Podría decir muchas cosas lindas sobre ti. Decir, por ejemplo, lo perfecta que te ves, cuando me seduces con tu sonrisa.
Podría decir también que eres hermosa. Que tu mirada tierna tiene un encanto jamás antes visto.
Decir que tu cuerpo fue dibujado por el mismísimo ángel Picasso.
Que no existe fuego mayor, que aquel que mi cuerpo irradia, cuando veo tus dulces labios tentándome al veneno de tu boca.
Pero la noche es joven, y nuestra ropa comienza a expirar. Las palabras sobran y la luz estorba. Por eso, mientras me emborracho de ti, la apago, para encender tu cuerpo.