La misma calidad que el sol de tu país, saliendo entre las nubes: alegre y delicado matiz en unas hojas, fulgor de un cristal, modulación del apagado brillo de la lluvia. La misma calidad que tu ciudad, tu ciudad de cristal innumerable idéntica y distinta, cambiada por el tiempo: calles que desconozco y plaza antigua de pájaros poblada, la plaza en que una noche nos besamos. La misma calidad que tu expresión, al cabo de los años, esta noche al mirarme: la misma calidad que tu expresión y la expresión herida de tus labios. Amor que tiene calidad de vida, amor sin exigencias de futuro, presente del pasado, amor más poderoso que la vida: perdido y encontrado. Encontrado, perdido...