se escriben en tinta que no borra el viento.
Una palabra dicha con filo de espina
puede herir más hondo que un clavo en el pecho.
El que miente hoy para salvar su orgullo,
mañana camina con cadenas en los ojos.
Y aquel que traiciona por miedo o codicia,
no entiende que el alma también tiene enojos.
La vida no olvida, ni el tiempo perdona,
el eco de un acto retumba en la sombra.
El que juega sucio termina mojado,
porque el barro, al fin, ensucia hasta el alma.
Hay gestos tan simples que salvan un día,
y errores pequeños que arruinan la vida.
El que golpea con rabia, el que ama con juego,
no ve que se hiere más a sí que al ajeno.
Se puede fingir ante el mundo y sus ojos,
pero no hay disfraz ante el propio reflejo.
Y cuando el silencio te encierre en la noche,
verás si viviste como un sabio... o un necio.
El orgullo ciega, la envidia consume,
y el odio envenena la sangre que fluye.
Pero aún en la culpa, aún en la caída,
hay quien se redime si en verdad lo asume.
Y hay quienes piensan que ser joven es no saber,
que la verdad sólo habita en los años.
Pero a veces, la edad no pesa tanto
como el alma que observa, siente y ha llorado.
Y yo, que apenas cargo quince primaveras,
te digo, hermano, con la voz sincera:
no midas la vida por fuerza ni oro,
sino por el bien que dejás en el otro.
Haz lo correcto, aunque nadie te mire,
y serás luz donde muchos se apagan.
Que el tiempo respeta a quien vive con alma,
aunque aún no le broten canas en la cara.
~Daniii