Submit your work, meet writers and drop the ads. Become a member
glassea Jun 2015
yes, i move, i live, i make mistakes;
water that flows and blends, i feel
the fierce vertigo of movement:
smell the jungles, touch new earth.

yes, i move, i search for anything
suns, auroras, storms and forgetting.
why are you here wretched and worn?
you are the rock that i pass by.
Sí, yo me muevo, vivo, me equivoco;
agua que corre y se entremezcla, siento
el vértigo feroz del movimiento:
huelo las selvas, tierra nueva toco.

Sí, yo me muevo, voy buscando acaso
soles, auroras, tempestad y olvido.
¿Qué haces allí misérrimo y pulido?
Eres la piedra a cuyo lado paso.

-- Alfonsina Storni, ¿Y tú?

---------

THIS IS NOT MY WORK. all rights go to alfonsina storni, whose copyright status i couldn't find because she's argentinian, but she's also been dead for more than 70 years, so. please let me know if you have more detailed information about the publication of this poem in particular.

went for meaning more than structure. translating is hard. I WANT TO DO MORE.
also have i mentioned how much i adore storni? this is easily my favorite of her poems. tu me quieres blanca? nah, y tu.
maybe i'll do another one for rhythm etc.
glassea Jun 2015
it's odd that
words from someone long dead
in a language not my own
can make me feel
like i might be
worth
it
"hispanohablante"
M Suárez Nov 2016
¿Por qué siento mi corazón en llamas desde anoche? Hasta físicamente lo siento. Un ardor como cuando te cortas entre los dedos con una hoja de papel. Como cuando sientes que la piel se desgarra al caer.
He pensado más en la muerte estos días. Estando en el techo de Camilo, mientras salimos a ver la luna, no pude evitar pensar si la caída me mataría o solo me dejaría parapléjica. Son solo cinco pisos. En el metro he tenido los mismos pensamientos. Me asomo a ver si se acerca el tren y pienso en qué pasaría si finjo que me tropiezo, ¿qué pasaría si me dejo caer a las vías?
Otras veces solo quiero desaparecer. He pensado en irme sin decir nada. Sin ropa y sin avisar. El otro día fantaseaba con estar en mi lugar favorito de Playa del Carmen. Una banca que estaba en la primera planta de la salita de espera del muelle hace unos años. Cuando aún era una palapa y todo era de madera. Hace tanto que no voy. La última vez recuerdo que sólo la vi por fuera y está tan cambiada. Y me arrepentí de no haberme muerto allí, cuando aún me era mágico. E imaginé que tomaba muchas pastillas, me dirigía allí con un libro en la mano (García o Storni, cambiaba constantemente). Y me sentaba, leía un párrafo o dos. Sentía como mi cuerpo se adormecía. Dejaba el libro de lado y tomaba una última postal con los ojos de lo bello que es el mar. Cerraba los ojos. Desde que leí las distintas versiones de cómo murió Alfonsina, la del mar es mi favorita. Pero mi mayor miedo es morir ahogada, así que no fantaseo mucho sobre eso. Porque soy lo suficientemente cobarde como para no hacerme daño. Porque si muero quiero que sea rápido.
No lo haré ahora. Y no porque aún tenga pendientes. En realidad no los tengo. Sino porque aún me da miedo. Me da miedo qué sigue y aún creo en el castigo divino. Mi mayor miedo es el dolor que se debe sentir cuando uno muere. Como muchos suicidas han sido exitosos en sus ganas de morir, no pueden decirnos qué se siente. Ciertamente los muertos no hablan ni escriben historias. Me he preguntado si es como en las películas, si sientes que el alma se sale de tu cuerpo. Tengo la idea de que sí. Definitivamente creo en el alma, si no, no tendría miedo del castigo divino. Pero cuando mi alma se separe de mi cuerpo, presiento que sentiré vacío. Y odio sentir vacío.
Hay una mosca en mi habitación. Son tan sensibles esos insectos. Nunca he sabido si nos huelen o cómo detectan el olor de los animales muertos.
Quizá ya huelo a eso.
Tristes calles derechas, agrisadas e iguales,
por donde asoma, a veces, un pedazo de cielo,
sus fachadas oscuras y el asfalto del suelo
me apagaron los tibios sueños primaverales.

Cuánto vagué por ellas, distraída, empapada
en el vaho grisáceo, lento, que las decora.
De su monotonía mi alma padece ahora.
-¡Alfonsina! -No llames. Ya no respondo a nada.

Si en una de tus casas, Buenos Aires, me muero
viendo en días de otoño tu cielo prisionero
no me será sorpresa la lápida pesada.

Que entre tus calles rectas, untadas de su río
apagado, brumoso, desolante y sombrío,
cuando vagué por ellas, ya estaba yo enterrada.
NAN Dec 2020
Writing of Alfonsina Storni in a modern age,
    a reminder of sweet may morning,
           cafe con leche  in the air,
               a tepid wistfulness,
                    such sweet,
whimsical beauty.

— The End —