No tengo ojos para verte, solo el corazón para latirte. ¿Cómo pedirle al olvido que no me roce? Si la soledad me acompaña entre tus recuerdos. Vaivenes de tu piel acalorada, la luz de mis pupilas con tu cara, Deudas interiores de tan solo sentimientos. Tu risa maldita quebró mi corazón, pero me inundó el alma. Tu arrogancia embriaga mis sentidos; Para morir eres tu la única arma.