La sutil hilandera teje su encaje oscuro Con ansiedad extraña, con paciencia amorosa. ¡Qué prodigio si fuera hecho de lino puro Y fuera, en vez de negra la araña, color rosa!
En un rincón del huerto aromoso y sombrío La velluda hilandera teje su tela leve. En ella sus diamantes suspenderá el rocío Y la amarán la luna, el alba, el sol, la nieve.
Amiga araña: hilo cual tú mi velo de oro Y en medio del silencio mis joyas elaboro. Nos une, pues, la angustia de un idéntico afán.
Mas pagan tu desvelo la luna y el rocío. ¡Dios sabe, amiga araña, qué hallaré por el mío! ¡Dios sabe, amiga araña, qué premio me darán!