix of English and Polish and: clearly a third language
because... thinking back on it...
the etymology didn't make sense...

the names of chess pieces in English:
king         bishop
queen      knight
rook         pawn

the names of chess pieces in Polish:
król                              skoczek
hetman         ­               wieża
goniec (laufr)             pionek

    (mind you, these rubrics are mixed up,
    they're not like for like)

why is the hetman not a "queen": not damą
(potocznie) - as it was referenced to keep
with the vogue of the English tongue?
                      and how many women in the past
ever waged wars, beside Joan of Arc?

point being... the topic was about the bishop...
it turn out we were talking
about the term bishop originating in:
rolling barrel...
                                the laufr: lauframi...
giermek... someone who used to run in front of
someone's carriage: or rather: läufer...
properly...  i.e. lauframi gives only 1,240 results
in google...
but lauframi potocznie gives 7,120 results...
and the proper term: läufer and not laufr...
   since lauframi is plural... and the correct way
to cut out the plural would be to say: laufr...
without saying the word in Niemy...

                          i had to change around
lauframow nocleg
   into lauframov nocleg to get a google-whack...
a 1 result search... but it's not like in the good-old-days...
now that single search result
is hidden among about 5 different advertisements...
you're better off with 2 results... which is the former
with the W rather than the V...

well... anyway... this has been the most vivid
exclusively audible dream i've ever had...
it's jumbled by that third language i can't decipher:

rolling barrel... no... wait:
it wasn't even the word rolling...
certainly: baryla - i.e. baryła...
       or even the diminutive baryłka...
hopping? jumping...
the prefix: dam... dum...
                 biskup... that's bishop in Polish...
the third language: in dream-world context:
i don't think it was even a human language...

how did i come to this point in life:
i must have written (yesterday) that...
(while) walking through a *** desert
you become less and less thirsty as you walk further
without ***...
        you turn your attention to things like:
die eisenfaust am lanzenschaft -
a Teutonic crusader song...
     after the death of Barbarossa... funny how he
died... did that pickled ginger reach
Jerusalem in that barrel of his?

                did they pickle him or sustain his
body in... oh no... wait... medieval man...
well... apparently circa 1430 a(n)
                  Isidore from Chudov Monastery
discovered *****... Isidore...
   now: i didn't give consent to being baptised...
i sure as **** didn't give consent to being
    confirmed: i'm not confirmed...
i'm an apostate: last time i heard...
   Richard Dawkins has been confirmed...
atheist on a whim... i made my mind a long long
time ago... even if i met "god": i'd be running
to the devil to get the whole picture...
but if i were given the privilege of being confirmed
what was that name i was thinking of?
that third name? Isidore...

      anyway... barrel... Barbarossa... barta-blondine...
blonde moustache: that's me... i still don't understand
why my grandmother used to call it ginger...
then again: she used to call drinking beer
ingesting "empty calories"...
she never learned to ride a bicycle or swim...

what diacritical marker would you use on the ιota
to morph it into an e? so that barta-blondine
would become ala-dean?
    i.e. the -e would become an optional (e)?
i'm thinking... macron...
   barta-blondιn... wait wait... maybe that's it!
why is the hovering "halo" above the i and j even
necessary? surely there's no aesthetic improvement
if it was simply ι & ȷ:
   clearly you can easily confuse uppercase I with
a lowercase l and lowercase L with 1...

i'll just do the Hebrew from now on...
if my native tongue will spring up i'll just avoid
using the diacritical marks...
sort of hide them... not on purpose: perhaps on purpose...
too much fiddly bits and bobs...

oh hell: my throat is dry... i need some wine...
i shouldn't have added that tease of pink gin
into my coffee... well you know what they say...
even a little bit of gin in your coffee is better
than no coffee at all... sorry: gin...

           maybe that's why those girls simply:
never stick... around...
    i need something tremendous to wake my libido up...
last time i went on for several years without
getting intimate... but when my libido was woken:
and woken it was by grooming my female cat:
she raised her **** into my face because
i touched all the right spots... that was it...
i was cycling like mad through London trying
to avoid the one brothel i knew...
  
   obviously i ended up going there...
lucky for me the prostitutes changed...
    where i met Khedra... i want to see her again so bad
but i don't feel like underperforming....
there's no need...
            i need to get the mood... the mood...
i want to get thirsty:
and i tried not watching ******* to "wake up"
from being some "docile" whatever...
1 month sober: nope... that doesn't work either...
plus jerking off helps when you're constipated or
whatever bowel problems you have...

sure thing... ******* and water...
or water and the back of your neck...
  or your scalp... that tonsure region: the kippah aqua
hot-spot... or... the occipital bone... + water...
streaming down... good thing i have my *******...
that i wasn't mutilated by religious orthodoxy...
if i didn't have my *******: in some societies
i'd probably have a wife...
a wife that would have a hard time divorcing me...
save your foreskins! for god's sake!
or... whoever's sake...

no no: i get it... her past relationships... she was
playing the whole gimmick of Laurence... ****...
that's the Arabian guy...
Florence Nightingale: night-tin-gale...
she was trying to make these poor, broken men...
better...
            one being a woman and child boxer...
another abandon-er... another a ******* stiff-y...
me? oh shh shh... i drink a little write just as little
turn completely cuckoo in silence
          make my own wine bake my own cakes...
she couldn't figure me out: she ****** off when
she realised she couldn't improve me...
                      that i wasn't going to play the role:
her son's older brother...

                  i need to get my mojo back...
i feel like doing what i used to do:
hang around the brothel and rub my fingertips
on harsh coarse bricks before going in and touching...
pouches of flab and muscle and hidden bone...
too much of *** leaves nothing to the imagination...
i need to find my oasis: my fata morgana of an oasis (even)...

but first i need to shed off at least 2kg from the current
100kg i'm on... sure sure... it's more muscle than
anything... but i need to feel leaner...
but first... some wine...

— The End —