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1d
No temo a la soledad del desierto,  
ese vasto espejo donde el eco  
se devuelve intacto,  
sin máscaras.  

No temo al amor ausente,  
a ese fantasma  
que otros persiguen  
con redes de palabras huecas.  

Mis ojos no retroceden  
ante sonrisas apagadas,  
esas que fueron faros  
y ahora son luciérnagas muertas  
en frascos de nostalgia.  

Las supernovas no me asustan.  
Yo mismo fui polvo de estrellas,  
resto de un Big Bang  
que aún resuena  
en mis costillas.  

Nunca regalé piropos  
como monedas falsas.  
Respeté los jardines ajenos,  
aún cuando mis manos  
se secaban  
por falta de rocío.  

Así aprendí a caminar:  
mirando primero la tierra,  
luego las siluetas,  
por si acaso  
alguna sombra  
quisiera ser mi dueña.  

Los ojos azules no me cazaron,  
ni el cabello café  
que huele a promesas,  
ni esas manos  
—suaves jaulas—  
que solo buscaban  
aprisionar  
lo que el viento  
se llevaría.  

Sigo esperando el barco  
que no tema anclar  
cuando las nubes  
se vuelvan puñales.  
La que prefiera mis olas,  
aun las más bravas,  
a los mares tranquilos  
donde solo flotan  
corazones de plástico.  

Mientras, navego  
en aguas prestadas,  
náufrago de mí mismo,  
mordiendo sal  
y escupiendo versos.  

Las estrellas,  
esas cobardes hermosas,  
huyen del amanecer.  
Yo no.  
Me quedo  
a ver cómo la luz  
me desnuda  
sin piedad.  

Mel Zalewsky.
Mel Zalewsky
Written by
Mel Zalewsky
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     Agnes de Lods and Blue Sapphire
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