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Bastian M Pop Dec 2020
con narciso por labios
&
pupilas de azúcar
me encontraste

entre rechinantes mares hechos tabique
asfalto
&
vagones sin vía
sus obreros en gabán
entre gritos encerraron a mi serafín

el titilar de un palpitar amado
mis pasos no llevan a casa
llevan a un sonreír entre sabanas ajenas

eco de mis pétalos
ni mis ternuras reconozco
cuando tus pieles fueron filmadas
por caricia de crepitar ocre
&
mis pupilas de azúcar

me hiere el corazón
en pedacitos que reconozco

narciso por labios
&
dulces nuestras distancias

podría haberme arrojado
entre aguas cristalinas
si los pasos del hastío
no llevasen miel

pero es como sé
ahogado en mi reflejo
&
mares hechos tabique

pero es como
distinguir entre
jardines
&
flores
&
escuchar su eco

mis cristales ya no guían
arrojado entre aguas cristalinas
narciso por labios
Rama Krsna Jun 2019
i knew not
of you or your exploits
till that time
when my finely tuned nasal buds
invaded by your magical creation
transported me
to a fragrant heaven of sorts,
merging me temporarily
deep inside her moist velvet purse

‘For Her’
your fitting tribute
to grace, perfection
and all womanhood

if only
you could’ve come up
with a more permanent fix,
while you helped me
win that game of lust
i seem to have
lost the war on love


© 2019
For Her is a truly sensuous perfume created by this designer.
Pensando nos lugares em que estive,
Física e espiritualmente,
Os tormentos de agora apresentam-se desmedidos
Porque dói tanto isto que nem dói sequer?
Que me não causa, isto,
Miséria ou infelicidade, isto,
Que embora a boca, amedrontada,
O não tenha dito
Era precisamente o que desejava para mim?
É certo, não assim…
Ah, cheguei a ousar dizê-lo!
Em confidência à minha mãe,
Sorrateiramente por versos escondidos.
Isto que eu queria!

É certo, não assim.
Não mordendo o fruto
Que me deste, oculto pela mão,
Sobre os meus protestos gritados,
À boca a provar; e, embora eu o cheirasse,
Podre, juravas pelo amor ser são!
O sabor, por não ser desesperante,
Faz-se aditivo; logo estou eu trepando a árvore
Sedenta de o devorar.

Escorrendo-te pelo queixo,
Sumo de laranjas meladas;
A língua que to limpa não é a tua.
Fixo a dor e tombo nela
Como Narciso sobre si.
Joven, acérquese acá,
¿Estima usted su pellejo?
Pues escúcheme un consejo,
que me lo agradecerá:
Arroje esa timidez
al cajón de ropa sucia,
y por un poco de argucia
dé usted toda su honradez.
Salude a cualquier pelmazo
de vales, y al saludar,
acostúmbrese a doblar
con frecuencia el espinazo.
Diga usted sin ton ni son,
y mil veces si es preciso,
al feo, que es un Narciso,
y al zopenco, un Salomón;
que el que tenga el juicio leso
o sea mal encarado,
téngalo usted de contado
que no se enoja por eso.
Al torpe déjele hablar,
sus torpezas disimule,
y adule, adule y adule
sin cansarse de adular.
Como algo no le acomode,
chitón y a tragar saliva,
y en el pantano en que viva
arrástrese, aunque se enlode.
Y con que befe al que baje,
y con que al que suba inciense,
el día en que menos piense
será usted un personaje.
Nada mejor para cantar la vida,
y aun para dar sonrisas a la muerte,
que la áurea copa donde Venus vierte
la esencia azul de su viña encendida.
Por respirar los perfumes de Armida
y por sorber el vino de su beso,
vino de ardor, de beso, de embeleso,
fuérase al cielo en la bestia de Orlando,
¡Voz de oro y miel para decir cantando:
la mejor musa es la de carne y hueso!Cabellos largos en la buhardilla,
noches de insomnio al blancor del invierno,
pan de dolor con la sal de lo eterno
y ojos de ardor en que Juvencia brilla;
el tiempo en vano mueve su cuchilla,
el hilo de oro permanece ileso;
visión de gloria para el libro impreso
que en sueños va como una mariposa
y una esperanza en la boca de rosa:
¡La mejor musa es la de carne y hueso!Regio automóvil, regia cetrería,
borla y muceta, heráldica fortuna,
nada son como a la luz de la Luna
una mujer hecha una melodía.
Barca de amar busca la fantasía,
no el yacht de Alfonso o la barca de Creso.
Da al cuerpo llama y fortifica el seso
ese archivado y vital paraíso;
pasad de largo, Abelardo y Narciso:
¡La mejor musa es la de carne y hueso!Clío está en esa frente hecha de Aurora,
Euterpe canta en esta lengua fina,
Talía ríe en la boca divina,
Melpómene es ese gesto que implora;
en estos pies Terpsícore se adora,
cuello inclinado es de Erato embeleso,
Polymnia intenta a Calíope proceso
por esos ojos en que Amor se quema.
Urania rige todo ese sistema:
¡La mejor musa es la de carne y hueso!No protestéis con celo protestante,
contra el panal de rosas y claveles
en que Tiziano moja sus pinceles
y gusta el cielo de Beatrice el Dante.
Por eso existe el verso de diamante,
por eso el iris tiéndese y por eso
humano genio es celeste progreso.
Líricos cantan y meditan sabios
por esos pechos y por esos labios:
¡La mejor musa es la de carne y hueso!ENVÍO:Gregorio: nada al cantor determina
como el gentil estímulo del beso.
Gloria al sabor de la boca divina.
¡La mejor musa es la de carne y hueso!
Voz
Surge mi voz, y el invierno
se convierte en primavera:
florece la enredadera
y brota el narciso tierno.
Baja mi voz al averno
y el fuego se torna frío.
Al Dios del Cielo le envío
unas décimas de amor
y dice Nuestro Señor:
-¿Quién es aquel pajarillo...?
Ilumina el horizonte
el fuego de mi palabra
y piensa el pastor de cabras
que se está incendiando el monte:
Trunca su vuelo el sisonte,
quiebra su nota el gorrión;
enardecido el halcón
grazna con ruido agorero
y queda mudo el jilguero
que canta sobre el limón.
Luego, mi canto sonoro
bajo la tierra se interna
perforando una caverna
que termina en un tesoro:
Queda descubierto el oro,
el platino y el diamante.
Ruge Júpiter tonante,
luchan Neptuno y Eolo
y Orfeo le dice a Apolo:
-¡Anda y dile que no cante...!
Entonces calla mi voz
y hay un silencio profundo
como si no hubiera mundo
o ya no existiera Dios.
Nadie cosecha el arroz,
nadie apaña el algodón.
Y tirado en un rincón
cuando termina mi canto,
derramo tan triste canto
que me duele el corazón...
Deja la procesión, súbete al paso,
Íñigo; toma puesto en la coluna,
pues va azotando a Dios tu propio paso.
Las galas que se quitan sol y luna
te vistes, y, vilísimo gusano,
afrentas las estrellas una a una.
El hábito sacrílego y profano
en el rostro de Cristo juntar quieres
ron la infame saliva y con la mano.
Con tu sangre le escupes y le hieres;
con el beso de Judas haces liga,
y por escarnecer su muerte, mueres.
No es acción de piedad, sino enemiga,
a sangre y fuego perseguir a Cristo,
y quieres que tu pompa se lo diga.
No fue de los demonios tan bienquisto
el que le desnudó para azotalle,
como en tu cuerpo el traje que hemos visto,
pues menos de cristiano que de talle,
preciado con tu sangre malhechora,
la suya azotas hoy de calle en calle.
El sayón que de púrpura colora
sus miembros soberanos te dejara
el vil oficio, si te viera agora.
Él, mas no Jesucristo, descansara,
pues mudara verdugo solamente,
que más festivamente le azotara.
El bulto del sayón es más clemente:
él amaga el azote levantado,
tú le ejecutas, y el Señor le siente.
Menos vienes galán que condenado,
pues de la Cruz gracejas con desprecio,
bailarín y Narciso del pecado.
En tu espalda le hieres tú más recio
que el ministro en las suyas, y contigo
comparado, se muestra menos necio.
Él es de Dios, mas no de sí enemigo;
tú de Dios y de ti, pues te maltratas,
teniendo todo el cielo por castigo.
Vestido de ademanes y bravatas,
nueva afrenta te añades a la historia
de la pasión de Cristo, que dilatas.
¿No ves que solamente la memoria
de aquella sangre en que la Virgen pura
hospedó los imperios de la gloria,
el cerco de la Cruz en sombra obscura
desmaya la viveza de su llama
y apaga de la luna la hermosura?
La noche por los cielos se derrama,
vistiendo largo luto al firmamento;
el fuego llora, el Oceano brama,
gime y suspira racional el viento,
y, a falta de afligidos corazones,
los duros montes hacen sentimiento.
Y tú, cuyos delitos y traiciones
causan este dolor, das parabienes
de su misma maldad a los sayones.
Recelo que a pedir albricias vienes
desta fiereza al pueblo endurecido,
preciado de visajes y vaivenes.
Más te valiera nunca haber nacido
que aplaudir los tormentos del Cordero,
de quien te vemos lobo, no valido.
La habilidad del diablo considero
en hacer que requiebre con la llaga,
y por bien azotado, un caballero;
y en ver que el alma entera aquél le paga,
que capirote y túnica le aprueba,
mientras viene quien más cadera haga.
Y es invención de condenarse nueva
llevar la penitencia del delito
al mismo infierno que el delito lleva.
Desaliñado llaman al contrito,
pícaro al penitente y al devoto,
y sólo tiene séquito el maldito.
Dieron crédito al ruido y terremoto
los muertos, y salieron lastimados;
y cuando el templo ve su velo roto,
el velo, en que nos muestras tus pecados
transparentes, se borda y atavía,
de la insolencia pública preciados.
Considera que llega el postrer día
en que de este cadáver, que engalanas,
con asco y miedo, la alma se desvía;
y que de las cenizas que profanas,
subes al tribunal, que no recibe
en cuenta calidad y excusas vanas.
Allí verás cómo tu sangre escribe
proceso criminal contra tu vida,
donde es fiscal Verdad, que siempre vive.
Hallarás tu conciencia prevenida
del grito a que cerraste las orejas,
cuando en tu pecho predicó escondida.
Los suspiros, las ansias y las quejas
abrirán contra ti la negra boca
por el llanto de Cristo, que festejas.
¿Con qué [razón] podrá tu frente loca
invocar los azotes del Cordero,
si de ellos grande número te toca?
A los que Cristo recibió primero,
juntos verás los que después le diste
en competencia del ministro fiero.
A su Madre Santísima añadiste
el octava dolor, y en sus entrañas
cuchillo cada abrojo tuyo hiciste.
Acusaránte abiertas las montañas,
las piedras rotas, y a tan gran porfía
atenderán las furias más extrañas.
Y presto sobre ti verás el día
de Dios, y en tu castigo el desengaño
de tan facinorosa hipocresía.
La justicia de Dios reinará un año,
y en dos casas verás tus disparates
llorar su pena o padecer su daño.
Cristiano y malo, irás a los orates;
al Santo Oficio irás, si no lo fueres,
porque si no te enmiendas, te recates.
Y, crüenta oblación de las mujeres,
vivirás sacrificio de unos ojos
que te estiman, al paso que te hieres
y te llevan el alma por despojos.
Zumban las balas en la tarde última.
Hay viento y hay cenizas en el viento,
se dispersan el día y la batalla
deforme, y la victoria es de los otros.
Vencen los bárbaros, los gauchos vencen.
Yo, que estudié las leyes y los cánones,
yo, Francisco Narciso de Laprida,
cuya voz declaró la independencia
de estas crueles provincias, derrotado,
de sangre y de sudor manchado el rostro,
sin esperanza ni temor, perdido,
huyo hacia el Sur por arrabales últimos.
Como aquel capitán del Purgatorio
que, huyendo a pie y ensangrentando el llano,
fue cegado y tumbado por la muerte
donde un oscuro río pierde el nombre,
así habré de caer. Hoy es el término.
La noche lateral de los pantanos
me acecha y me demora. Oigo los cascos
de mi caliente muerte que me busca
con jinetes, con belfos y con lanzas.
Yo que anhelé ser otro, ser un hombre
de sentencias, de libros, de dictámenes
a cielo abierto yaceré entre ciénagas;
pero me endiosa el pecho inexplicable
un júbilo secreto. Al fin me encuentro
con mi destino sudamericano.
A esta ruinosa tarde me llevaba
el laberinto múltiple de pasos
que mis días tejieron desde un día
de la niñez. Al fin he descubierto
la recóndita clave de mis años,
la suerte de Francisco de Laprida,
la letra que faltaba, la perfecta
forma que supo Dios desde el principio.
En el espejo de esta noche alcanzo
mi insospechado rostro eterno. El círculo
se va a cerrar. Yo aguardo que así sea.

Pisan mis pies la sombra de las lanzas
que me buscan. Las befas de mi muerte,
los jinetes, las crines, los caballos,
se ciernen sobre mí... Ya el primer golpe,
ya el duro hierro que me raja el pecho,
el íntimo cuchillo en la garganta.
Estábase la Efesia cazadora
Dando en aljófar el sudor al baño,
Cuando en rabiosa luz se abrasa el año
Y la vida en incendios se evapora.

De sí, Narciso y Ninfa, se enamora,
Mas viendo conducido de su engaño
Que se acerca Acteón, temiendo el daño,
Fueron las Ninfas velo a su señora.

Con la arena intentaron el cegalle,
Mas luego que de amor miró el trofeo,
Cegó más noblemente con su talle.

Su frente endureció con arco feo,
Sus perros intentaron el matalle,
Y adelantóse a todos su deseo.
Atrás el cielo,
atrás la luz y su navaja,
atrás los muros de salitre,
atrás las calles que dan siempre a otras calles.

Atrás mi piel de vidrios erizados,
atrás mis uñas y mis dientes
caídos en el pozo del espejo.
Atrás la puerta que se cierra,
el cuerpo que se abre.
Atrás, amor encarnizado,
pureza que destruye,
garras de seda, labios de ceniza.

Atrás, tierra o cielo.

Sentados a las mesas
donde beben la sangre de los pobres:
la mesa del dinero,
la mesa de la gloria y la de la justicia,
la mesa del poder y la mesa de Dios
-la Sagrada Familia en su Pesebre,
la Fuente de la Vida,
el espejo quebrado en que Narciso
a sí mismo se bebe y no se sacia
y el hígado, alimento de profetas y buitres…

Atrás, tierra o cielo.

Las sábanas conyugales

insomnes,
cubren cuerpos entrelazados,
piedras entre cenizas
cuando la luz los toca.
Cada uno en su cárcel de palabras,
y todos atareados construyendo
la Torre de Babel en comandita.
Y el cielo que bosteza
y el infierno mordiéndose la cola
y la resurrección
y el día de la vida perdurable,
el día sin crepúsculo,
el paraíso visceral del feto.

Creía en todo esto.
Hoy duermo a la orilla del llanto.
También el llanto sirve de almohada.
Yace pintado Amante,
De amores de la Luz muerta de amores,
Mariposa elegante
Que vistió rosas y voló con flores;
Y codicioso el fuego de sus galas
Ardió dos primaveras en sus alas.
El aliño del prado
Y la curiosidad de Primavera
Aquí se han acabado,
Y el Galán breve de la Cuarta Esfera
Que con dudoso y divertido vuelo
Las lumbres quiso amartelar del Cielo.
Clementes hospedaron
A duras Salamandras llamas vivas;
Su vida perdonaron,
Y fueron rigurosas, como esquivas,
Con el galán idólatra que quiso
Morir como Faetón, siendo Narciso.
No renacer hermosa,
Parto de la ceniza y de la muerte,
Como Fénix gloriosa
Que su linaje entre las llamas vierte,
Quien no sabe de amor y de terneza
Lo llamará desdicha, y es fineza.
Su tumba fue su Amada,
Hermosa sí, pero temprana y breve;
Ciega y enamorada,
Mucho al Amor y poco al Tiempo debe;
Y pues en sus amores se deshace,
Escríbase: Aquí goza, donde yace.
Estábase la Efesia cazadora
Dando en aljófar el sudor al baño,
En la estación ardiente, cuando el año
Con los rayos del Sol el Perro dora.

De sí (como Narciso) se enamora;
(Vuelta pincel de su retrato extraño),
Cuando sus ninfas, viendo cerca el daño,
Hurtaron a Acteón a su señora.

Tierra le echaron todas por cegalle,
Sin advertir primero que era en vano,
Pues no pudo cegar con ver su talle.

Trocó en áspera frente el rostro humano,
Sus perros intentaron de matalle,
Mas sus deseos ganaron por la mano.
Delilah I Causin Dec 2021
MY TWO FRIENDS

by Delilah Ignacio Causin

She,
She paints from her dreams
draws nature and the sublime
verses she inks from her heart
deep in meaning; lofty in thought
her works transcend words with ease
the world is her canvas without surcease
at poetry's gate, weave picture ethereal
imagery dreamlike and surreal.

He,
Man and boy housed in one soul
emotions and anguish cajole
his pen steeped in love and pain
exonerates even the mundane,
discovers joy in every torment
breathes metaphor in each tender moment
poetically gives of his heart and wit
cunning or devious,artfully in poems writ.

Two friends have I,
Whose hearts ache and souls revel
web of thousand words, images reveal
take voice from the imperceptible
myriad colors intangible
their flair for prose and poetry
driven by the real, muses and deity
two souls' perception of beauty and truth
duplicate my reflection and thought.

Delilah I. Causin,
Aug 16, 2015
To my Poetess painter friend, Minda Marie De La Serna and and poet friend Narciso

— The End —