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Yorlan Jan 2
Hoy no puedo organizar mis ideas.
¡Qué extraño sentimiento!.
¡Tantas sensaciones preferiría borrar,
quizás para siempre!.

Mis pensamientos,
como flechas lanzadas al aire,
perforan cada momento de calma
y ahogan mi pecho.

Cada recuerdo me tortura,
golpeando mi mente
como miles de olas,
arrastrándome hacia el abismo
de la nostalgia.

Me apuñalan los cuchillos
de la desesperación,
que llegan de todas direcciones.

¡Cómo me consume no oír
su voz divina!,
...¡no poder besar
sus labios dulces!.

Mis neuronas se sienten
como barriles de pólvora chocando
entre las olas del mar.

Anhelo verla cada día
y tenerla para mí,
¡pero tenerla completa!.

No los domingos, ni en las fiestas,
no los lunes en la tarde
o cuando se aburra del resto.

La quiero, pero nunca a trozos,
nunca a migajas.
Sólo mía.

La quiero toda, la quiero clara,
fuego y libre,
llena de deseos sinceros,
sin dudas ni arrepentimientos.

Para la guerra de la noche
y la paz de la mañana.

Y para los celos también,
¿por qué no?,
para esos que terminan
en cariñosas mordidas territoriales.
La quiero sí. Pero no es mía.
Yorlan Jan 2
𝑶𝒕𝒓𝒂 𝒗𝒆𝒛 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒂𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒗𝒐𝒄𝒆𝒔 𝒂 𝒎𝒊,
𝒔𝒖𝒔𝒖𝒓𝒓𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒗𝒆́𝒓𝒕𝒊𝒈𝒐,
𝒂 𝒕𝒓𝒂𝒗𝒆́𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 𝒚 𝒆𝒍 𝒆𝒔𝒑𝒂𝒄𝒊𝒐.
𝑫𝒖𝒓𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒎𝒖𝒄𝒉𝒐 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 𝒍𝒂𝒔 𝒑𝒆𝒏𝒔𝒆́ 𝒆𝒙𝒕𝒊𝒏𝒕𝒂𝒔
𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒃𝒓𝒂𝒛𝒂𝒔 𝒉𝒖𝒎𝒆𝒂𝒏𝒕𝒆𝒔
𝒂𝒑𝒂𝒈𝒂𝒅𝒂𝒔 𝒃𝒂𝒋𝒐 𝒍𝒂 𝒍𝒍𝒖𝒗𝒊𝒂 𝒇𝒓𝒊́𝒂 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝒎𝒂𝒚𝒐 𝒂𝒔𝒐𝒍𝒂𝒅𝒐𝒓.
𝑴𝒆 𝒂𝒕𝒆𝒓𝒓𝒂 𝒆𝒔𝒄𝒖𝒄𝒉𝒂𝒓𝒍𝒂𝒔, 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒆𝒄𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐.
𝑴𝒊 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒃𝒍𝒂 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔. 𝑬𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒑𝒍𝒊𝒄𝒂𝒅𝒐.
𝑴𝒆 𝒅𝒂 𝒂𝒏𝒊𝒎𝒐𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒍𝒆𝒗𝒂𝒏𝒕𝒂𝒓𝒎𝒆,
𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒕𝒆𝒎𝒐 𝒂 𝒍𝒂 𝒄𝒂𝒊𝒅𝒂 𝒚 𝒔𝒖𝒔 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒆𝒄𝒖𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂𝒔,
𝒂𝒍 𝒂𝒓𝒅𝒊𝒅𝒐 𝒅𝒐𝒍𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒊 𝒑𝒆𝒄𝒉𝒐 𝒉𝒂 𝒔𝒖𝒇𝒓𝒊𝒅𝒐
𝒕𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔 𝒐𝒕𝒓𝒂𝒔 𝒗𝒆𝒄𝒆𝒔 𝒚𝒂,
𝒚 𝒂 𝒍𝒂𝒔 𝒊𝒅𝒆𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒄𝒂𝒃𝒆𝒛𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓𝒆𝒄𝒆𝒏
𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒖𝒏𝒂 𝒑𝒓𝒊𝒎𝒂𝒗𝒆𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒄𝒂𝒃𝒂
𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒐𝒕𝒐𝒏̃𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒊𝒍𝒖𝒄𝒊𝒐́𝒏.

— The End —