Me deshago en gotas, Brotes de invierno Ajustados al punto de su tornar azul.
Agitada el agua, se mueve roja y escrupulosa Socava mi respiración desde un vértice hasta el vacío.
Vacilas tus hojas en ramas de verano en un recuerdo fútil.
Innegable tentación, Sudaste y despertaste en el cuenco de mi lengua
Y te veía dormido en un espejismo De esa extraña sensación de conocerte Sin poder anticipar el movimiento de tus labios.
Era una mentira que guardaba tu sutileza Aquella misma que no me deja describirte Porque fuiste ausente en tu acecho Y aún así dejaste tu olor en mi tejido.
Me ahogo intentando contar tus lunares, en la incertidumbre de las horas cercanas y lejanas Que ahorita empiezan a contar kilómetros y no suspiros.
No eres tú en tus colores tímidos No soy yo en mis obsesiones ruidosas No es ni el afuera ni el adentro
Son las cosas extrañas que van a la deriva en mi agua salada. Flotan para encontrarlas y se quedan brillantes hasta que la sal las carcome.