Con tu palabra última -adiós- anoche encadenaste la noche a tu silencio. Aunque el rayo de sol en los ojos me hiera con su ciega evidencia, la noche limpia y pura tal como anoche era tu silencio conserva. Y no se irá a su nada, secreta, ultraterrena, hasta que tú, con la primer palabra de tus labios de hoy -adiós- crees el día.