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Natalia Rivera Oct 2014
Enamorarte de mí es como enamorarte del mar; te cautiva desde el primer momento en que lo ves. Al principio observas el panorama, el agua, el cielo, los animales, las personas alrededor. Una ligera sonrisa se te escapa al sentir la necesidad de quitarte los zapatos para experimentar el primer contacto físico. Se sentirá extraño, la arena podrá ser caliente, en cambio, tu curiosidad aumenta al preguntarte ¿Cómo será en lo más profundo del agua? Alzas la vista, miras perplejo el paisaje; las nubes y los pájaros juegan revoloteando haciendo juego con mis olas. Te gusta, la excitación cada vez es más, sientes que es momento, quieres sumergirte en mis aguas y sin rodeos, saltas al agua dejándote sumiso ante mí. Danzas conmigo a los compas del vaivén, algo te distrae. Miras con demasiada atención el interior de mis aguas, de mí ser. Fijas la mirada en un abismó oscuro que se le ve a lo lejos, te aproximas a él, comienzas a sentirte perdido, cautivo, sin rumbo. Sales a la superficie, ya es casi de noche. Te sientas en mi regazo a contemplar la puesta del sol y ahí, en ese preciso momento, te das cuenta que acabas de enamorarte algo vivo, algo inmenso; algo que será tuyo pero solo por minutos.
De los bosques los acres olores difundidos,
cazadora, han inflado tu nariz anhelante,
y partes, en tu virgen energía pujante,
tendiendo los cabellos hacia atrás esparcidos.

De los leopardos haces con los sordos rugidos
temblar hasta la noche la Ortigia resonante,
entre la orgía saltas, orgía repugnante
de perros destrozados, en la yerba tendidos.

Y mucho más te place que en el bosque te hiera
dura espina, o que diente se clave, o garra fiera,
en tus brazos gloriosos por el hierro vengados;

Pues la cruel dulzura quieres gustar, oh Diosa,
le mezclar, en tus juegos, la púrpura radiosa
Con sangre horrible y negra de monstruos degollados.
Noctâmbulo supremo do abismo
Jamais encerra o exorcismo
De ser um Deus para o absurdo, e enfim
Vingar em risos, o que há dentro de mim!

Tu és um Deus de amor além
De quem não tem a amar ninguém
Além de si mesmo! E traz da consciência na eterna noite fria
A alma do infinito que em mim se esvazia...

Teu sou eu! Ó, meu nada eterno.
À ti amei em meio às minhas cruzes
Na natureza mórbida deste mundo me reduzes
Como cinzas a vencer o inferno!

Dancemos batizados no vinho da loucura
Teus sonhos são uma velada criatura
Para o próprio criador que não te compreende...
E saltas como um arlequim e um duende

De sonho em sonho, de consciência em consciência
Tragando com sátiras a vil ciência
E superando a metafísica de todos os seres
Há de trazer congregados os grandes prazeres

De nada ser, de tudo ser, de nada querer...
Como um Buda insepulto de mil amálgamas
Conhecendo todas as nefastas almas
Eu sou um contigo, e sempre haveremos de vencer!

— The End —