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Ya está guardado en la trena
Tu querido Escarramán,
Que unos alfileres vivos
Me prendieron sin pensar.
Andaba a caza de gangas,
Y grillos vine a cazar,
Que en mí cantan como en haza
Las noches de por San Juan.
Entrándome en la bayuca,
Llegándome a remojar
Cierta pendencia mosquito,
Que se ahogó en vino y pan,
Al trago sesenta y nueve,
Que apenas dije «Allá va»,
Me trajeron en volandas
Por medio de la Ciudad.
Como al ánima del sastre
Suelen los diablos llevar,
Iba en poder de corchetes
Tu desdichado jayán.
Al momento me embolsaron
Para más seguridad
En el calabozo fuerte
Donde los Godos están.
Hallé dentro a Cardeñoso,
Hombre de buena verdad,
Manco de tocar las cuerdas
Donde no quiso cantar.
Remolón fue hecho cuenta
De la sarta de la Mar,
Porque desabrigó a cuatro
De noche en el Arenal.
Su amiga la Coscolina
Se acogió con Cañamar,
Aquel que sin ser San Pedro,
Tiene llave universal.
Lobrezno está en la Capilla.
Dicen que le colgarán,
Sin ser día de su Santo,
Que es muy bellaca señal.
Sobre el pagar la patente
Nos venimos a encontrar
Yo y Perotudo el de Burgos:
Acabóse la amistad.
Hizo en mi cabeza tantos
Un jarro que fue orinal,
Y yo con medio cuchillo
Le trinché medio quijar.
Supiéronlo los señores
Que se lo dijo el Guardián,
Gran saludador de culpas,
Un fuelle de Satanás.
Y otra mañana a las once,
Víspera de San Millán,
Con chilladores delante
Y envaramiento detrás,
A espaldas vueltas me dieron
El usado centenar,
Que sobre los recibidos
Son ochocientos y más.
Fui de buen aire a caballo,
La espalda de par en par,
Cara como del que prueba
Cosa que le sabe mal;
Inclinada la cabeza
A Monseñor Cardenal;
Que el rebenque sin ser Papa,
Cría por su potestad.
A puras pencas se han vuelto
Cardo mis espaldas ya,
Por eso me hago de pencas
En el decir y el obrar.
Agridulce fue la mano,
Hubo azote garrafal,
El asno era una tortuga,
No se podia menear.
Sólo lo que tenía bueno
Ser mayor que un Dromedal,
Pues me vieron en Sevilla
Los moros de Mostagán.
No hubo en todos los ciento
Azote que echar a mal;
Pero a traición me los dieron:
No ne pueden agraviar.
Porque el pregón se entendiera
Con voz de más claridad,
Trajeron por pregonero
Las Sirenas de la Mar.
Envíanme por diez años
¡Sabe Dios quién los verá!
A que, dándola de palos,
Agravie toda la Mar.
Para batidor del agua
Dicen que me llevarán,
Y a ser de tanta sardina
Sacudidor y batán.
Si tienes honra, la Méndez,
Si me tienes voluntad,
Forzosa ocasión es ésta
En que lo puedes mostrar.
Contribúyeme con algo,
Pues es mi necesidad
Tal, que tomo del verdugo
Los jubones que me da;
Que tiempo vendrá, la Méndez,
Que alegre te alabarás
Que a Escarramán por tu causa
Le añudaron el tragar.
A la Pava del cercado,
A la Chirinos, Guzmán,
A la Zolla y a la Rocha,
A la Luisa y la Cerdán,
A Mama, y a Taita el viejo,
Que en la guarda vuestra están,
Y a toda la gurullada
Mis encomiendas darás.
Fecha en Sevilla, a los ciento
De este mes que corre ya,
El menor de tus Rufianes
Y el mayor de los de acá.
Francisco encaminábase a Perusa
y así le hablaba al compañero:

                                              «Hermano
León, oveja del Señor: si el fraile
Más humilde, los nombres de los astros
Todos supiera; y la virtud oculta
Lograra descubrir, con don arcano,
De las piedras, los árboles y el agua;
y entendiera el idioma de los pájaros,
Lo que hablan los insectos y las fieras
y las greyes que pastan en los prados,
Sabe que en eso no hay completa dicha».

y prosiguió después:
                                      «Óyeme, Hermano
León, oveja del Señor: si el fraile
Más humilde, las lenguas que se hablaron
y se hablan en el mundo comprendiera;
Si la ciencia que guardan los Sagrados
Libros su mente atesorar lograra,
y pudiera leer lo que los Santos
y los ángeles piensan en el Cielo,
y pudiera leer todo lo arcano,
Sabe que en eso no hay completa dicha».

y prosiguió después:
                                      «Óyeme, Hermano
León, oveja del Señor: si el fraile
Más humilde, pudiera al solo tacto
De las manos curar a los leprosos;
y sanara a los cojos y los mancos,
y a los ciegos la vista les volviera;
y si, la Ley Divina predicando,
Ablandara los duros corazones
Que viven en la sombra del pecado,
y a los infieles convirtiera a Cristo,
Que a todos abre los amantes brazos,
Sabe que en eso no hay dicha completa».

y prosiguió después:
                                      «Óyeme, Hermano
León, oveja del Señor: si turba
Hostil surgiera y nos cerrara el paso
Cuando a Perusa entremos, y de pronto
Hiciera de nosotros vil escarnio;
Luego nos arrancara las capuchas,
A los sayales nos lanzara fango,
Y después, bajo piedras y garrotes
En el arroyo exánimes quedáramos,
Tan sólo en eso habrá completa dicha».

Así decía, y se detuvo el Santo
En mitad de la cumbre. Desde el Catria
El sol iluminaba el hondo espacio.
El rumor del torrente no se oía,
Ni de las aves en el bosque el canto.

Y para Fray León aquel silencio
Fue una pregunta en la quietud del campo;
y tranquilo y humilde, hacia el Maestro
Alzó los ojos y le dijo: «¡Vamos!»
nana Apr 19
1.
Últimamente, me siento un poco fuera de mí, ya no logro reconocer quién soy, quién fui, todos los días siento este vacío, como si no entendiera nada del mundo, sólo recuerdo, de una forma extraña, cómo era antes, y no sé ya cuál de ellas dos soy yo, no sé si sigo siendo yo, sólo sé que todo me molesta, que ya no es lo mismo, que ni siquiera a quienes quiero logro tolerar. Sólo pienso en alguien, alguien que ya no existe, y a quien desprecio con todo mi ser, porque es la razón de mi locura, sé que ella es la culpable, por su culpa, sólo pienso en huir, sólo pienso en despreciar a los demás, porque ya no sé cómo amar, ya no tengo ese poder, siento que ya no lo tengo, y estoy desesperada, ¿quién soy yo, sin poder amar?
Fingir es tan agotador, y peor aún, es tener miedo, de lo que tú mismo eres capaz, porque ahora eres capaz de todo, menos de amar.
extrañaba escribir:)
Daniii Jun 14
Los amigos…
ellos no me exigen máscaras.
Me miran roto, torcido, a veces perdido,
y aun así me siguen llamando por mi nombre.
Me quieren en versión verdad,
no en versión perfecta.

Ellos no me celan,
me celebran.
No se molestan con mis alas,
me ayudan a extenderlas.

Y vos…
el especial,
el casi,
el que quiso ocupar un lugar en mi pecho,
pero no supo qué hacer con él.

Tu cariño venía con condiciones,
con cláusulas ocultas,
con la trampa de la posesión.

Querías verme feliz,
pero no más feliz sin vos.
Querías ser mi paz,
pero no soportabas mi calma sin tu nombre en ella.

Y yo…
yo creí que el amor venía con ternura,
con libertad,
con la alegría compartida de ver al otro crecer,
aunque no siempre te incluya.

Pero vos no amabas,
vos querías pertenecer.

Y eso es lo que muchos no entienden:
que hay una diferencia brutal
entre amar a alguien
y querer tenerlo.

Quien ama, libera.
Quien quiere poseer, vigila.
Quien ama, se alegra con tu luz,
quien quiere poseer, se molesta con tu brillo.

No me perdiste por otro,
te perdiste solo,
por no saber aplaudir lo que no podías controlar.

Fuiste ese casi algo
que se creía especial solo por ocupar un espacio.
Pero el alma no responde a lugares,
responde a gestos.

Y tus gestos eran celos.
Tu forma de “estar” era ausencia disfrazada de queja.
Tu manera de “cuidar” era una jaula emocional.

Yo necesitaba alguien que entendiera
que el amor no se mide en vigilancia,
sino en presencia sincera.

Y ahora entiendo:
algunos llegan no para quedarse,
sino para mostrarte lo que no merecés repetir.

Y vos fuiste eso.
El espejo donde vi todo lo que no quiero para mi vida.

Gracias por enseñarme
que los verdaderos vínculos
no controlan,
no exigen,
no se alimentan del miedo.

Los verdaderos vínculos…
acompañan.
Sostienen.
Se alegran con vos.


Y si no saben hacerlo,
no son amor.
Son ego.
Y el ego no abraza,
solo aprieta.


Derechos de autor ©️


~Daniii


Frase final “El que te ama, te aplaude. El que te cela, solo quiere que no vueles más alto que él.”


Consejo:No confundas nunca a quien quiere estar contigo,
con quien solo quiere que no estés con nadie más.

Una persona que te ama de verdad no compite con tus amigos,
no se pone celosa de tu sonrisa,
ni te quiere apagar para sentirse más importante.

El amor no es una jaula con barrotes invisibles.
El amor es el que te ve volar y te dice:
“¡Qué alto estás llegando, y qué hermoso es verte así!”

Cuidá a los que te empujan hacia tus sueños.
Y soltá, con paz, a quienes solo quieren verte quieto para no quedarse atrás.

Porque no estás para dar explicaciones cada vez que brillás…
Estás para compartir tu luz, no para pedir permiso para encenderla.

— The End —