Un gato tuerto que mira Desde una pandereta, Desdén en su rostro. A un lado camina un perro Policial, Un hombre policial también. Tuerto el gato No distingue profundidad, No hay diferencia entre el perro Y el hombre que camina, Insolente, Indolente, Por un barrio que no es suyo Ningún barrio le pertenece Si defiende A los ricos. Y esos ricos No lo quieren cerca suyo, Preocupado de su vida arreglada, Acomodada y maldita, Malditos siempre. En la pandereta Mira el gato Con un ojo, Bajo él, los rayados Nos recuerdan que como este gato Hay muchos Muchas, Para el resto Tener dos ojos Es un privilegio. Para los perros Policiales, El privilegio es no tener corazón.