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Sep 7
Un buen día,
un niño se encuentra
con un anciano
por la calle,
y, de repente,
le hace la siguiente
pregunta:

¿A dónde van los muertos?

El anciano lo mira
con calma y responde:

Al mismo sitio
donde estabas tú,
cuando aún no habías nacido
ni estabas muerto...

El niño, desconcertado,
le hace una nueva pregunta:

¿Y por qué?

El anciano guarda silencio
un momento,
para reflexionar,
como quien trata de
responder lo incontestable.

Finalmente,
mira al niño a los ojos,
hacia lo profundo de
su propia esencia, y le contesta:

Porque todos, sin excepción,
envejecemos el mismo
día que nacemos
y morimos sin saber.

Y, en esencia,
somos exactamente
iguales, sin distinción.

Porque todos estamos
destinados a un fin seguro,
generación tras generación.

A volver al mismo lugar,
después de morir,
en el que estuvimos
antes de nacer:

Sin nada que saber,
una y otra vez.

El niño, sin entender
absolutamente nada,
y sin él saberlo,
a la vez, entendiendo
todo.

Con una mirada
profunda al anciano,
le vuelve a preguntar...

Entonces, ¿a dónde vamos?

El anciano lo mira,
sonriendo levemente,
y le responde:

Al mismo sitio donde
estabas tú,
cuando no habías nacido,
ni estabas muerto.

El niño, desde aquel día,
no ha dejado de buscar
lo que sabe que es imposible
de encontrar.

Porque a veces, ciertas
respuestas
no se hallan
en lo que se busca,
cuando se tiene
la curiosidad intacta
del niño que se lleva dentro:

Si no,
en el misterio
que envuelve
a ese proceso:


En la eterna danza de
lo que somos,
lo que fuimos...

¡ Y lo que siempre seremos!
Jesus
Written by
Jesus  59/Torrelavega, España
(59/Torrelavega, España)   
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