Infames secretos; que se dilatan en el zar Infames ojos, de parpadeos rápidos y miradas caóticas Rubia platino, de tez victoriana. Prófuga del amor; secreto de azares y de bares, Añoranzas bucólicas y sonrisas fatuas De amor profundo hacia el pasado, de labios malva.
Incesante, llamando y buscándote a través de mí En el tiempo tácito y taciturno de noche dionisíaca. Apología a Herodes, o elegía de mis pasos muertos. La rubia platino se reía y ahí, todo me consumía, Añoranzas bucólicas, de vidas no vividas.
Perdido en naufragio, moribundo en desasosiego, Errante, pensante petulante e incapaz emisario de camelos. Cómplices de nuestras acciones, rubia platino, pero víctimas Prófugo de mis remotos recuerdos; miradas tibias.
Continuaba riendo, en el onírico espacio de mis pensamientos No he conocido su risa, y sin embargo [...ya la extraño]
La lluvia pesada cae sobre charcos huecos sin reflejo Miro, de reojo, en ellos, te observo