Submit your work, meet writers and drop the ads. Become a member
Lino Althaner Dec 2011
Tu rostro lo apreciábamos cercano
y tu voz y el sonido de tus pasos.
Tus pasos que decían de inclemencias
tus labios de historias doradas.

Hoy día en apariencia tan lejana
te has vuelto realidad.
Y navegas el mar de nuestras venas
diciendo la verdad de tu distancia.

Era aquella tu sombra inestable.
Los vestidos de fiesta
las perlas el oro y los harapos
ya se duermen en la luz.
Xv
En las arenas de Magallanes te recogimos cansada
navegante, inmóvil
bajo la tempestad que tantas veces tu pecho dulce y doble
desafió dividiendo en sus pezones.

Te levantamos otra vez sobre los mares del Sur, pero ahora
fuiste la pasajera de lo oscuro, de los rincones, igual
al trigo y al metal que custodiaste
en alta mar, envuelta por la noche marina.

      Hoy eres mía, diosa que el albatros gigante
      rozó con su estatura extendida en el vuelo,
      como un manto de música dirigida en la lluvia
      por tus ciegos y errantes párpados de madera.

      Rosa del mar, abeja más pura que los sueños,
      almendrada mujer que desde las raíces
      de una encina poblada por los cantos
      te hiciste forma, fuerza de follaje con nidos,
      boca de tempestades, dulzura delicada
      que iría conquistando la luz con sus caderas.

      Cuando ángeles y reinas que nacieron contigo
      se llenaron de musgo, durmiendo destinados
      a la inmovilidad con un honor de muertos,
      tú subiste a la proa delgada del navío
      y ángel y reina y ola, temblor del mundo fuiste.
      El estremecimiento de los hombres subía
      hasta tu noble túnica con pechos de manzana,
      mientras tus labios eran oh dulce! humedecidos
      por otros besos dignos de tu boca salvaje.

      Bajo la noche extraña tu cintura dejaba
      caer el peso puro de la nave en las olas
      cortando en la sombría magnitud un camino
      de fuego derribado, de miel fosforescente.
      El viento abrió en tus rizos su caja tempestuosa,
      el desencadenado metal de su gemido,
      y en la aurora la luz te recibió temblando
      en los puertos, besando tu diadema mojada.

      A veces detuviste sobre el mar tu camino
      y el barco tembloroso bajó por su costado,
      como una gruesa fruta que se desprende y cae,
      un marinero muerto que acogieron la espuma
      y el movimiento puro del tiempo y del navío.
      Y sólo tú entre todos los rostros abrumados
      por la amenaza, hundidos en un dolor estéril,
      recibiste la sal salpicada en tu máscara,
      y tus ojos guardaron las lágrimas saladas.
      Más de una pobre vida resbaló por tus brazos
      hacia la eternidad de las aguas mortuorias,
      y el roce que te dieron los muertos y los vivos
      gastó tu corazón de madera marina.

Hoy hemos recogido de la arena tu forma,
Al final, a mis ojos estabas destinada.
Duermes tal vez, dormida, tal vez has muerto, muerta:
tu movimiento, al fin, ha olvidado el susurro
y el esplendor errante cerró su travesía.
Iras del mar, golpes del cielo han coronado
tu altanera cabeza con grietas y rupturas,
y tu rostro como una caracola reposa
con heridas que marcan tu frente balanceada.

Para mí tu belleza guarda todo el perfume,
todo el ácido errante, toda su noche oscura.
Y en tu empinado pecho de lámpara o de diosa,
torre turgente, inmóvil amor, vive la vida.
Tú navegas conmigo, recogida, hasta el día
en que dejen caer lo que soy en la espuma.
Rui Serra May 2014
Divaguei-as na escura noite
Indiferença
Navegas num mar de lágrimas
Abruptos pensamentos te avassalam

Segue o rio do teu pranto
Ergue-te em memória de outros dias
Reclama à vida
Reclama ao
AMOR
Leydis Jun 2017
Tú,
Mi puente de amor.
Mi vaivén de ilusiones.
Mi agua fluyente.
Mi sempiterna carretera de felicidad.
El arraigar de toda mi fogosidad.

Tú,
puerto que va perdiendo su orilla,
más siempre anclas en los escondites de mi alma.
Hasta ahí navegas, con tu sonrisa pasmada.
Ese abrir de tu paraíso entre dientes y labios,
que brota de si, el aire que sirve como barandilla para mis miedos.
Miedos que van disminuyendo, porque he entendido que no hay barca
que pueda nadar el mar que es mi amor por ti.

Tú,
Mi frontera entre el mar y la tierra.
La precipitación de mis desiertos.
Desiertos donde moro en tu ausencia.
Ausencia que asilo como tesoro del pasado y el fortuito futuro.
Futuro que aguarda las respuestas de un pasado alborotador.

Tú,
El estribo que me hace perder los estribos.
Puente de mi esclavitud en libertad.
Libertad que aprisiona mi voluntad.
Voluntad que flaquea ante tu losa de pasiones,
y normaliza todas las contradicciones que puedo ser.

Tú.
Tú eres el único puente en mi demente cordura que entiendo.
El único puente que se y quiero caminar—
sea hecho en soga, piedra o de metal.
Tú eres mi acueducto de amor si me miras.
La autopista hacia el olvido si no llamas.
Y el día que dejes de quererme,
Probablemente, se hundirá mi puente,
en los oleajes del desequilibrio.

LeydisProse
5/8/2017
https://m.facebook.com/LeydisProse/
Al timón de un gallardo navío
maniobra con manos prudentes un joven piloto.
A través de la niebla trepida con pávido brío
el metálico ritmo de un tañido remoto…

Es la ronca campana marina,
la inquietante campana,
la campana de alarma que plañe en la costa lejana,
al vaiven de la olas coléricas, su inquietud repentina.

Suena, suena en la noche, vigilante campana costeña,
revelando el acecho del escollo bravío;
suena, suena con ímpetu, y despierta al piloto que sueña
al timón de su débil navío!

Pero el nauta inexperto
no olvidó la prudencia
en el puerto.
Avizor, ambicioso y altivo -tres veces despierto-,
oyó al punto, a lo lejos, la sonora advertencia.

Y el ligero navío, de incontables tesoros repleto,
bajo el sólido puño del piloto se inclina,
y levanta la proa espumaste después, como un reto,
mientras vibra más trémula y próxima la campana
marina…

Y el esplendido y noble navío se aleja ágilmente,
y su blanco velamen gentil se destaca
en la espesa y opaca
neblina, eludiendo la rauda corriente,

bajo el gélido azote de la racha inclemente,
mientras hierve con sordo fragor la resaca...
.......................................................­.....................
Sí, Dios mio:
¡Se ha salvado un navío! Pero el orto navío
inmortal,
el navío inmortal que va a bordo de ese frágil
navío,
¿Qué piloto es capaz de alejarlo del escollo fatal?

Navío del alma, que ninguna bonanza sosiega;
que en el tosco navío del cuerpo navegas en pos
de una costa de luz que no llega:
Navega, navío sin brújula, navega, navega, navega!,
atento a la eterna y magnánima campana de Dios!
Victor D López Dec 2019
El río de la vida,
Fluye por un rato,
Y muy pronto seca.

Míralo desde la orilla,
Desde la seguridad de la tierra firme,
Y nunca te ahogarás.

Pero si te sumerges en el,
Navegas los rápidos fluviales, arriesgas las cataratas,
Flotas en sus curvas plácidas.

Conoceras la alegría,
De paisajes en constante cambio,
Más que vale la pena el riesgo.

Te rasparan las rocas,
No encontraras sombra contra el sol,
Y poco tiempo para el descanso.

Cuando las aguas se secan,
Y llegas al final de tu viaje,
Realmente habrás vivido.

— The End —