Submit your work, meet writers and drop the ads. Become a member
Las fuerzas, Peregrino celebrado,
afrentará del tiempo y del olvido
el libro que, por tuyo, ha merecido
ser del uno y del otro respetado.
Con lazos de oro y yedra acompañado,
el laurel con tu frente está corrido
de ver que tus escritos han podido
hacer cortos los premios que te ha dado.
La invidia su verdugo y su tormento
hace del nombre que cantando cobras,
y con tu gloria su martirio crece.
Mas yo disculpo tal atrevimiento,
si con lo que ella muerde de tus obras
la boca, lengua y dientes enriquece.
El sapo iscariote y ladrón
en la silla del juez,
repartiendo castigos y premios
¡en nombre de Cristo,
con la efigie de Cristo
prendida en el pecho!...
Y el hombre aquí de pie,
firme, erguido, sereno,
con el pulso normal,
con la lengua en silencio,
los ojos en sus cuencas
y en su lugar los huesos.
El sapo iscariote y ladrón
en la silla del juez,
repartiendo castigos y premios...
y yo tranquilo aquí
callad impasible, cuerdo... ¡cuerdo!
sin que me quiebre
el mecanismo del cerebro.
¿Cuándo se pierde el juicio?
Relojeros,
¿cuando enloquece el hombre?
¿Cuándo?
¿Cuándo es cuando se enuncian los conceptos
absurdos
y blasfemos,
y se hacen unos gestos sin sentido,
monstruosos y obscenos?
¿Cuándo es cuando se dice,
por ejemplo:
no es verdad
Dios no ha puesto
al hombre aquí en la Tierra
bajo la luz y la ley del Universo;
el hombre
es un insecto
que vive en las partes pestilentes y rojas
del mono y del camello?
¿Cuándo, si no es ahora
(yo pregunto loqueros),
cuándo es cuando se paran los ojos
y se quedan abiertos,
inmensamente abiertos,
sin que puedan cerrarlos ni la llama ni el viento?
¿Cuándo es cuando se cambian
las funciones del alma y los resortes del cuerpo,
y en vez de llanto
no hay más que risa y baba en nuestro gesto?
Si no es ahora,
ahora que la Justicia vale menos,
mucho menos, que el orín de los perros;
si no es ahora, ahora que la Justicia
tiene menos,
infinitamente menos
categoría que el estiércol;
si no es ahora, ¿cuándo,
cuándo se pierde el juicio?
Respondedme, loqueros,
¿cuándo se quiebra y salta roto en mil pedazos
el mecanismo del cerebro?
Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos.
Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario
fantasma del desierto,
y ..., ¡ni en España hay locos!
Todo el mundo está cuerdo,
terrible,
monstruosamente cuerdo.
¡Que bien marcha el reloj;
qué bien marcha el cerebro
este reloj, este cerebro -tic,tac... tic,tac, tic,tac...-
es un reloj perfecto..., perfecto... ¡perfecto!
Dichoso tú, que alegre en tu cabaña,
Mozo y viejo espiraste la aura pura,
Y te sirven de cuna y sepultura,
De paja el techo, el suelo de espadaña.
En esa soledad que libre baña
Callado Sol con lumbre más segura,
La vida al día más espacio dura,
Y la hora sin voz te desengaña.
No cuentas por los Cónsules los años;
Hacen tu calendario tus cosechas;
Pisas todo tu mundo sin engaños.
De todo lo que ignoras te aprovechas;
Ni anhelas premios ni padeces daños,
Y te dilatas cuanto más te estrechas.
Si gobernar provincias y legiones
ambicioso pretendes, ¡oh Licino!,
procura que el favor y el desatino
aseguren de infames tus acciones.
No merezca ninguno las prisiones
mejor que tú; pues cuanto más vecino
al suplicio te vieres, el destino
más te apresurará las elecciones.
Felices son y ricos los pecados:
ellos dan los palacios suntuosos,
llueven el oro, adquieren los estados.
Alábanse los hombres virtuosos;
mas, para lo que viven alabados,
quien los alaba elige los viciosos.
Si a una parte miraran solamente
vuestros ojos, ¿cuál parte no abrasaran?
Y si a diversas partes no miraran,
se helaran el ocaso o el Oriente.
El mirar zambo y zurdo es delincuente;
vuestras luces izquierdas lo declaran,
pues con mira engañosa nos disparan
facinorosa luz, dulce y ardiente.
Lo que no miran ven, y son despojos
suyos cuantos los ven, y su conquista
da a l'alma tantos premios como enojos.
¿Qué ley, pues, mover pudo al mal jurista
a que, siendo monarcas los dos ojos,
los llamase vizcondes de la vista?
Yo vi la grande y alta jerarquía
Del Magno, invicto y santo Rey Tercero
En esta casa, y conocí Lucero
Al que en sagradas Púrpuras ardía.
Hoy, desierta de tanta Monarquía
Y del Nieto, magnánimo heredero,
Yace; pero arde en glorias de su acero,
Como en la pompa que ostentar solía.
Menos envidia teme aventurado
Que venturoso: el Mérito procura,
Los Premios aborrece escarmentado.
¡Oh amable, si desierta Arquitectura,
Más hoy, al que te ve desengañado,
Que cuando frecuentada en tu ventura!
Juan Carlos PB Nov 2024
Comenzamos con el pie izquierdo.  
A Ariana le quitaste la grandeza,  
Seis veces subiste ahí,  
llevándote casi todo lo dorado.

Hiciste crecer el rencor como una planta
sin saber más: tu hermano, tu cara…  
Resentimiento sin causa justa,  
odio sin fundamentos válidos.

¿Lo merecías?  
¿Dónde están esos premios?  
¿Los tienes en alguna repisa?  
¿Y si escucho el por qué de esos premios?

Mi mente ahora te ve en blanco,  
limpia de actos que no fueron malos.  
¿Comenzamos de nuevo?  
Mete tu voz en mí.  
Billie... ¿Hola?
Daniii Jul 19
No toda palabra que rima
es poema.
No todo verso que vuela
tiene alas.

Hay poesías disfrazadas
de flores falsas,
y hay otras que lloran
con los ojos abiertos
como una madre sola
que no quiere consuelo.

Poesía verdadera
¿dónde estás
cuando los aplausos ahogan
y los jurados pontifican
sobre formas que no sangran?

La auténtica…
la que tiembla al salir,
la que no se escribe
con la mano
sino con una herida abierta
que no quiere cerrar.

No está en los premios.
No está en las vitrinas.
No está en los poetas de salón
ni en los poetas de selfie.
Está en la tierra,
en el barro,
en el rostro de un niño
que pregunta por su padre,
en la espalda encorvada de un viejo
que ya no espera respuestas.

La poesía verdadera no se vende,
no se maquilla,
no se edita para gustar.
No usa hashtags,
no ****** con títulos llamativos.
Se deja escribir por quien
no busca escribirla.
Y a veces, ni se publica.

Es la que nace
cuando nadie te escucha,
cuando estás solo en un cuarto
con la noche encima
y no sabés si lo que sentís
tiene nombre,
pero lo nombrás.

Es la que te hace temblar
al releerla,
porque no sabés
si eso fuiste vos
o si fue tu sombra
la que habló.

La poesía verdadera
es esa que no elegís,
sino que te elige.
Y duele.
Y no siempre rima.
Y muchas veces ofende,
pero nunca miente.

Es un temblor escrito,
un grito calmo,
una palabra que no se puede borrar
ni con el olvido.




No es hermosa.
A veces es fea,
desprolija,
como la verdad
cuando no tiene ropa.

No es alta literatura,
es alta alma.

No se escribe para ganar,
se escribe para no morir.

Y si te arranca una lágrima
sin pedir permiso,
entonces sabés
que tocaste la auténtica.

Derechos de autor ©️

~Daniii

— The End —