“Se olvidó de Dios ” murmuró el señor, cuando ella no quiso entrar a la parroquia.
Más ya hacia años que “el que dirán” se le había convertido en una telaraña, antigua y meciéndose entre el viento.
Ella sabía que los puentes son necesarios.
“Hay que cruzar por los puentes pero no hay que venerarlos”
Su madre le enseñó que solo a dios se le venera, pero tal vez venerar tan poco fuese el punto, “hay que cruzar; hay que estar en comunión” pensaba
Dentro de su pecho ella había encontrado un rincón donde su alma se desasía, y se mezclaba con la infinita energía de lo “todo” y ninguna religión le negaría eso
Y aunque el hombre supiera de puentes no sabía de cruzar
La tarde se estaba convirtiendo lentamente en noche, y Fátima decidió que sería mejor caminar de regreso a casa y disfrutar al máximo lo poco que quedaba del la luz día.