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Vestida con mantos negros
piensa que el mundo es chiquito
y el corazón es inmenso.
Vestida con mantos negros.
Piensa que el suspiro tierno
y el grito, desaparecen
en la corriente del viento.
Vestida con mantos negros.
Se dejó el balcón abierto
y el alba por el balcón
desembocó todo el cielo.
¡Ay yayayayay,
que vestida con mantos negros!
Marco Raimondi May 2017
Idália:
Glórias! Que do abismo dão-se as profundezas
E o paradoxo de uma noite escura à luz do dia
Mas que, perto de meus olhos, brilha acesa
A minha admiração magna que por ti sentia!
Tu és tudo, mais que humano
Mas apenas minhas pálpebras podem únicas sentir teu oceano.

Gaia:
Se em teus olhos vês beleza que denominas
Doce Idália, tem-te cuidado ao mundo que te inflama
Pois se hoje cintilas vida, amanhã serão ruínas
Que sucumbirão ao destino em chamas
Mede teus louvores nos horizontes desta terra,
Pois a natureza de tudo é mãe, até da mais funérea guerra!

Idália:
Fria terra sincera e de índole intensa,
Dei minha miséria e caí em pranto
Sem Deus piedoso, a meu sofrer não há recompensa!
Que farei se deste jardim, as flores desejo tanto?
Esta ventura de nada é pedido inocente
Formosa Gaia, como tortura-me em teu semblante ardente!

Gaia:
Se mais luzes sentes deste Sol coroado,
Muito te erras, raia filha, solenemente!
Se destes vastos campos sentes o céu azulado,
Há de regraciar na sombra teu espírito verdadeiramente!
Que fique tua plena vida manchada por amor,
Te lembrarás, quando desatar teus prantos em inocente dor

Idália:
De meus verdejantes olhares pressinto
A agonia formosa que tu angustias em tudo ser
Pois tu és a umbra, acolhedor recinto
E desse despontam tuas misérias, quais tristemente hão de se manter
Decifro há pouco as águas que beijam as areias
E clareia-me o ímpeto dos dilúvios com fúria tua tão cheia

Gaia:
De fúrias acusa-me teu espanto,
Mas a ti digo, quanto vigor menos,
Para o caos não jogar-te aos mantos
E a lembrar-te o sublime, em tempos tão pequenos!
Decrete-me tuas aflições, tua desventura
Que dói em meu reflexo, que em teus olhos pouco dura?

Idália:
Não digo! Há dentro d'alma tanta vida
Que desconfio, de minha, estar trancada em gelosia
Como recamo no céu de uma ave perdida
Suspiro descorada ânsia qual me havia
Ah! Atravessa-me este calor de eras a centos
Mas inda vejo airoso sopro no troar eterno dos ventos

Gaia:
Diga a cantar-te poder que nos iriantes astros amontoaste
E do mundo, os fundamentos volvia
Destas águas de criação, tu já breve, encerraste?
Lembra-te do sol de primavera, qual no vácuo as solidões enchia
Que importa se és rasga enganadora?
Se de minhas mãos saíram as raízes desta terra traidora!?

Idália:
É o destino, luz que empalidece e minh'alma estua,
Quando campo mi'a pele palpita tua alvura,
Deste infinito toco sublimado nascer de nívea Lua
Posto que, no brilho desta, cuja noite torna pura
O presente esmaece e crio-me, do fato, fugidia errante,
Como o lírio qual coroa abre pobre, por grato instante
Os versos da primeira cena não estão por vez finalizados, inclusive estes que aqui estão podem sofrer mudanças consequentes de suas adaptações, porque foram pouco revisados. Tratam-se, portanto, apenas de alguns fragmentos.
Victor Marques Oct 2013
ADORMECIDO NOS SONHOS VIVIDOS

Entre margens dos rios conhecidos,
Sonho com sonhos vividos.
Anseios nobres e sonolentos,
Adormecido em quentes mantos.

Serei sepultado com folhas mortas,
Com videiras, oliveiras, belas hortas.
No ermo ressuscitarei feito luz,
Com a bandeira do amor a Jesus…!

Tenho um carinho excelso pelas gentes singulares,
Feitas de um amor e seus sentidos olhares.
Paraíso de saudades já vividas,
Memórias nunca esquecidas.

Recordações de tudo que me apaixonou,
Da terra que sempre me amou.
Horas paradas nos salgueiros do ribeiro,
Sou do Castanheiro…

Um abraço com carinho e amizade
Victor Marques
terra, nascimento,douro,Castanheiro
Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas,
y en traje de cañón, las parameras
donde cultiva el hombre raíces y esperanzas,
y llueve sal, y esparce calaveras.
Verdura de las eras,
¿qué tiempo prevalece la alegría?
El sol pudre la sangre, la cubre de asechanzas
y hace brotar la sombra más sombría.
El dolor y su manto
vienen una vez más a nuestro encuentro.
Y una vez más al callejón del llanto
lluviosamente entro.
Siempre me veo dentro
de esta sombra de acíbar revocada,
amasado con ojos y bordones,
que un candil de agonía tiene puesto a la entrada
y un rabioso collar de corazones.
Llorar dentro de un pozo,
en la misma raíz desconsolada
del agua, del sollozo,
del corazón quisiera:
donde nadie me viera la voz ni la mirada,
ni restos de mis lágrimas me viera.
Entro despacio, se me cae la frente
despacio, el corazón se me desgarra
despacio, y despaciosa y negramente
vuelvo a llorar al pie de una guitarra.
Entre todos los muertos de elegía,
sin olvidar el eco de ninguno,
por haber resonado más en el alma mía,
la mano de mi llanto escoge uno.
Federico García
hasta ayer se llamó: polvo se llama.
Ayer tuvo un espacio bajo el día
que hoy el hoyo le da bajo la grama.
¡Tanto fue! ¡Tanto fuiste y ya no eres!
Tu agitada alegría,
que agitaba columnas y alfileres,
de tus dientes arrancas y sacudes,
y ya te pones triste, y sólo quieres
ya el paraíso de los ataúdes.
Vestido de esqueleto,
durmiéndote de plomo,
de indiferencia armado y de respeto,
te veo entre tus cejas si me asomo.
Se ha llevado tu vida de palomo,
que ceñía de espuma
y de arrullos el cielo y las ventanas,
como un raudal de pluma
el viento que se lleva las semanas.
Primo de las manzanas,
no podrá con tu savia la carcoma,
no podrá con tu muerte la lengua del gusano,
y para dar salud fiera a su poma
elegirá tus huesos el manzano.
Cegado el manantial de tu saliva,
hijo de la paloma,
nieto del ruiseñor y de la oliva:
serás, mientras la tierra vaya y vuelva,
esposo siempre de la siempreviva,
estiércol padre de la madreselva.
¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla,
pero qué injustamente arrebatada!
No sabe andar despacio, y acuchilla
cuando menos se espera su turbia cuchillada.
Tú, el más firme edificio, destruido,
tú, el gavilán más alto, desplomado,
tú, el más grande rugido,
callado, y más callado, y más callado.
Caiga tu alegre sangre de granado,
como un derrumbamiento de martillos feroces,
sobre quien te detuvo mortalmente.
Salivazos y hoces
caigan sobre la mancha de su frente.
Muere un poeta y la creación se siente
herida y moribunda en las entrañas.
Un cósmico temblor de escalofríos
mueve temiblemente las montañas,
un resplandor de muerte la matriz de los ríos.
Oigo pueblos de ayes y valles de lamentos,
veo un bosque de ojos nunca enjutos,
avenidas de lágrimas y mantos:
y en torbellino de hojas y de vientos,
lutos tras otros lutos y otros lutos,
llantos tras otros llantos y otros llantos.
No aventarán, no arrastrarán tus huesos,
volcán de arrope, trueno de panales,
poeta entretejido, dulce, amargo,
que al calor de los besos
sentiste, entre dos largas hileras de puñales,
largo amor, muerte larga, fuego largo.
Por hacer a tu muerte compañía,
vienen poblando todos los rincones
del cielo y de la tierra bandadas de armonía,
relámpagos de azules vibraciones.
Crótalos granizados a montones,
batallones de flautas, panderos y gitanos,
ráfagas de abejorros y violines,
tormentas de guitarras y pianos,
irrupciones de trompas y clarines.
Pero el silencio puede más que tanto instrumento.
Silencioso, desierto, polvoriento
en la muerte desierta,
parece que tu lengua, que tu aliento,
los ha cerrado el golpe de una puerta.
Como si paseara con tu sombra,
paseo con la mía
por una tierra que el silencio alfombra,
que el ciprés apetece más sombría.
Rodea mi garganta tu agonía
como un hierro de horca
y pruebo una bebida funeraria.
Tú sabes, Federico García Lorca,
que soy de los que gozan una muerte diaria.
¿Fue en las islas de las rosas,
en el país de los sueños,
en donde hay niños risueños
y enjambre de mariposas?
Quizá.
              En sus grutas doradas,
con sus diademas de oro,
allí estaban, como un coro
de reinas, todas las hadas.
  Las que tienen prisioneros
a los silfos de la luz,
las que andan con un capuz
salpicado de luceros.
  Las que mantos de escarlata
lucen con regio donaire,
y las que hienden el aire
con su varita de plata.
  ¿Era día o noche?
                                        El astro
de la niebla sobre el tul,
florecía en campo azul
como un lirio de alabastro.
  Su peplo de oro la incierta
alba ya había tendido.
Era la hora en que en su nido
toda alondra se despierta.
  Temblaba el limpio cristal
del rocío de la noche,
y estaba entreabierto el broche
de la flor primaveral.
  Y en aquella región que era
de la luz y la fortuna,
cantaban un himno, a una,
ave, aurora y primavera.
  Las hadas -aquella tropa
brillante-, Delia, que he dicho,
por un extraño capricho
fabricaron una copa.
  Rara, bella, sin igual,
y tan pura como bella,
pues aún no ha bebido en ella
ninguna boca mortal.
  De una azucena gentil
hicieron el cáliz leve,
que era de polvo de nieve
y palidez de marfil.
  Y la base fue formada
con un trémulo suspiro,
de reflejos de zafiro
y de luz cristalizada.
  La copa hecha se pensó
en qué se pondría en ella
(que es el todo, niña bella,
de lo que te cuento yo).
  Una dijo: -La ilusión;
otra dijo: -La belleza;
otra dijo: -La riqueza;
y otra más: -El corazón.
  La Reina Mab, que es discreta,
dijo a la espléndida tropa:
-Que se ponga en esa copa
la felicidad completa.
  Y cuando habló Reina tal,
produjo aplausos y asombros.
Llevaba sobre sus hombros
su soberbio manto real.
  Dejó caer la divina
Reina de acento sonoro,
algo como gotas de oro
de una flauta cristalina.
  Ya la Reina Mab habló;
cesó su olímpico gesto,
y las hadas tanto han puesto
que la copa se llenó.
  Amor, delicia, verdad,
dicha, esplendor y riqueza,
fe, poderío, belleza...
¡Toda la felicidad!...
  Y esta copa se guardó
pura, sola, inmaculada.
¿Dónde?
                    En una isla ignorada.
¿De dónde?
                            ¡Se me olvidó!...
  ¿Fue en las islas de las rosas,
en el país de los sueños,
en donde hay niños risueños
y enjambres de mariposas?   Esto nada importa aquí,
pues por decirte escribía
que esta copa, niña mía,
la deseo para ti.
Es media noche; la luna
Irradia en el firmamento;
Y riza al pasar el viento
Las ondas de la laguna.

En el bosque secular,
Y entre el tupido ramaje,
Turba el pájaro salvaje
La quietud con su cantar.

Y entre los contornos vagos
Del horizonte, a lo lejos
Brillan cual claros espejos,
Al pie del monte, los lagos.

Yace en paz, sola y rendida
De Tenoch la ciudad bella,
Parece que impera en ella
La muerte más que la vida.

Y no es ficción, es verdad;
Que fue tan triste su suerte
Que la orillan a la muerte
El luto y la soledad.
Su esplendor está apagado
De la guerra al terremoto;
El gran huebuetl está roto
Y el teponaxtle callado.

No alumbra el teocal, la luz
Del copal de suave aroma,
Porque el teocal se desploma
Bajo el peso de la cruz.

No cubren mantos de pluma
Los cuerpos de altivos reyes;
Tiene otro Dios y otras leyes
La tierra de Moctezuma.

Y ante este Dios y esta ley
Que transforman su recinto
Sólo al César Carlos Quinto
Reconoce como rey.

¡Cuántos heroicos afanes!
¡Cuántos horribles estragos
Han visto bosques y lagos,
Ventisqueros y volcanes!

Está el palacio vacío
Sin pompas ni ricas galas;
Desiertas se ven sus salas
Su exterior mudo y sombrío.

Y zumba en su derredor
Sel viento la aguda queja,
Como un suspiro que deja
Honda impresión de dolor.

Es el profundo lamento
De una raza sin fortuna:
¡La sangre que en la laguna
Flota y se queja en el viento!

Por eso duerme rendida
De Tenoch la ciudad bella,
Como si imperase en ella
La muerte más que la vida.
Frente a la anchurosa plaza,
Cerca del teocal sagrado
Y del palacio olvidado
Que pronta ruina amenaza,

Donde con riqueza suma
Viviera, en tiempo mejor,
Axayacatl el señor
Y padre de Moctezuma,

En corta y estrecha calle
Desde la cual, el que pasa
Mira fabricar la casa
Del alto marqués del Valle.

Así en la noche sombría
Como en la tarde callada
Y al fulgor de la alborada
Con que nace el nuevo día,

En toscas piedras sentado
Y con harapos vestido,
Entre las manos hundido
El semblante demacrado;

Un hombre de aspecto rudo,
Imagen de desventura,
Siempre en la misma postura,
Y como una estatua muda,

Inclinada la cabeza,
Allí lo encuentra la gente,
como la expresión viviente
De la más honda tristeza.

¿En qué piensa? ¿Qué medita?
¿Qué dolor su alma destroza
Que ni llora, ni solloza,
Ni se queja, ni se agita?

En su conjunto reviste
Tanta tristeza ignorada,
Que la gente acostumbrada
clama al verlo: «¡el indio triste!»

Le conocen por tal nombre
En el pueblo y la nobleza,
Y dicen: es la tristeza
Que tiene formas de hombre.

A nadie llegó a contar
Su tenaz dolor profundo;
Siempre triste lo vio el mundo
En aquel mismo lugar;

Tal vez fue algún descendiente
De los nobles mejicanos,
Que al ver en extrañas manos
Y en poder de extraña gente

La nación que libre un día
Vivió con riqueza y calma
Sintió en el fondo del alma
Horrible melancolía.

Y sin ninguna amenaza,
Viendo a su nación cautiva,
Fue la expresión muda y viva
De la aflicción de su raza.

Muchos años se le vio
En igual sitio sentado,
Y allí pobre y resignado
De su tristeza murió.

Su desconocida historia
Al vulgo pasma y arredra,
Y en tosca estatua de piedra
Honrar quiso su memoria.

La estatua al cabo cayó,
Que al tiempo nada resiste,
Y «Calle del Indio Triste»
Esa calle se llamó,

Sin poder averiguar
Con ciencia ni sutileza
La causa de la tristeza
Del indio de aquel lugar;

Pero en nuestro hermoso valle,
Y en nuestra mejor ciudad,
Pasan de edad en edad
Ese nombre y esa calle.
Victor Marques Nov 2017
A meus pais com todo o meu amor ....


Sentado olho para o lume aceso que me aquece,
Dou graças por tudo que me enobrece,
Amigos que tenho em meu coração,
Pedaços de folhas e solidão …
Por meus pais eu tenho uma gratidão infinita,
Olho para o céu e tudo me parece divinal,
Pois quem sou eu afinal…
Pensamento sublime de quem com amor se dignifica.
Sem nascimento eu não escreveria com alma pura sem demagogia,
Sou feito das gentes e do seu amor que me vicia,
Sobre rochas de granito e xisto misturados,
Escrevo com a franqueza de meus antepassados.
Porque nascendo e vivendo em constante sintonia,
Me rejubilo com o sol ao meio dia,
Com a noite me aconchego em quentes mantos,
Perdido em sonhos e pensamentos.
Victor Marques
amor,pais , terra
El viejo pozo de mi vieja casa
sobre cuyo brocal mi infancia tantas veces
se clavaba de codos, buscando el vaticinio
de la tortuga, o bien el iris de los peces,
es un compendio de ilusión
y de históricas pequeñeces.
Ni tortuga, ni pez; sólo el venero
que mantiene su estrofa concéntrica en el agua
y que dio fe del ósculo primero
que por 1850 unió las bocas
de mi abuelo y mi abuela... ¡Recurso lisonjero
con que los generosos hados
dejan caer un galardón fragante
encima de los desposados!
Besarse, en un remedo bíblico, junto al pozo,
y que la boca amada trascienda a fresco gozo
de manantial, y que el amor se profundice,
en la pareja que lo siente,
como el hondo venero providente...
En la pupila líquida del pozo
espejábanse, en años remotos, los claveles
de una maceta; más la arquitectura
ágil de las cabezas de dos o tres corceles,
prófugos del corral; más la rama encorvada
de un durazno; y en época de mayor lejanía
también se retrataban en el pozo
aquellas adorables señoras en que ardía
la devoción católica y la brasa de Eros;
suaves antepasadas, cuyo pecho lucía
descotado, y que iban, con tiesura y remilgo,
a entrecerrar los ojos a un palco a la zarzuela,
con peinados de torre y con vertiginosas
peinetas de carey. Del teatro a la Vela
Perpetua, ya muy lisas y muy arrebujadas
en la negrura de sus mantos.
Evoco, todo trémulo, a estas antepasadas
porque heredé de ellas el afán temerario
de mezclar tierra y cielo, afán que me ha metido
en tan graves aprietos en el confesionario.
En una mala noche de saqueo y de política
que los beligerantes tuvieron como norma
equivocar la fe con la rapiña, al grito
de «¡Religión y Fueros!» y «¡Viva la Reforma!»,
una de mis geniales tías,
que tenía sus ideas prácticas sobre aquellas
intempestivas griterías,
y que en aquella lucha no siguió otro partido
que el de cuidar los cortos ahorros de mi abuelo,
tomó cuatro talegas y con un decidido
brazo las arrojó en el pozo, perturbando
la expectación de la hora ingrata
con un estrépito de plata.
Hoy cuentan que mi tía se aparece a las once
y que, cumpliendo su destino
de tesorera fiel, arroja sus talegas
con un ahogado estrépito argentino.
Las paredes del pozo, con un tapiz de lama
y con un centelleo de gotas cristalinas,
eran como el camino de esperanza en que todos
hemos llorado un poco... Y aquellas peregrinas
veladas de mayo y junio
mostráronme del pozo el secreto de amor:
preguntaba el durazno: «¿Quién es Ella?»,
y el pozo, que todo lo copiaba, respondía
no copiando más que una sola estrella.
El pozo me quería senilmente; aquel pozo
abundaba en lecciones de fortaleza, de alta
discreción, y de plenitud...
Pero hoy, que su enseñanza de otros tiempos me falta,
comprendo que fui apenas un alumno ******
con aquel taciturno catedrático,
porque en mi diario empeño no he podido lograr
hacerme abismo y que la estrella amada,
al asomarse a mí, pierda pisada.
Victor D López Dec 2019
Aunque estoy parado en los hombros de gigantes, no veo mucho más lejos que el puente de mi nariz.
La culpa es mía. La vergüenza es mía.  Pues no soy digno de ustedes, mis queridos muertos.

Parte I - Emilio (abuelo materno)
Su crimen fue su inteligencia y su posesión de una conciencia social,
Que le hizo anhelar ver a su amada España permanecer libre y le impidió tolerar a fascistas.
No porto armas, aborrecía todo tipo de violencia. No incito la rebelión,
Aunque se rebeló contra los enemigos de la libertad nacionales y extranjeros.

Fue apasionadamente un idealista que, en un tiempo de oscuridad, se aferraba a la
Creencia en la perfectibilidad del espíritu humano.  No pudo soportar las mentiras que los periódicos Regionales llevaban diariamente y tradujo noticias de los periódicos estadounidenses y británicos sobre La creciente tormenta, compartiendo la verdad libremente con todos los que le escuchaban.

Dio discursos y escribió discursos dados por otros en apoyo a un condenada República,
Derrumbándose bajo el peso de su propia incompetencia y corrupción.
Le avisaron amigos de su inminente arresto y le ofrecieron pasaje a Estados Unidos o a
Buenos Aires donde muchos de sus amigos ya habían encontrado refugio.

Pero no conseguirían pasaje para su esposa y nueve hijos, y se negó a abandonarlos a su suerte.
Ellos vinieron por usted, como siempre, en medio de la noche, esos cobardes con rostros severos Escondidos detrás de ametralladoras.  Le llevaron preso, no por la primera vez, al Castillo de San Antón, una fortaleza en una bahía hermosa y tranquila, y lo transfirieron a otros calabozos.

Le arrancaron las uñas, una por una, y esos sus más tiernas caricias, mientras le pidieron nombres.
Lo que soportó, solo Dios lo sabe, mediante meses, y fue condenado a muerte como un traidor.
Le abrían fusilado en La Plaza de María Pita. Pero la República tenía amigos, hasta entre algunos oficiales Fascistas, y uno de ellos le abrió la puerta de su celda en la víspera de su ejecución.

Había sido transferido al Castillo de San Antón a esperar su sentencia. No obstante de haber contraído Tuberculosis entonces, sin embargo, según mi abuela, logro nadar de A Coruña a Sada a través de la Bahía en una noche sin luna, a la seguridad en el hogar de otro patriota que arriesgo su vida y la de su Familia para esconderle en su sótano y realizo un viaje de muchos kilómetros a pie para encontrar a su esposa.

Encontró su casa y le informo a su esposa del inesperado aplazamiento, y le pidió que enviara alguna
Ropa y zapatos para reemplazar sus trapos sucios.  Su hija mayor, María, insistió en
Acompañar a ese honrado desconocido, llevando cuanta ropa, comida y afectos personales
Pudo rápidamente recoger para llevárselos, sin saber cuándo le podría volver a ver.
De vez en cuando acepto la hospitalidad de una noche de estancia en el desván o ático de un Simpatizante republicano, los cuales no eran difíciles de encontrar en una Galicia
Ferozmente independiente bajo el yugo de uno de los suyos.
Pero sobre todo vivido en el bosque, con guerrilleros activos durante años.

Vivió con todas las comodidades de un animal cazado con otros que no cederían,
Cuyo mayor delito consistió en estar en el lado equivocado de una causa perdida.
Espero que le diese algo de consuelo el saber que estabas en el lado derecho de la historia.
No se lo dio a su esposa ni a sus nueve hijos.

Usted pagó muchos inimaginables sacrificios como penitencia por su conciencia.
Una vez al mes o más, después de pasado algún tiempo, visitó su esposa e hijos. Le introdujeron a los Más pequeños como un tío que vivía lejos. No sabían ellos que el barbudo salvaje que pagaba estas Visitas en media noche y se despedía antes de amanecer llevando puesta la ropa vieja y limpia de papa.

Los más mayores, María, Josefa, Juan y Toñita, todos aun en su adolescencia, les decían a los más Pequeños que su "tío" portaba noticias de su padre. Los niños más jóvenes, aun vistiendo los mantos Deshilachados de su inocencia, aceptaban esto, no cuestionando por qué se quedaba en el cuarto de Mamá toda la noche y se había ido siempre antes que despertaron la mañana siguiente.

No puedo concebir la profundidad de su angustia en tener que interpretar el papel de un extraño en su Propia casa, de no poder abrazar a sus hijos más pequeños quienes adoraba, para prevenir que los Vecinos fascistas quienes trataban a menudo de adquirir informes de ellos con pasteles y dulces en Tiempos de hambre, tratando de usar su Inocencia como un arma contra usted.

Sus padres eran relativamente ricos empresarios que cultivan el mar pero lo desheredaron—
Tal vez por su forma de actuar, tal vez por elegir a emigrar, negándose a unirse a la empresa familiar o Tal vez por casarse por amor en la ciudad de Nueva York con una joven sumamente trabajadora pero De clase humilde y estación social inferior en los ojos de sus padres.

Vivió lo suficiente para ver el fin de la guerra civil, pero no a su amada España liberada de sus cadenas.
Falleció antes de sufrir las consecuencias de la guerra cuyo fin fue el preludio de décadas de
Angustiantes cosechas de angustia y Amargura a quienes la sobrevivieron.
No se salvaron de esa cosecha su esposa y sus hijos.

No hay libros que graben su nombre. La mayoría de quienes le conocieron están muertos.
No obstante, siete décadas después de su fallecimiento aun aparecen en su nicho flores en el Cementerio de Fontan que guarda sus cenizas y las de su hijo mayor, Juan y su hija,
Toñita, quienes murieron aún mucho más jóvenes que usted, a los 19 y 15 años.

También yacen allí las cenizas de su esposa, Remedios, donde el
Honor, la bondad, la decencia, y un Corazón puro y deshecho en su
Muy corta vida por un mundo muy poco merecedor de su
Presencia finalmente descansan en paz.

____
Translated from my English original poem "Unsung Heroes -- Part I: Emilio (Maternal Grandfather)" available in its original English version here: https://hellopoetry.com/poem/2904353/unsung-heroes-1-emilio-maternal-grandfather/
My reading of this poem in its English original version is available at https://www.youtube.com/watch?v=5FXkhtOltEc
Karla Stripes Sep 2017
Te escribo esta noche
porque me encuentro perdida,
entre pensamientos y recuerdos.

Te escribo esta noche
porque es mejor pensarte y anotarte,
que intentar olvidarte.

Quiero ser eso que buscas amar
Quiero ser lo que te alegre el día,
el año y  la vida.

Te escribo con sentimiento puro desde lo profundo.
Te escribo con sentimientos reales y notables.

Y, es que ...
esta noche estoy tan hundida
que temo quedarme ahogada y podrida.

Ya no soy espiga fresca y ondeante en fertiles campos.
soy piedra humenate, exiliada en los mantos.
En el atrio: una reunión de ciegos auténticos, hasta con placa, una jauría de chicuelos, que ladra por una perra.

La iglesia se refrigera para que no se le derritan los ojos y los brazos... de los exvotos.

Bajo sus mantos rígidos, las vírgenes enjugan lágrimas de rubí. Algunas tienen cabelleras de cola de caballo. Otras usan de alfiletero el corazón.

Un cencerro de llaves impregna la penumbra de un pesado olor a sacristía. Al persignarse revive en una vieja un ancestral orangután.

Y mientras, frente al altar mayor, a las mujeres se les licua el **** contemplando un crucifijo que sangra por sus sesenta y seis costillas, el cura mastica una plegaria como un pedazo de "chewing gum".
Fortes Jun 2018
se encontram no cruzamento
de uma grande encruzilhada
em cada canto uma paulada
refletida em cada rua
através uma mensagem crua
e nua

que no início não era tua
mas que ecoou na tua mente
até o tempo presente
e agora eu sei que tu sente
aquela sensação pendente
na tua mente

começou com uma frase
e depois veio a emoção
no fim do dia tu sabia
e sentia tudo aquilo que fingia
que não existia

e agora é tu ali
no meio daquelas ruas
gritando aos 4 cantos
se livrando dos teus mantos

chegou em outra encruzilhada
uma ainda não marcada
pelas vozes mascaradas
dentro dessa mente que ferve e emerge a todo tempo


guria, pega tuas palavras
e gruda elas nos ventos
que te cercam
eu sei que alguém vai ouvir
e sem tu precisar pedir
toda essa tua luta vai bater num grande espelho
e logo vai refletir

não te cala
grita
usa tua voz como tinta
e pinta
o tempo
porque mais tarde bate um vento

e aí pronto
ecoou de ti pra outro

— The End —