Submit your work, meet writers and drop the ads. Become a member
Papagayo verde,
lorito real,
di tú lo que sabes
al sol que se va.   Tengo un olvido, Guiomar,
todo erizado de espinas,
hoja de nopal.   Cuando truena el cielo
(¡qué bonito está
para la blasfemia!)
y hay humo en el mar...   En los yermos altos
veo unos chopos de frío
y un camino blanco.   En aquella piedra
(¡tierras de la luna!)
¿nadie lo recuerda?   Azotan el limonar
las ráfagas de febrero.
No duermo por no soñar.  Sobre la maleza
las brujas de Macbeth
danzan en corro y gritan:
¡tú serás rey!
(thou shalt be king, all hail!)   Y en el ancho llano
«me quitarán la ventura
-dice el viejo hidalgo-,
me quitarán la ventura
no el corazón esforzado».   Con el sol que luce
más allá del tiempo
(¿quién ve la corona
de Macbeth sangriento?),
los encantadores
del buen caballero
bruñen los mohosos
harapos de hierro.
Bajo cristales, en vitrinas,
reposando estáis olvidados,
abanicos de sedas finas
en lejanos tiempos bordados.

Y os abrís, en un sepulcral
silencio, en fondo carmesí,
a la luz de tarde otoñal,
en el Museo de Cluny.

Y al pensar en lo que no existe,
encanto ayer y hoy desengaño,
decir parece el alma triste:
«¿Dónde están las nieves de antaño?»

¿En cuáles manos marfilinas
lucirían vuestros encajes,
en dulces citas vespertinas
bajo los trémulos boscajes?

Corte de los Luises de Francia,
reverencias ante el estrado...
¡Abanicos! ¡Sois la fragancia
Que va surgiendo del pasado!...

Fragancia que se desvanece
en ideal mundo risueño,
mientras el alma se adormece
en una bruma azul de ensueño.

Al veros, llegan a la mente
ecos de fiestas cortesanas,
cuando os plegabais lentamente
como al compas de las pavanas.

«¡Delfín! ¡Callad, os lo suplico!»
decía la rubia Marquesa,
y en tanto, tras el abanico,
reía una boca de fresa.

Restos de antigua aristocracia
que llevó del tiempo el turbión.
¡Cómo os abriríais con gracia
en los jardines del Trianón!

¡Y qué encantadores secretos
guardareis de épocas remotas,
cuando en Versalles, los minuetos
alternaban con las gaviotas!

Abanicos de sedas finas
que durmiendo estáis olvidados,
desde el fondo de las vitrinas
¡cómo evocáis tiempos pasados!
Sergio Lira Mar 2019
Llamé a la puerta del corazón, porque a quien el corazón deseaba
Vino, "¿quién llama?" Dije, "¡esclavo del corazón!"
Los brillantes rayos del amor brillaban a través de la grieta de la puerta
Sobre los transeúntes y encendían ese ***** profundo
Ola tras ola de encantadores rayos, mi corazón estaba sobrecargado
En comparación con esta luz brillante, la luna y el sol quedaron pálidos
Si la mente toma el mando, la esclavitud del corazón dará la orden
Pondrá una correa en la mente y en todo, y la sostendrá en su mano.
Esta emoción en el mundo, sirve solo para agitar
Y liberar cada cadena, con este gozoso estado de plenitud.
Su cuerpo emite luz, entronizado sobre el asiento del poderío
Del alma en su puerta se sienta encantada y lee mucho en esa vista
Él no es un mendicante, el  que habla poco pero dice mucho
Reflexiona sobre las reflexiones, ve todo lo que es mientras que mira "nada".
Todos los que han probado este vino se ven obligados a caminar en esta línea
Cada una de las nueve estrellas, con el diseño del corazón alineado.
De Tabriz, uno como Shams, llega para los buscadores del divino
Sustento en la viña del amor, el jardinero de la vid de tu alma.

                                      Rumi-Divan-e Shams

Tomado de la magnífica traducción al inglés de Shahriar Shahriari
Vancouver, Canada July 20, 1998

— The End —