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Si fuera de mi amor verdad el fuego,
él caminara a tu divina esfera;
pero es cometa que corrió ligera
con resplandor que se deshizo luego.
¡Qué deseoso de tus brazos llego
cuando el temor mis culpas considera!
mas si mi amor en ti no persevera,
¿en qué centro mortal tendrá sosiego?
Voy a buscarte, y cuanto más te encuentro,
menos reparo en ti, Cordero manso,
aunque me buscas tú del alma adentro.
Pero dime, Señor: si hallar descanso
no puede el alma fuera de su centro,
y estoy fuera de ti, ¿cómo descanso?
Xix
Volví clandestinamente a Buenos Aires en mayo de 1978. Estaba bella la ciudad.

Mejor dicho, bellísima bajo esos días de mayo en que el otoño porteño admite un fuego, una calor de primavera muriendo o por nacer, nunca se sabe.

Me habían aconsejado que no caminara por el centro, que no frecuentara los sitios que solía frecuentar. Naturalmente: caminé por el centro, por los sitios que solía caminar. ¿Quién me iba a reconocer?

¿No estaba muerto Paco? ¿No habían secuestrado a Rodolfo y a Haroldo? ¿No habían matado al Jote, al Lino, a Josefina, a Dardo, a la Diana, tal vez? El restorán donde mi hijo escribió un poema sobre el mantel de estraza, este poema:


        La oveja negra
        pace en el campo *****
        sobre la nieve negra
        bajo la noche negra
        junto a la ciudad negra
        donde lloro vestido de rojo

el restorán estaba abierto, pero a mi hijo lo habían secuestrado dos años atrás y nunca supe de su suerte. Su mujer estaba encinta de siete meses cuando la secuestraron con él.

Leí los diarios de la época. En "La Opinión" -donde alguna vez trabajé, que alguna vez fundé-, un compañero intelectual de la izquierda (ex compañero o ex izquierda) sumaba su vocecita paga a la propaganda de la dictadura militar. El diario era de los militares para entonces, el ex compañero o ex izquierda también.

Hago esfuerzos y no alcanzo a recordar su nombre. Era cuentista, o algo así, como su mujer, que se cagaba en Rosa Luxemburgo desde posiciones de izquierda. Tenía un ano de izquierda que no le habrá impedido evacuar la pitanza militar.

— The End —