inmerso en un caparazón
fuertes vientos amenazan la ventana
y si cambia el clima
nos desvanecemos en el polvo
cambio si pienso
pensar en cambio
me abrazo a mis ideas y las asfixio
y me duele el tiempo
y me asusta la calma
y me inquieta el silencio
salto a un foso lleno de fuego
y me quema el frío
cura rápido, pero más duele el remedio
que olvidar
olvidar que andamos recordándonos
como constante
y que lo que nos ancla a esta tierra
a esta vida
son las memorias
al fondo del espiral
de la concha marina en la que estamos
en la que estoy
siento en la piel el rebotar de mil voces
que me despiertan
mientras crecen mis ojeras
y se opaca mi espíritu
un haz de luz tras otro,
tras otro,
me bañan de esperanza
y no me dejo
y dejo que los rayos del sol sigan, y reboten
y se vayan
lejos
humo se escapa de mi nariz mientras muero de frío
presumo estar en control
mientras los venenos queman mi cuerpo por dentro
y no hago nada
y sí puedo
y un perro pasa caminando
por el frente
le ladra a un desconocido
no pasa nada
y eso es todo
vivimos en una casa de caracol
mientras más entramos,
más bajamos,
más seguimos,
mientras,
hay menos salidas
y nunca llegamos al final del camino