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Te podrás imaginar
la erótica rupestre
para quien solo vive
por las sensaciones

para quien, aún confinado
a la déspota tiranía de si mismo
nada aporta
a su sed de querencias

Te podrás imaginar
la erótica rupestre
que pintan sus trompas de marfil
te podrás imaginar
el salitre de sus pardos muros
en la noche

en el ocaso plateado
en el rocío helado de la madrugada
en el granizo
que eriza la piel de la multitud

en la indiferencia del chofer
en su charla vacía y protocolar
en el ahíto evidente de sus palabras

en las luces del puente
reflejadas sobre tu mirada perdida

en el sudor clandestino
en el ciego tiento proscripto

Te podrás imaginar
la erótica rupestre
tiznada sobre las sábanas

Chet Baker de fondo
y el viento
meciendo los restos
de la ciudad
El hijo que la esclava ha concebido,
dice el derecho que le pertenece
al legítimo dueño que obedece
la esclava madre, de quien es nacido.

El que retorna el campo agradecido,
opimo fruto, que obediente ofrece,
es del señor, pues si fecundo crece,
se lo debe al cultivo recibido.

Así, Lysi divina, estos borrones
que hijos del alma son, partos del pecho,
será razón que a ti te restituya;

y no lo impidan sus imperfecciones,
pues vienen a ser tuyos de derecho
los conceptos de una alma que es tan tuya.
Caminando hacia el suburbio
con mi rebaño de versos,
para todos invisible,
para mí ruidoso y crespo,
pasó adrede por mi banda
casi afeitándome el cuerpo,
un automóvil cuchillo,
largo, afilado y estrecho,
de cachas negras y azules
y hoja de cristal y acero,
que aventó mi pobre hato
y al rabadán dejó lelo.
Un hermoso animalito
maduro para el cuaderno,
dio contra el tronco sin ramas
de un buzón, y quedó muerto.
Otro fue a parar a lo alto
de un edificio frontero
y en el monte de una cúpula
se quejaba lastimero.
En la ruedita de un trole
oblicuo como un acento,
un tercero me llamaba
entre chispas y aspavientos.
Y unos treinta recentales,
copos de lana y conceptos,
que iban para seguidillas
y décimas y sonetos,
se perdieron por las calles
resbaladizas del centro.
Lo que me costó reunirlos,
amigos, es otro cuento,
entre piernas de chicuelas,
y gambas de caballeros.
A la sombrita de un sauce
me iré con mis cuatro versos.
El sapo iscariote y ladrón
en la silla del juez,
repartiendo castigos y premios
¡en nombre de Cristo,
con la efigie de Cristo
prendida en el pecho!...
Y el hombre aquí de pie,
firme, erguido, sereno,
con el pulso normal,
con la lengua en silencio,
los ojos en sus cuencas
y en su lugar los huesos.
El sapo iscariote y ladrón
en la silla del juez,
repartiendo castigos y premios...
y yo tranquilo aquí
callad impasible, cuerdo... ¡cuerdo!
sin que me quiebre
el mecanismo del cerebro.
¿Cuándo se pierde el juicio?
Relojeros,
¿cuando enloquece el hombre?
¿Cuándo?
¿Cuándo es cuando se enuncian los conceptos
absurdos
y blasfemos,
y se hacen unos gestos sin sentido,
monstruosos y obscenos?
¿Cuándo es cuando se dice,
por ejemplo:
no es verdad
Dios no ha puesto
al hombre aquí en la Tierra
bajo la luz y la ley del Universo;
el hombre
es un insecto
que vive en las partes pestilentes y rojas
del mono y del camello?
¿Cuándo, si no es ahora
(yo pregunto loqueros),
cuándo es cuando se paran los ojos
y se quedan abiertos,
inmensamente abiertos,
sin que puedan cerrarlos ni la llama ni el viento?
¿Cuándo es cuando se cambian
las funciones del alma y los resortes del cuerpo,
y en vez de llanto
no hay más que risa y baba en nuestro gesto?
Si no es ahora,
ahora que la Justicia vale menos,
mucho menos, que el orín de los perros;
si no es ahora, ahora que la Justicia
tiene menos,
infinitamente menos
categoría que el estiércol;
si no es ahora, ¿cuándo,
cuándo se pierde el juicio?
Respondedme, loqueros,
¿cuándo se quiebra y salta roto en mil pedazos
el mecanismo del cerebro?
Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos.
Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario
fantasma del desierto,
y ..., ¡ni en España hay locos!
Todo el mundo está cuerdo,
terrible,
monstruosamente cuerdo.
¡Que bien marcha el reloj;
qué bien marcha el cerebro
este reloj, este cerebro -tic,tac... tic,tac, tic,tac...-
es un reloj perfecto..., perfecto... ¡perfecto!
Leydis Sep 2017
I may get euphoric with inebriating libations.
As you can see, my cup runeth full,
Because to elevate my body and defy all the laws of gravity..
I just have to think of you!!!

El vino puede que me embriague,
pero como ves,
mi copa llena esta,
es que para que mi cuerpo se eleve
desafiando los conceptos de gravedad..
para eso,
solo tengo que pensarte!!!

LeydisProse
9/3/2017
Leydis Oct 2017
No era cosa de no vivir,
tampoco era por cobardía,
no era que no entendía,
los conceptos del tiempo.
Es que su tiempo se había
empotrado a un momento.

Se sentía abatida,
se sentía consumida,
en batallas con fichas sin triunfo
y sin fecha de caducidad.

Las praderas no eran llanas,
tampoco eran templadas.
Las colinas siempre planas,
y sus planes se volatizaban,
entre el humo en la distante bruma,
que bromaba a sus espaldas.

Las mañana siempre oscura,
y la noche y su negrura-
en su pecho se enclaban.

No era cosa de no vivir,
vivía, respiraba, trabajaba.
Mas habitaba en su alma
la cansancio del mañana.

Los espectros del pasado
en su mente moraban,
espantando al presente
y el gozo de pertenecerle.

No era cosa de no vivir,
una sonrisa se escapaba
en un sorbo de café
que husmeara a esperanza.

No era cosa de no vivir,
un paso siempre daba
a la aterrante espera
de lo que relegara
la suerte y lo que ella anhelaba.

No le temía a la muerte,
a su casa la invitaba,
que se sentara en su sofá
que le contara de paraísos y
de lo que al otro lado se encontraba.

No le temía a la muerte,
temía el siempre vivir cansada.  

LeydisProse
9/29/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
Dejarse vencer por la vida, es peor que dejarse vencer por la muerte! Julia de Burgos, Puertorican poet
Benjamin Rain May 2023
Hay ocasiones en las que contemplamos la belleza de la noche y nos inspiramos en su magnitud para reflexionar sobre la simplicidad de las cosas más básicas en la vida. Tal vez, mirando hacia el cielo estrellado, nos damos cuenta de la importancia de las matemáticas en nuestra existencia.

La suma, por ejemplo, es uno de los conceptos más básicos de la matemática, pero a veces lo pasamos por alto. ¿Quién hubiera pensado que al sumar el número uno consigo mismo, obtendríamos como resultado dos? Parece tan simple, pero es una verdad innegable.

En un mundo donde a menudo nos complicamos la vida con cosas innecesarias, es importante recordar la importancia de lo básico y simple. La suma es una herramienta poderosa en la vida cotidiana, desde el manejo de nuestras finanzas hasta la resolución de problemas complejos.

Así que, la próxima vez que estemos mirando al cielo estrellado, podemos recordar que la suma de uno más uno siempre será dos, sin importar cuán complejas sean las cosas que nos rodean.

— The End —