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¡Qué revuelo!
¡Aire, que al toro torillo
le pica el pájaro pillo
que no pone el pie en el suelo!
¡Qué revuelo!
Ángeles con cascabeles
arman la marimorena,
plumas nevando en la arena
rubí de los redondeles.
La Virgen de los caireles
baja una palma del cielo.
¡Qué revuelo!
-Vengas o no en busca mía,
torillo mala persona,
dos cirios y una corona
tendrás en la enfermería.
¡Qué alegría!
¡Cógeme, torillo fiero!
¡Qué salero!
De la gloria a tus pitones,
bajé, gorrión de oro,
a jugar contigo al toro,
no a pedirte explicaciones.
¡A ver si te las compones
y vuelves vivo al chiquero!
¡Qué salero!
¡Cógeme, torillo fiero!
Alas en las zapatillas,
céfiros en las hombreras,
canario de las barreras,
vuelas con las banderillas.
Campanillas
te nacen en las chorreras.
¡Qué salero!
¡Cógeme, torillo fiero!
Te digo y te lo repito,
para no comprometerte,
que tenga cuernos la muerte
a mí se me importa un pito.
Da, toro torillo, un grito
y ¡a la gloria en angarillas!
¡Qué salero!
¡Que te arrastran las mulillas!
¡Cógeme, torillo fiero!
Casi fuera del cielo ancla entre dos montañas
la mitad de la luna.
Girante, errante noche, la cavadora de ojos.
A ver cuántas estrellas trizadas en la charca.

Hace una cruz de luto entre mis cejas, huye.
Fragua de metales azules, noches de las calladas luchas,
mi corazón da vueltas como un volante loco.
Niña venida de tan lejos, traída de tan lejos,
a veces fulgurece su mirada debajo del cielo.
Quejumbre, tempestad, remolino de furia,
cruza encima de mi corazón, sin detenerte.
Viento de los sepulcros acarrea, destroza, dispersa tu raíz soñolienta.
Desarraiga los grandes árboles al otro lado de ella.
Pero tú, clara niña, pregunta de humo, espiga.
Era la que iba formando el viento con hojas iluminadas.
Detrás de las montañas nocturnas, blanco lirio de incendio,
ah nada puedo decir! Era hecha de todas las cosas.

Ansiedad que partiste mi pecho a cuchillazos,
es hora de seguir otro camino, donde ella no sonría.
Tempestad que enterró las campanas, turbio revuelo de tormentas
para qué tocarla ahora, para qué entristecerla.
Ay seguir el camino que se aleja de todo,
donde no esté atajando la angustia, la muerte, el invierno,
con sus ojos abiertos entre el rocío.
Te contaré la historia del bergantín sombrío
que echó un día las anclas en la quietud de un puerto,
para ser en la turbia resaca del hastío,
el ataúd flotante de su pasado muerto.

Allí evocaba el luto de la insignia pirata
y las tripulaciones con su bárbaro coro,
en las fosforescencias de las noches de plata
y en el deslumbramiento de las tardes de oro.

Allí, en largos letargos bajo las nubes lentas,
entre un enloquecido revuelo de gaviotas,
adoraban el soplo brutal de las tormentas,
en sus podridos pliegues, las pobres velas rotas.

Abajo, en la sentina, mortecinos fanales,
moscas y telarañas y barriles flotando,
arriba en la cubierta, náufragos espectrales
agitando los puños hacia el puente de mando.

Ah, las islas del trópico, los dulces archipiélagos
para siempre en los mapas de la mala fortuna,
y un buque torvamente rondando los murciélagos
mientras las mariposas vuelan hacia la luna.

Viejo barco que supo que el confín no es redondo
en las noches siniestras y en las albas felices,
con las anclas hundidas más y más en el fondo
como si de las anclas le nacieran raíces.

Mástiles carcomidos donde las golondrinas
reposan el otoño, como un último ultraje;
timón con verdes costras de lepras submarinas
y brújula sin norte para morir un viaje.

Vientos del sur, o lluvias o locas primaveras,
que poco importa todo para los barcos viejos;
pero un escalofrío crujía en sus maderas
al zarpar otras naves y al perderse a lo lejos.

Allí, escuchando el himno de las resacas gordas,
vaivén de espumas negras que nunca finaliza,
se hubiera dicho un barco cargado hasta las bordas
con un gran contrabando funeral de ceniza.

Y allí estaba, en el puerto, con su largo letargo,
de proa hacia el olvido, muriendo hacia el poniente.
Y, sin embargo un día... Ah, un día, sin embargo,
sopló un viento de rosas, maravillosamente.

Era el sagrado soplo del amor que transfigura
los seres y las cosas en el tiempo sin fin
y le dio un casco nuevo con nueva arboladura
y nueve velas blancas al viejo bergantín.

Y así fue que en la gloria de una alegre mañana,
con la proa hacia el sueño y el timón al azar,
esta vez bajo el mando de gentil capitana,
el bergantín sombrío se echó de nuevo al mar.

Y así acaba este cuento que es más tuyo que mío,
tú, que escuchas mi cuento convertido en canción;
tú, gentil capitana del bergantín sombrío,
del bergantín sombrío que era mi corazón.
Era el silencio miel sobre seda,
y era un ungüento de paz la brisa.
Yo iba del brazo con tu sonrisa
   por la alameda.

Tu boca dulce como un olvido
me dio sus jugos bajo el follaje,
y su chasquido
    rozó mi oído
        como un plumaje
          de un cisne herido;
              como un encaje
                desvanecido;
                  como un celaje
                    loco de viaje
                      sobre un paisaje
                          desconocido...

Tu boca ungida de luz de trino,
bordó una sombra de frases quedas...
Tu boca tibia me supo a vino,
y en la hojarasca de las veredas
se alzó el revuelo de un remolino
   de áureas monedas...

Y fue el silencio como una gruta,
y la quimera fue como un río
donde bogaron tu amor y el mío...
Y fue tu boca como una fruta
humedecida por el rocío...
 Como amputando gestos sombríos
bruñó la luna su filo de hacha,
y retorciendo sus dedos fríos
   cruzó una racha...

Yo unté de besos tu boca roja,
tu boca dulce como un regreso,
y en cada árbol fue cada hoja
un eco verde de cada beso.

Tu boca intacta me dio sus rasos,
tu voz sin bordes me dio su seda,
y, en la delicia de los retrasos,
moría el roce de nuestros pasos
en el silencio de la alameda...
23
¡Pronto, la luz, pronto, pronto!
Un negror agazapado
salta de los horizontes
y me confunde la vida.
Las seguridades dulces,
distancias, perfiles, formas
de un revuelo se las lleva.
¡Colores, colores míos,
amarillo, verde, rojo,
arrebatados cautivos,
en cárcel de nueve horas!
Aquel paisaje tan firme
¿cómo se rindió tan pronto?
¡Resístete, variedad
amada, tú, no te dejes,
no me dejes solo
en lo *****, raso, uno!

Con una vuelta a la llave,
en visiones de cien metros,
fragmentado, alegre, vivo,
los faros
me devolvieron al mundo.
Del verdecido júbilo del cielo
luces recobras que la luna pierde
porque la luz de sí misma recuerde
relámpagos y otoños en tu pelo.

El viento bebe viento en su revuelo,
mueve las hojas y su lluvia verde
moja tus hombros, tus espaldas muerde
y te desnuda y quema y vuelve yelo.

Dos barcos de velamen desplegado
tus dos pechos. Tu espalda es un torrente.
Tu vientre es un jardín petrificado.

Es otoño en tu nuca: sol y bruma.
Bajo el verde cielo adolescente,
tu cuerpo da su enamorada suma.
Eternidad, belleza
sola, ¡si yo pudiese,
en tu corazón único, cantarte
igual que tú me cantas en el mío
las tardes claras de alegría en paz!
¡Si en tus éstasis últimos,
tú me sintieras dentro
embriagándote toda,
como me embriagas todo tú!
¡Si yo fuese, inefable,
como tú en mi instantánea primavera,
olor, frescura, música, revuelo
en la infinita primavera pura
de tu interior totalidad sin fin!
Leydis Aug 2017
Mi cama, mi frazada y mi copa de vino
son las que cobijan este estofó,
el decaimiento que siento,
la inhabilidad de pararme de aquí,
la condenante pena que siente mi ser,
me siento como si me borraste
de la faz de la tierra y yo nada puedo hacer.
.
Tirada aquí en mi cama,
jugando con la boca de este cáliz,
relleno de la sangre de mi corazón triturado,
porque anhela el calor de tu cuerpo,
aquí embriagando las penas,
abrazando la añoranza,
la tentación de llamarte y pedirte que regreses.

Mi copa medio vacía y cada mediocre sorbo
trae consigo un revuelo de pensamientos,
contemplando un futuro sin tu presencia,
seguro que mi futuro, figura verdugo e inseguro,
mi aliento fracturo con su punzante adiós,
su amor el que tanto me juro…
clausuro, colapso,  
lo abjuro con el tiempo y no me lo aviso.
depuro mis deseos solo para triturarlos con abnegación,
el perjuro que me amaba……
mas no soporto el primer copo de nieve
y el invierno lejos estaba aún.

Si recurro a mi copa,
porque ella seguro
será mucho más leal
que el amor que él me juro,
el cual usuro,
y
que nada perduro

LeydisProse
8/2/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
Absorto tedio abierto
ante la fosanoche inululada
que en seca grieta abierta subsonríe su más agrís recato
abierto insisto insomne a tantas muertesones de inciensosón revuelo
hacia un destiempo inmóvil de tan ya amargas manos
abierto al eco cruento por costumbre de pulso no mal digo
pero mero nimio glóbulo abierto ante lo extraño
que en voraz queda herrumbre circunroe las parietales costas
abiertas al murmurio del masombra
mientras se abren las puertas
Mila Aug 25
Todo amor es tu sombra,pues en tu sombra lo encontre. Todo revuelo que siento viene de tu amor que cubre todo de mi.

Llenas todo espacio por donde tu sombra pasa, dejando tu amor al que ama en verdad, demostrando lo que es amar sin condición.

Tu ejemplo de amor sopla por mi ventana cubriendo mi luminosa velada ante el sol.
Inspirado por el poema "Todo amor es tu sombra" De: Alejo Seco, AJ(Libro Aurora de Paz)

— The End —