Quiero cortarme
y sangrar,
cortar de lado
mis preocupaciones y carencias.
Que la sangre fluya
y los arpones
floten.
Quiero sentir el suave abrazo
de la soga en mi cuello.
Mis ojos saliendo de sus
cuencas desoladas.
Ver la muerte buscarme
por primera vez ser recibido
sin pedirlo.
Quiero ver las lágrimas
sobre mi ataúd,
hartado de alegóricas flores
pretendiendo adornar
lo que un día fue
un muerto sin andar.
Quiero saltar
desde el piso veinte
de un edificio
y conocer el concreto
como nunca nadie
lo ha hecho
sé que no quiero vivir
en concreto.
Para finalizar,
antes del final,
quiero morir en el mar
de tus ojos derretidos, y terminar
en tus melancólicas clavículas.
Ahogado, ahorcado,
desangrado, olvidado.