Quiero, con afán soñoliento, Gozar de la muerte más leve Entre bosques y mares de escarcha, Hecho aire que pasa y no sabe.
Quiero la muerte entre mis manos, Fruto tan ceniciento y rápido, Igual al cuerno frágil De la luz cuando nace en el invierno.
Quiero beber al fin su lejana amargura; Quiero escuchar su sueño con rumor de arpa Mientras siento las venas que se enfrían, Porque la frialdad tan sólo me consuela. Voy a morir de un deseo, Si un deseo sutil vale la muerte; A vivir sin mí mismo de un deseo, Sin despertar, sin acordarme, Allá en la luna perdido entre su frío.