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¿Quieres que hablemos?... Está bien... empieza:
Habla a mi corazón como otros días...
¡Pero no!... ¿qué dirías?
¿Qué podrías decir a mi tristeza?
No intentes disculparte... ¡todo es vano!
Ya murieron las rosas en el huerto;
el campo verde lo secó el verano,
y mi fe en ti, como mi amor, ha muerto.Amor arrepentido,
ave que quieres regresar al nido
al través de la escarcha y las neblinas;
amor que vienes aterido y yerto,
¡donde fuiste feliz... ya todo ha muerto!
¡No vuelvas... Todo lo hallarás en ruinas!¿A qué has venido? ¿Para qué volviste?
¿Qué buscas?... &iexclNadie; habrá de responderte!
Está sola mi alma, y estoy triste,
inmensamente triste hasta la muerte.
Todas las ilusiones que te amaron,
las que quisieron compartir tu suerte,
mucho tiempo en la sombra te esperaron,
y se fueron... ¡cansadas de no verte!Cuando por vez primera
en mi camino te encontré, reía
en los campos la alegre primavera...
toda esa luz, aromas y armonía.Hoy... &iexcltodo; cuán distinto! Paso a paso
y solo voy por la desierta vía.
-Nave sin rumbo entre revueltas olas-
pensando en las tristezas del ocaso,
y en las tristezas de las almas solas.En torno la mirada no columbra
sino aspereza y páramos sombríos;
los nidos en la nieve están vacíos,
y la estrella que amamos ya no alumbra
el azul de tus sueños y los míos.Partiste para ignota lontananza
cuando empezaba a descender la sombra.
...¿Recuerdas? Te imploraba mi esperanza,
¡pero ya mi esperanza no te nombra!¡No ha de nombrarte!...¿para qué?... Vacía
está el ara, y la historia yace trunca.
¡Ya para que esperar que irradie el día!
¡Ya para que decirnos: Todavía!
Si una voz grita en nuestras almas: ¡Nunca!Dices que eres la misma; que en tu pecho
la dulce llama de otros tiempos arde;
que el nido del amor no esta desecho,
que para amarnos otra vez, no es tarde.¡Te engañas!... ¡No lo creas!... Ya la duda
echó en mi corazón fuertes raíces.
Ya la fe de otros años no me escuda...
Quedó de sueños mi ilusión desnuda,
¡y no puedo creer lo que me dices!¡No lo puedo creer!... Mi fe burlada,
mi fe en tu amor perdida,
es ansia de una nave destrozada,
¡ancla en el fondo de la mar caída!Anhelos de un amor, castos risueños,
ya nunca volveréis... Se van... ¡Se esconden!
¿Los llamas?... ¡Es inútil!... No responden...
¡Ya los cubre el sudario de mis sueños!Hace tiempo se fue la primavera...
¡Llegó el invierno, fúnebre y sombrío!
Ave fue nuestro amor, ave viajera,
¡y las aves se van cuando hace frío!
Alta Boudreau Jul 2010
J’aime
les trésors petits.
J’aime les choses que me fais sentir
très contente.
Je suis une fille
simple.
Quelquefois je ferme les yeux
et je fais comme si je suis haut le monde,
seulement.
Le bonheur,
il irradie de tous les pores de mon être.
J’adore
les choses simplement.
J’adore
le monde.
J’adore
adorer.
© MAB Avril 2010
Ô lâches, la voilà ! Dégorgez dans les gares !
Le soleil essuya de ses poumons ardents
Les boulevards qu'un soir comblèrent les Barbares.
Voilà la Cité sainte, assise à l'occident !

Allez ! on préviendra les reflux d'incendie,
Voilà les quais, voilà les boulevards, voilà
Les maisons sur l'azur léger qui s'irradie
Et qu'un soir la rougeur des bombes étoila !

Cachez les palais morts dans des niches de planches !
L'ancien jour effaré rafraîchit vos regards.
Voici le troupeau roux des tordeuses de hanches :
Soyez fous, vous serez drôles, étant hagards !

Tas de chiennes en rut mangeant des cataplasmes,
Le cri des maisons d'or vous réclame. Volez !
Mangez ! Voici la nuit de joie aux profonds spasmes
Qui descend dans la rue. Ô buveurs désolés,

Buvez ! Quand la lumière arrive intense et folle,
Fouillant à vos côtés les luxes ruisselants,
Vous n'allez pas baver, sans geste, sans parole,
Dans vos verres, les yeux perdus aux lointains blancs ?

Avalez, pour la Reine aux fesses cascadantes !
Ecoutez l'action des stupides hoquets
Déchirants ! Ecoutez sauter aux nuits ardentes
Les idiots râleux, vieillards, pantins, laquais !

Ô coeurs de saleté, bouches épouvantables,
Fonctionnez plus fort, bouches de puanteurs !
Un vin pour ces torpeurs ignobles, sur ces tables...
Vos ventres sont fondus de hontes, ô Vainqueurs !

Ouvrez votre narine aux superbes nausées !
Trempez de poisons forts les cordes de vos cous !
Sur vos nuques d'enfants baissant ses mains croisées
Le Poète vous dit : " Ô lâches, soyez fous !

Parce que vous fouillez le ventre de la Femme,
Vous craignez d'elle encore une convulsion
Qui crie, asphyxiant votre nichée infâme
Sur sa poitrine, en une horrible pression.

Syphilitiques, fous, rois, pantins, ventriloques,
Qu'est-ce que ça peut faire à la putain Paris,
Vos âmes et vos corps, vos poisons et vos loques ?
Elle se secouera de vous, hargneux pourris !

Et quand vous serez bas, geignant sur vos entrailles,
Les flancs morts, réclamant votre argent, éperdus,
La rouge courtisane aux seins gros de batailles
**** de votre stupeur tordra ses poings ardus !

Quand tes pieds ont dansé si fort dans les colères,
Paris ! quand tu reçus tant de coups de couteau,
Quand tu gis, retenant dans tes prunelles claires
Un peu de la bonté du fauve renouveau,

Ô cité douloureuse, ô cité quasi morte,
La tête et les deux seins jetés vers l'Avenir
Ouvrant sur ta pâleur ses milliards de portes,
Cité que le Passé sombre pourrait bénir :

Corps remagnétisé pour les énormes peines,
Tu rebois donc la vie effroyable ! tu sens
Sourdre le flux des vers livides en tes veines,
Et sur ton clair amour rôder les doigts glaçants !

Et ce n'est pas mauvais. Les vers, les vers livides
Ne gêneront pas plus ton souffle de Progrès
Que les Stryx n'éteignaient l'oeil des Cariatides
Où des pleurs d'or astral tombaient des bleus degrés."

Quoique ce soit affreux de te revoir couverte,
Ainsi ; quoiqu'on n'ait fait jamais d'une cité
Ulcère plus puant à la Nature verte,
Le Poète te dit : " Splendide est ta Beauté !"

L'orage t'a sacrée suprême poésie ;
L'immense remuement des forces te secourt ;
Ton oeuvre bout, la mort gronde, Cité choisie !
Amasse les strideurs au coeur du clairon sourd.

Le Poète prendra le sanglot des Infâmes,
La haine des Forçats, la clameur des Maudits ;
Et ses rayons d'amour flagelleront les Femmes.
Ses strophes bondiront : Voilà ! voilà ! bandits !

- Société, tout est rétabli : - les ******
Pleurent leur ancien râle aux anciens lupanars :
Et les gaz en délire, aux murailles rougies,
Flambent sinistrement vers les azurs blafards !
La ciudad, silenciosa,
En sueño profundo reposa.

Parpadean los luceros
En la bóveda tranquila;
En los viejos reverberos
Gas indigente vacila.
Entre negros nubarrones
La luna empieza a brillar,
y hace en rejas y balcones
Las vidrieras fulgurar.

La noche en los castaños de la plaza suspira,
La noche en donde un resto de fulgor flota y gira;
Todo es quietud y sueño bajo el boscaje umbrío...
¡Alma!, ponte de codos en el puente, y aspira
La frescura que sube, la frescura del río.

Tan grande es el silencio, que siento miedo y frío...
Sólo en la calle se oyen mis pasos... Está llena
De silencio mi  alma... La media noche suena.

Sobre los altos muros del convento
Mueve las ramas susurrando el viento.
Huérfanas... Colegialas parlanchinas...
Cintas azules en las esclavinas...
Jardín fragante de las Ursulinas.

Por la verja del parque abandonado
Pasa el aura con trémulo suspiro;
y una estrella, con brillo opalizado,
Parpadea al través del emparrado,
Como una lamparilla de zafiro.

¡Oh los techos de pizarra, negros y altos campanarios,
Vírgenes que en hondo sueño reclinasteis la cabeza,
Cuellos que lleváis pendientes azules escapularios,
Oh los cuerpos sin pecado sobre lechos de pureza!

Aquí la hora que pasa de igual hora va seguida,
y en paz la inocencia duerme sobre el umbral de la vida .

A la incierta
Claridad
De la luna, más desierta
y más triste, en esta calma,
Mira el alma
La plaza de la ciudad.

Una ventana brilla sobre una oscura casa;
En la alcoba una lámpara riega su claridad,
y a la luz que tamiza velo de nívea gasa,
Furtiva, por instantes, se ve que pasa y pasa
De una mujer la sombra, con íntima ansiedad.

Los brazos levanta al cielo
Por la ventana entreabierta.
Es un alma que solloza, es un alma en hondo duelo,
Que deja caer sus lágrimas sobre una esperanza muerta.

¡Oh secretos ardores en noches provinciales,
Almas que se consumen, almas no comprendidas!..
¡Oh senos devorados por deseos carnales!
¡Oh desoladas súplicas, jamás de nadie oídas!

¡Yo os evoco en las sombras, amantes ignoradas,
Cuya carne se agosta, bajo contraria suerte,
Que en solitarias noches lloráis desesperadas,
y para amar nacidas, y de amor devoradas,
Iréis a dormir vírgenes en brazos de la muerte!...

y el alma pensativa.
En esta noche azul de primavera,
Fija está en la vidriera
Dónde pasa la sombra fugitiva.

La cortina al viento vaga.
y la lámpara se apaga.

En las tinieblas no hay luz que irradie.
Se hunde la luna...
                            Suena la una
y en la calle triste, nadie                 nadie... nadie.
Del sol muere el postrer lampo,
Nube gris el cielo tizna,
Y va cayendo en el campo
                  La llovizna.

En el crepúsculo quieto,
Surcos abriendo en el barro,
De amarilla mies repleto
                  Pasa un carro.

Lenta la noche a la aldea
Desciende y las ondas mancha.
Junto al muelle cabecea
                  Vieja lancha.

Radián luces vacilantes
En callejas silenciosas,
Bajo bandadas de errantes
                  Mariposas.

Cual fantasma do pavura
Su ramazón casi escueta
Alza un árbol, en la oscura
                  Plazoleta.

Desolación que da frío
En esta angustiosa calina...
¡Soledad en torno mío
                  Y en el alma!

Desde el hotel del balneario
En torno tiendo la vista.
Mi corazón solitario
                  Se contrista.

Para que venga el olvido
El alma ensueños ingenia.
¡Quién tu víctima no ha sido,
                  Neurastenia!

Se van borrando, borrando,
En sombras los campos yermos.
Las horas están contando
                  Los enfermos.

Una música que gime
En un organillo empieza...
¡Cómo el corazón oprime
                  La tristeza!

Esa música... ¿Qué encanto
De lejos viene a traerme?
¡Recuerdo bañado en llanto,
                  Duerme, duerme!

Y mañana... El mismo día
Sin luz que en sombras irradie.
Siempre gris melancolía...
                  ¡Cerca... nadie!

Se han ido muchos.
A trechos. Hay cuartos solos, sombríos.
¡Honda tristeza de lechos
                  Ya vacíos!

Es fin de estación.
Al valle Ya cayendo sombra leve.
Nadie pasa por la calle...
                  Llueve... Llueve.
Oh Musa de mis éxtasis testigo
En las oscuras noches desoladas...
Al bañarme en la luz de tus miradas
De la carne el espíritu desligo.

De Grecia hermosa bajo el cielo amigo,
A la sombra de olímpicas arcadas,
Sobre las viejas ruinas olvidadas
Quiero soñar y meditar contigo.

Suelta al aire tu blanca vestidura;
Muestra a mis ojos las radiantes cimas
Y ahuyéntame el rigor de hados adversos.

Transpórtame a región serena y pura,
Da a mis estrofas las brillantes rimas
Y pon frialdad de mármol en mis versos.
Todas las ilusiones que te amaron,
Las que quisieron compartir tu suerte,
Mucho tiempo en la sombra te esperaron,
Y se fueron... cansadas de no verte.

Cuando por vez primera
En mi camino te encontré, reía
En los campos la alegre primavera...
Todo era luz, aromas y armonía.

Hoy todo cuán distinto... Paso a paso
Y solo voy por la desierta vía,
-Nave sin rumbo entre revueltas olas-

Pensando en las tristezas del Ocaso,
Y en las tristezas de las almas solas.
En torno la mirada no columbra
Sino aspereza y páramos sombríos;
Los nidos en la nieve están vacíos,
Y la estrella que amamos, ya no alumbra
El azul de tus sueños y los míos.

Partiste para ignota lontananza
Cuando empezaba a descender la sombra...
...¿Recuerdas? Te llamaba mi esperanza,
¡Pero ya mi esperanza no te nombra!

No ha de nombrarte!... ¿Para qué?... Vacía
Está el ara, y la historia yace trunca.
¡Ya para qué esperar que irradie el día!

¡Ya para qué decirnos: Todavía,
Si una voz grita en nuestras almas: Nunca!
................................................................­...........
Dices que eres la misma; que en tu pecho
La dulce llama de otros tiempos arde;
Que el nido del amor no está deshecho;
Que para amarnos otra vez, no es tarde...

¡Te engañas!... ¡No lo creas!... Ya la duda
Echó en mi corazón fuertes raíces,
Ya la fe de otros años no me escuda;
Quedó de sueños mi ilusión desnuda,

Y no puedo creer lo que me dices.
No lo puedo creer! Mi fe burlada,
Mi fe en tu amor perdida,

Es ancla de una nave destrozada,
Ancla en el fondo de la mar caída.
..........................................................­.................
Anhelos de un amor, castos, risueños,
Ya nunca volveréis... Se van... se: esconden.
¿Los llamas?...  Es inútil...  No responden.
¡Ya los cubre el sudario de mis sueños!

Hace tiempo se fue la primavera...
¡Llegó el invierno fúnebre y sombrío!
Ave fue nuestro amor, ave viajera,
¡Y las aves se van cuando hace frío!
Ô lâches, la voilà ! Dégorgez dans les gares !
Le soleil essuya de ses poumons ardents
Les boulevards qu'un soir comblèrent les Barbares.
Voilà la Cité sainte, assise à l'occident !

Allez ! on préviendra les reflux d'incendie,
Voilà les quais, voilà les boulevards, voilà
Les maisons sur l'azur léger qui s'irradie
Et qu'un soir la rougeur des bombes étoila !

Cachez les palais morts dans des niches de planches !
L'ancien jour effaré rafraîchit vos regards.
Voici le troupeau roux des tordeuses de hanches :
Soyez fous, vous serez drôles, étant hagards !

Tas de chiennes en rut mangeant des cataplasmes,
Le cri des maisons d'or vous réclame. Volez !
Mangez ! Voici la nuit de joie aux profonds spasmes
Qui descend dans la rue. Ô buveurs désolés,

Buvez ! Quand la lumière arrive intense et folle,
Fouillant à vos côtés les luxes ruisselants,
Vous n'allez pas baver, sans geste, sans parole,
Dans vos verres, les yeux perdus aux lointains blancs ?

Avalez, pour la Reine aux fesses cascadantes !
Ecoutez l'action des stupides hoquets
Déchirants ! Ecoutez sauter aux nuits ardentes
Les idiots râleux, vieillards, pantins, laquais !

Ô coeurs de saleté, bouches épouvantables,
Fonctionnez plus fort, bouches de puanteurs !
Un vin pour ces torpeurs ignobles, sur ces tables...
Vos ventres sont fondus de hontes, ô Vainqueurs !

Ouvrez votre narine aux superbes nausées !
Trempez de poisons forts les cordes de vos cous !
Sur vos nuques d'enfants baissant ses mains croisées
Le Poète vous dit : " Ô lâches, soyez fous !

Parce que vous fouillez le ventre de la Femme,
Vous craignez d'elle encore une convulsion
Qui crie, asphyxiant votre nichée infâme
Sur sa poitrine, en une horrible pression.

Syphilitiques, fous, rois, pantins, ventriloques,
Qu'est-ce que ça peut faire à la putain Paris,
Vos âmes et vos corps, vos poisons et vos loques ?
Elle se secouera de vous, hargneux pourris !

Et quand vous serez bas, geignant sur vos entrailles,
Les flancs morts, réclamant votre argent, éperdus,
La rouge courtisane aux seins gros de batailles
**** de votre stupeur tordra ses poings ardus !

Quand tes pieds ont dansé si fort dans les colères,
Paris ! quand tu reçus tant de coups de couteau,
Quand tu gis, retenant dans tes prunelles claires
Un peu de la bonté du fauve renouveau,

Ô cité douloureuse, ô cité quasi morte,
La tête et les deux seins jetés vers l'Avenir
Ouvrant sur ta pâleur ses milliards de portes,
Cité que le Passé sombre pourrait bénir :

Corps remagnétisé pour les énormes peines,
Tu rebois donc la vie effroyable ! tu sens
Sourdre le flux des vers livides en tes veines,
Et sur ton clair amour rôder les doigts glaçants !

Et ce n'est pas mauvais. Les vers, les vers livides
Ne gêneront pas plus ton souffle de Progrès
Que les Stryx n'éteignaient l'oeil des Cariatides
Où des pleurs d'or astral tombaient des bleus degrés."

Quoique ce soit affreux de te revoir couverte,
Ainsi ; quoiqu'on n'ait fait jamais d'une cité
Ulcère plus puant à la Nature verte,
Le Poète te dit : " Splendide est ta Beauté !"

L'orage t'a sacrée suprême poésie ;
L'immense remuement des forces te secourt ;
Ton oeuvre bout, la mort gronde, Cité choisie !
Amasse les strideurs au coeur du clairon sourd.

Le Poète prendra le sanglot des Infâmes,
La haine des Forçats, la clameur des Maudits ;
Et ses rayons d'amour flagelleront les Femmes.
Ses strophes bondiront : Voilà ! voilà ! bandits !

- Société, tout est rétabli : - les ******
Pleurent leur ancien râle aux anciens lupanars :
Et les gaz en délire, aux murailles rougies,
Flambent sinistrement vers les azurs blafards !

— The End —