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Mientras comían juntos y distantes y tensos
ella muy lentamente y él como ensimismado
hablaban con medida y doble parsimonia
de temas importantes y de algunos quebrantos

entonces como siempre o como casi siempre
el desvelo social condujo a la cultura
así que por la noche se fueron al teatro
sin tocarse un ojal ni siquiera una uña

su sonrisa       la de ella
era como una oferta un anuncio un esbozo
su mirada       la de él
iba tomando nota de cómo eran sus ojos

y como a la salida soplaba un aire frío
y unos dedos muy blancos indefensos y tristes
apenas asomaban por las sandalias de ella
no hubo más remedio que entrar en un boliche

y ya que el camarero se demoraba tanto
llegaron cautelosos hasta la confidencia
extra seca y sin hielo por favor       y fumaron
y entre el humo el amor era un rostro en la niebla

en sus labios       los de él
el silencio era espera la noticia era el frío
en su casa       la de ella
halló café instantáneo y confianza y cobijo

una hora tan sólo de memoria y sondeos
hasta que sobrevino un silencio a dos voces
como cualquiera sabe en tales circunstancias
es arduo decir algo que realmente no sobre

él probó       sólo falta que me quede a dormir
y ella también probó       y por qué no te quedas
y él sin mirarla       no me lo digas dos veces
y ella en voz baja       bueno y por qué no te quedas

y sus labios       los de él
se quedaron gustosos a besar sin usura
sus pies fríos       los de ella
que eran sólo el comienzo de la noche desnuda

fueron investigando deshojando nombrando
proponiéndose metas       preguntando a los cuerpos
mientras la madrugada y los temas candentes
conciliaban el sueño que no durmieron ellos

quién hubiera previsto aquella tarde
que el amor ese célebre informal
se dedicara a ellos tan formales
Bendita seas...
Fuiste algo blanco, muy blanco y puro,
en la agonía del hierro oscuro
donde se abrían las negras rosas de mis ideas...

Porque al amarme desvaneciste
mis negaciones hondas y ateas;
porque eres buena, porque eres triste,
bendita seas.

Porque endulzaste mis desalientos,
porque encantaste mis desencantos,
porque elevaste mis pensamientos;
porque al mirarme tus ojos santos
se iluminaron mis sufrimientos
y mis quebrantos;

porque curaste, caritativa,
todas las llagas de mis peleas;
por delicada, por comprensiva,
bendita seas...

porque tú fuiste como un remanso
para el estruendo de mis mareas;
porque me diste paz y descanso,
¡bendita seas!

Hoy voy de nuevo por el camino
do en polvo escriben mi vida inquieta
mis pies llagados de peregrino,
oyendo a un ave de dulce trino
que rima versos como un poeta,
y viendo siempre la gris silueta
de mi destino...

pero, en la hora de la parida,
cuando sus fauces abre lo arcano,
y, como un ala, tiembla en la mano
la despedida;

cuando mi viaje sin rumbo emprendo,
ensombrecido por el estruendo
de mis mareas;
cuando de nuevo mi andanza sigo,
porque me amaste, porque me diste
las dulcedumbres de tu alma triste,
yo te bendigo...
¡Bendita seas!
Mercedes M Bell Oct 2020
Quería una escalera muy alta,
trepar por las gotas de agua,
escalar las nubes empinadas,
volar lejos sin tener alas,
encender las luciérnagas
anidando en el mar verde del cielo.

Quería un rayo de luz elocuente
como cínico rugido a la muerte,
quemar las arrugas del dolor
inerte al no poder verte.

Quería lavar mis lágrimas y
forjarla con una asesina espada,
apuñalar mis locos quebrantos
sin olvidar el atesorado acantilado
de tus abrazos.

Quería hallar la sombra de tu figura  
sacándola del cajón de los espantos,
liberar tu espíritu de la botella,
arroparte en espuma de recuerdos.

Quería acariciar tus cabellos blancos,
navegar al lejano infinito,
traficar la moneda del barquero,
hallar silenciosas palabras,
vomitar maléficos lamentos,
pernoctar en las agitadas aguas.

No quería una montaña
quería tocar tu corazón con mi alma,
mimar tus ojos de perla,
vestir tus dedos desnudos,
quería que no desplomara el telón de tus ojos,
quería seguir viéndote
quería no perderte.

— The End —