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Daniii 8h
Cuando tenía todas mis preguntas,
el mundo me quedaba justo en el pecho,
como si cada estrella fuera un signo de interrogación
colgado en el abismo del silencio.

Me preguntaba por qué el tiempo no espera,
por qué el amor no se mide,
por qué el alma no tiene espejo
y por qué el dolor no se escribe fácil.

Quería saber si las palabras curaban,
si Dios también lloraba en secreto,
si los sueños eran promesas
o solo luces que olvidan el camino al despertar.

Preguntaba si la muerte era olvido
o regreso,
si vivir era solo pasar páginas
o escribir con fuego lo que arde dentro.

Tenía tantas preguntas
que parecía un árbol cargado de pájaros invisibles,
un niño que grita al universo
esperando que el eco lo abrace.

Y, sin embargo,
con el tiempo aprendí algo:
que las respuestas no siempre llegan,
pero las preguntas también pueden ser hogar.

Que dudar no es debilidad,
sino la fuerza de seguir buscando.




Pero cuanto más profundo miraba el mundo,
más me daba cuenta:
las preguntas no eran puertas.
Eran espejos.

Cuando tenía todas mis preguntas,
no sabía que también era yo
quien las estaba inventando.

Creía que el universo era un acertijo,
que la verdad era un objeto escondido,
y que las respuestas vivían
en los labios de los sabios
o en los libros sin polvo.

Miraba el cielo como quien acusa,
esperando que alguna estrella se caiga
para revelarme lo que callan los siglos.

Pero el silencio —ah, el silencio—
me respondía más que mil palabras.

Y fue entonces cuando comprendí:
las preguntas no se responden.
Se habitan.




¿De qué sirve una respuesta si no cambia nada?
¿De qué sirve la certeza si mata la maravilla?
¿Y quién soy yo para exigirle sentido
a un mundo que florece sin explicación?

Tal vez fui arrogante al pensar
que el misterio estaba afuera
y no dentro.

Porque cuando tenía todas mis preguntas,
me faltaba lo más esencial:
el oído interno,
el lenguaje del asombro,
la capacidad de no entender...
y aún así, seguir.



Ahora ya no las tengo todas.
Algunas se han disuelto en los días,
otras se han transformado en actos,
y muchas simplemente se volvieron
parte del respirar.

Ya no pregunto por la eternidad.
Prefiero vivir cada segundo como si ya lo supiera.

Ya no pregunto qué es el amor,
porque entendí que amarlo sin saberlo
es también una forma de sabiduría.




Cuando tenía todas mis preguntas,
no era sabio.
Era joven.

Ahora que tengo el silencio,
me he hecho viejo de espíritu,
pero fértil de alma.

Porque comprender no es tener respuestas,
sino aprender a preguntar mejor.

Derechos de autor ©️


~Daniii
Daniii 1d
No todo lo que se rompe hace ruido.
Hay corazones que se rompen en silencio,
como un vaso lleno de confianza
que cae sin ser visto…
y al levantarse, ya no es el mismo.

Decir “no” puede ser necesario,
pero decirlo sin pensar, mil veces,
como quien se tapa los oídos y grita para no escuchar,
es como cerrar la puerta y tirar la llave
cuando alguien todavía quiere entrar… con paz.

Hablar no es solo mover la boca.
Hablar de verdad es exponer el alma con cuidado,
como quien saca un cristal del pecho
y lo entrega temblando
con la esperanza de no ser juzgado.

Madurar no es tener siempre la razón.
Madurar es saber que a veces
el que más grita
es el que menos entiende.
Y que la verdad no se impone: se ofrece, se propone, se comparte.
Como el pan, como el perdón, como el abrazo.

Hay quienes discuten como si la vida fuera un ring,
olvidando que no hay victoria en herir al otro.
¿De qué sirve ganar una discusión
si perdés al ser humano que tenías enfrente?

La estupidez más grande no es equivocarse,
es negarse a escuchar.
Es decir “así soy” como excusa para herir,
es escudarse en el orgullo cuando lo que hace falta
es un poco de humildad y dos minutos de silencio.

La inteligencia verdadera
es la que se atreve a bajar la voz
cuando todo dentro quiere explotar.
Es la que no necesita gritar para tener peso.
Es la que no necesita un "no" duro
cuando puede construir un "sí" razonado.

¿Querés arreglar algo?
No digas “vos sos el problema”.
Decí: “hay algo que nos duele y podemos sanarlo”.

¿Querés que el otro entienda?
No impongas, no empujes, no explotes.
Decí: “quiero comprenderte… aunque no piense igual”.

¿Querés que no se rompa lo que amás?
No esperes que el tiempo lo arregle.
El tiempo no cura el orgullo,
ni cose las heridas que deja una palabra cruel.

Hablá. Pero hablá con el alma y no con la bronca.
Callá. Pero no para castigar,
sino para calmar la tormenta interna
antes de decir algo que después queme el puente.

No sos más maduro por ganar una discusión,
sos más maduro cuando salvás una relación
sin perderte a vos mismo.

Y si un día la herida es tan grande
que ya no sabés cómo hablar...
entonces mirá a los ojos.
A veces, lo más sincero no se dice:
se siente.



Derechos de autor ©️

~Daniii
Daniii 2d
No toda mano que te abraza
es mano amiga.
A veces el enemigo
se sienta a tu mesa
y brinda contigo.

A veces el peor golpe
no viene del puño,
sino de la espalda.
Y la traición no grita,
susurra.

El lobo no siempre ruge.
A veces ríe.
Te escucha,
te alienta,
te dice que está…
y cuando menos lo esperás,
te empuja al abismo
mientras vos aún confiás.

¿Quién es amigo?
¿El que dice que te quiere?
¿O el que, aunque no diga nada,
te cuida cuando no estás?
¿El que te aplaude los logros?
¿O el que llora en silencio si te va mal?

Hay que tener cuidado…
el veneno no siempre está en el vaso.
A veces está en la palabra dulce,
en la mirada constante,
en el “contá conmigo” que se esfuma
cuando de verdad lo necesitás.

La amistad verdadera no grita,
se prueba en las tormentas.
Se ve cuando todo te falta,
y alguien, sin pedir nada,
se queda.

Porque los falsos
te abrazan con los brazos
y te apuñalan con la ausencia.

Y lo más cruel de todo…
es que no te traicionan los enemigos.
Te traicionan
los que juraron nunca hacerlo.

Así que tené cuidado.
No dejes de amar,
pero abrí bien los ojos.
Porque incluso en la amistad,
hay máscaras que lloran contigo…
pero ríen cuando caés.

Derechos de autor ©️

~Daniii
Daniii 3d
La verdad no se busca.
Te encuentra.
Cuando bajás la guardia,
cuando te rendís,
cuando pensás que el silencio es descanso…
y resulta ser espejo.

No es un acto de luz,
es un descuartizamiento del alma.
Una cirugía sin anestesia
en el centro exacto de lo que sos.

Te muestra todo lo que escondiste:
las veces que fingiste amor,
los días que dijiste “estoy bien”
mientras te morías por dentro.
Las promesas que hiciste solo por miedo a quedarte solo.

La verdad no grita.
Pero su silencio pesa más que un millón de mentiras.

Porque no te dice:
"Esto está mal".
Te dice:
"Esto sos."

Y eso,
eso es insoportable.

Duele darte cuenta
que te aferraste a personas que ya se habían ido.
Que hablaste de futuro
con alguien que ya te había olvidado.
Que abrazaste recuerdos
como si pudieran devolverte lo que perdiste.

La verdad es esa voz que te dice:
“Te traicionaste.”

Y después,
se queda mirándote en el suelo.
No para ayudarte a levantar.
Sino para ver si te atrevés a levantarte solo,
y con eso,
convertirte en otro.

Uno más despierto.
Uno más crudo.
Uno que ya no ama desde el deseo de ser amado,
sino desde la verdad
de que todo puede romperse
y aun así elegir darlo todo.

Porque solo el que ya se quebró,
el que ya murió por dentro,
puede amar con el alma sin miedo.


Derechos de autor ©️

~Daniii
Daniii 4d
La soledad no llega como un trueno,
llega como el polvo:
lenta, invisible,
y cuando te das cuenta,
ya cubre todo lo que sos.

No golpea la puerta.
No necesita permiso.
Se mete en los silencios,
en las pausas,
en las noches donde nadie pregunta por vos.

Hay días que no me hablo,
como si mi voz también me abandonara.
Y me observo, desde lejos,
como si fuera otro,
alguien que camina sin destino
pero aparenta tenerlo.

Soy mi propio testigo,
mi propio juicio,
mi propia pena.

A veces pienso que la soledad
no es no tener a alguien,
sino no tenerse a uno mismo.
Y yo me perdí hace tiempo
en alguna pregunta sin respuesta.

¿Cómo se llena un vacío
que tiene la forma exacta de uno mismo?
¿Cómo se abraza el alma
cuando no sabe dónde está?

Hay una tristeza que no llora,
pero arde.
Una nostalgia de algo que no existió,
una memoria inventada
para no sentir que no hubo nada.

Yo he hablado con la sombra
que mi cuerpo proyecta,
y me ha dicho verdades
que ni yo me atreví a confesar.

He amado sin voz,
he esperado sin esperanza,
y he escrito versos que nadie va a leer,
pero que me sostienen
como si fueran raíces
en la tierra de mi propio abismo.

Y en medio de todo eso,
me descubro…
no vencido,
pero cansado.

Cansado de ser fuerte por dentro
mientras por fuera todos creen
que no me pasa nada.

La soledad también respira,
y cuando se acuesta conmigo
en mi cama sin nombre,
a veces me arrulla…
como si fuera lo único
que aún me queda.


Derechos de autor ©️

~Daniii
Daniii 5d
Dicen que el amor se oxida,
que envejece como los puentes
y que un día deja de doler…
como si fuera olvido,
y no raíz.

Pero hay amores que no entienden de tiempo,
que nacen una vez y no mueren jamás,
que duermen en el pecho como un secreto tibio,
y despiertan cada vez
que esa persona sonríe, aunque sea en la distancia.

Hay un amor que no necesita promesas,
porque ya es certeza.
No exige, no aprieta, no encadena.
Solo está.
Como el sol que sale incluso en los días grises.

Ese amor no vive en las películas,
vive en los silencios compartidos,
en el mensaje que llega justo cuando el alma lo necesita,
en la forma en que dos corazones se entienden
aunque el mundo los vea como extraños.

El amor verdadero es rebelde.
No se rinde ante el orgullo,
no se va por orgullo,
y si alguna vez se aleja…
es solo para aprender a volver
con más fuerza, con más verdad.

Y aunque muchos se burlen,
aunque lo disfracen de ilusión infantil,
los que lo han sentido lo saben:
hay miradas que sanan,
abrazos que reconstruyen,
y presencias que bastan
para hacer del mundo un lugar más habitable.

Porque cuando uno ama de verdad…
no busca cuerpo, busca alma.
No busca compañía, busca eternidad.
Y ese amor no se rompe.
Puede doler, puede perderse,
pero sigue vivo como una llama sagrada
en medio de la tormenta.

El amor verdadero sí existe.
Y no es perfecto.
Es real.
Tan real que te cambia,
te eleva,
y te salva.

Yo lo sé,
porque cuando pronuncio su nombre en silencio,
todo dentro de mí se calma.
Como si en ese instante…
el universo recordara quién soy
y a quién pertenezco.


Derechos de autor ©️

~Daniii
Daniii 6d
Hay vínculos que no se explican.
Solo se sienten.
Como el temblor suave antes de llorar
o el silencio que se vuelve hogar cuando alguien se queda.

Un amigo…
no es quien te acompaña,
es quien te revela.
Es ese ser que al mirarte no ve solo tu rostro,
sino el mapa secreto de tu alma:
con sus montañas rotas,
con sus ríos dormidos,
con sus noches sin luna.

La amistad verdadera no necesita gestos grandes.
Necesita presencia.
Esa presencia que no exige,
que no pregunta,
pero que está…
cuando todo lo demás se ha ido.

Porque hay momentos en que el alma no puede hablar,
pero un amigo sabe traducirla.
Y en vez de palabras, te ofrece un abrazo
que no viene de los brazos,
sino de una parte invisible,
más profunda,
más fiel.

Yo he tenido amigos así…
Y también los he perdido.
Y he entendido que no todos los que están, permanecen,
ni todos los que se van, se pierden.
Hay quienes se quedan en uno,
como un fuego que no quema
pero da calor en las noches largas.

Y ahora sé:
que un verdadero amigo no es quien camina a tu lado,
sino quien habita en tu interior
como una voz tranquila,
que cuando todo se apaga,
te susurra tu verdadero nombre.
Ese que solo conocen
los que te han amado de verdad.

Derechos de autor ©️

~Daniii
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