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La libertad vive dentro de mí
está en mí, no en mi locura.
En mi capacidad de imaginar.
En los rayos del sol bañando mi cara,
en mi capacidad de tomar decisiones sabias; y de amar.
En liberarme a mí misma.
De todo miedo.
De toda ira.

La libertad es estar enjaulada,
con alas amarradas;
cerrar los ojos;
y poder volar
sentir la sangre fluir,
la voz correr,
volar,
trémulamente
súbitamente
corriendo por mi piel,
como  un papalote de colores brillantes
atrapado en mi piel.

La libertad está en cerrar los ojos,
escuchar el contorno de mis labios,
de mis besos a nadie.
En sentir mis pensamientos;
detener mis propios impulsos.

La libertad está en luchar contra el manifiesto a la locura.

Contra el sentimiento de estar parada sin piso bajo mis pies.

La libertad está en luchar contra lograr escuchar el silencio.
El silencio en el centro de mis pensamientos.
En el ronroneo de los colibríes y en el canto de los pájaros.

En todo eso está se encuentra la libertad.

Y en el ruido de la máquina de escribir del psiquiatra del pasillo que escribe y dicta mi diagnóstico.
Que existe, y produce un violento destrozo de mi borderline, golpeteo tras golpeteo.

Y la libertad, sobre todo, duerme en  la cama 14,  donde existe mi refugio, mi limbo, y mi salvación.
En 1, multiplicado por sí mismo, que es infinito, como el aleph que tengo tatuado; y en número 4, como el de los 4 pilares de un oráculo griego que adivina futuros, incluido el mío.
El día 28 de Enero, por desición propia, me interné durante 11 días en un psiquiatrico, debido a mi padecimiento, este es el resultado....
Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe,
aunque ése no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según cuenta el Times)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso...

Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.
El templo -de mármol y oro- es el templo de su cuerpo
en el que está el hijo de Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad,
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos,
el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo.
Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
                                                        se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
                                                              ¡y se apagan los reflectores!
Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
          porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río
          la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.
La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor:
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)
           
¡contesta Tú al teléfono!

— The End —