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Cómo has cambiado, pelona,
cisco de carbonería.
Te has vuelto una negra mona
con tanta huachafería.

Te cambiaste las chancletas
por zapatos taco aguja,
y tu cabeza de bruja
la amarraste con peinetas.
Por no engordar sigues dietas
y estás flaca y hocicona.
Imitando a tu patrona
has aprendido a fumar.
Hasta en el modo de andar
cómo has cambiado, pelona.

Usas reloj de pulsera
y no sabes ver la hora.
Cuando un ***** te enamora
le tiras con la cartera.
¡Qué...! ¿También usas polvera?
permite que me sonría
¿Qué polvos se pone usía?:
¿ocre? ¿rosado? ¿rachel?
o le pones a tu piel
cisco de carbonería.

Te pintaste hasta el meñique
porque un blanco te miró
«¡Francica, botá frifró
que son comé venarique...!»
Perdona que te critique,
y si me río, perdona.
Antes eras tan pintona
con tu traje de percala
y hoy, por dártela de mala
te has vuelto una negra mona.

Deja ese estilo bellaco,
vuelve a ser la misma de antes.
Menos polvos, menos guantes,
menos humo de tabaco.
Vuelve con tu ***** flaco
que te adora todavía
Y si no, la policía
te va a llevar de la jeta
por dártela de coqueta
con tanta huachafería.
Y, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora, voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de ser, dolernos doblemente.
Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tanta cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tanta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.
Crece la desdicha, hermanos hombres,
más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crece
con la res de Rosseau, con nuestras barbas;
crece el mal por razones que ignoramos
y es una inundación con propios líquidos,
con propio barro y propia nube sólida!
Invierte el sufrimiento posiciones, da función
en que el humor acuoso es vertical
al pavimento,
el ojo es visto y esta oreja oída,
y esta oreja da nueve campanadas a la hora
del rayo, y nueve carcajadas
a la hora del trigo, y nueve sones hembras
a la hora del llanto, y nueve cánticos
a la hora del hambre y nueve truenos
y nueve látigos, menos un grito.
El dolor nos agarra, hermanos hombres,
por detrás, de perfil,
y nos aloca en los cinemas,
nos clava en los gramófonos,
nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente
a nuestros boletos, a nuestras cartas;
y es muy grave sufrir, puede uno orar...
Pues de resultas
del dolor, hay algunos
que nacen, otros crecen, otros mueren,
y otros que nacen y no mueren, otros
que sin haber nacido, mueren, y otros
que no nacen ni mueren (son los más).
Y también de resultas
del sufrimiento, estoy triste
hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,
de ver al pan, crucificado, al nabo,
ensangrentado,
llorando, a la cebolla,
al cereal, en general, harina,
a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,
al vino, un ecce-****,
tan pálida a la nieve, al sol tan ardido¹!
¡Cómo, hermanos humanos,
no deciros que ya no puedo y
ya no puedo con tanto cajón,
tanto minuto, tanta
lagartija y tanta
inversión, tanto lejos y tanta sed de sed!
Señor Ministro de Salud: ¿qué hacer?
¡Ah! desgraciadamente, hombre humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer.
Dijo el fulano presuntuoso /
hoy en el consulado
obtuve el habitual
certificado de existencia

consta aquí que estoy vivo
de manera que basta de calumnias

este papel soberbio / irrefutable
atestigua que existo

si me enfrento al espejo
y mi rostro no está
aguantaré sereno
despejado

¿no llevo acaso en la cartera
mi recién adquirido
mi flamante
certificado de existencia?

vivir / después de todo
no es tan fundamental
lo importante es que alguien
debidamente autorizado
certifique que uno
probadamente existe

cuando abro el diario y leo
mi propia necrológica
me apena que no sepan
qu estoy en condiciones
de mostrar dondequiera
y a quien sea
un vigente prolijo y minucioso
certificado de existencia

existo
luego pienso

¿cuántos zutanos andan por la calle
creyendo que están vivos
cuando en rigor carecen del genuino
irremplazable
soberano
certificado de existencia?
magalí Oct 2016
antes, inmensas, sentía que me miraban fijo desde las páginas mientras las trazaba, con miedo de usarlas y darles un significado tan vacío que dejarán de existir, que las convirtiera en la nada misma. y ahora pasaron de ser el manto que cubre el mundo a un pañuelo al fondo de mi cartera.
siempre tuve miedo de usarlas mal, de describir algo tan insignificante que sobrara todo lo que le diera. nunca se me ocurrió encontrarme con algo más grande que cualquier palabra, más complejo que lo que cualquier combinación de letras y espacios pueda llegar a ser.
las palabras nunca me fallaron hasta que hiciste que se vieran diminutas a tu lado.
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.  ¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.  No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.  Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.  Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas, 
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
starlaxs Apr 2019
es curioso cómo
hablamos de amor propio
sólo cuando nos dejan de querer
sólo de vez en cuando
pienso para siempre en cuánto
nos cuesta querernos
cuando alguien más nos quiere
más si nos quiere mal,
mas si nos quiere bien
quizás nos contagie querer bien
pero no me termina de pasar
¿hay alguien que quiera bien
si nadie nunca nos quiso bien?
¿cómo querer aprender a querer
si es más fácil desentenderse
y desaparecer
cuando se pone complicado?
y abandonar, antes de
ser abandonado
despertarme absolutamente solo
porque queman los abrazos
y nunca dejo de pensar
en que todos van a irse en cuanto puedan
así que me anclo a cáscaras
dejo la cartera en la puerta
todas las ventanas abiertas
y me dejo querer, quizás
en cuotas de un mes, quizás
si tenés suerte, un poco más
y te digo absolutamente todo de mí
para no decirte nada
no preguntes si no querés darte cuenta
de que no hay nada para decir
o quizás sólo no me interesa que lo sepas
si sólo me interesa tu lengua
no me hace sangrar, pero casi
después de siglos sigo verde
con el cuello violeta sosteniendo tu cabeza
con tus manos en mis tetas
y yo pienso, guau,
quizás sí te quiera
pero re que no
porque no sabés quién soy
y no me interesa lo que sos
afuera de mi imaginario
y sabé que yo estoy siempre
pero nunca estoy
porque no me necesitás
si yo no te necesito
y lo que necesito no me lo podés dar
eventualmente voy a estar bien
voy a saberme conocer
y puede ser que un día te la presente
cuando nazca y tenga nombre
hasta ahora soy un cuerpo
y un conjunto de recuerdos
así que tratame como tal
y no esperes mucho más de mí
¿no es acaso
lo que todos somos en el fondo?
¿está mal no ser nada?
bts - buenas tardes soco
¡Un pensamiento! Cosa
que harto me ha hecho pensar. ¿Habrá tormento
como esta flor, regalo de una hermosa
que me tiene cautivo el pensamiento?
Primero en el ojal de la levita,
después en la cartera...
¡Quién la ve tan marchita,
y ha unos meses, Dios mío, quién la viera!

Hoy creo, en este abismo
de cosas y de ideas tan terrible,
que se han vuelto uno mismo
un pensamiento flor y otro invisible.

Pero es lo peor del caso
que al ir volando el viento,
se llevará de paso
en su giro uno y otro pensamiento.

— The End —