Evocación tropical. Cielo añil. Cañaveral, chillón de urracas y loros. Río profundo, sol cobre, que deja flotando sobre las arenas leves oros. Y la delicia suprema de la selva, mientras quema la siesta todas sus ascuas en los ardientes ribazos. Y la suprema delicia de la más casta impudicia: dormir desnuda en tus brazos.