Te podrás imaginar
la erótica rupestre
para quien solo vive
por las sensaciones
para quien, aún confinado
a la déspota tiranía de si mismo
nada aporta
a su sed de querencias
Te podrás imaginar
la erótica rupestre
que pintan sus trompas de marfil
te podrás imaginar
el salitre de sus pardos muros
en la noche
en el ocaso plateado
en el rocío helado de la madrugada
en el granizo
que eriza la piel de la multitud
en la indiferencia del chofer
en su charla vacía y protocolar
en el ahíto evidente de sus palabras
en las luces del puente
reflejadas sobre tu mirada perdida
en el sudor clandestino
en el ciego tiento proscripto
Te podrás imaginar
la erótica rupestre
tiznada sobre las sábanas
Chet Baker de fondo
y el viento
meciendo los restos
de la ciudad