Submit your work, meet writers and drop the ads. Become a member
Entre la muchedumbre que ríe y se divierte
por las iluminadas calles de la ciudad,
me llega tu recuerdo con un sabor de muerte,
mujer de mis tristeza y mi felicidad.

Y así, esta noche alegre tengo los ojos tristes,
tristes de la tristeza de ir contigo y sin ti,
mujer que existes y no existes,
mujer que nunca tuve, pero que ya perdí.

Voy andando en la noche, desterrado del mundo,
y de pronto, surgiendo de entre la multitud,
me sale al paso un perro vagabundo,
desorientado y triste como mi juventud.

En sus húmedos ojos se duplica mi ensueño,
y los dos nos miramos con un mismo dolor:
Él, un perro sin dueño;
yo, un hombre sin amor.
¿te molesta que roa tu techo,
tu silencio?

Pero dime
-si puedes-
¿qué haces,
allí,
sentado,
entre seres ficticios
que en vez de carne y hueso
tienen letras,
acentos,
consonantes,
vocales?

¿Te halaga,
te divierte
que te miren,
se acerquen,
Y den vueltas y vueltas
antes de permitirles
echarse,
como un perro,
en tus páginas yertas?

Podrá tu pasatiempo ser harto inofensivo;
pero alguien que posee los dientes más prolijos,
más agrios que los míos,
al elegir la víscera que ha de roerte un día
-si es que ya no se aloja en una de tus venas-,
torna estéril y absurdo
ese fútil designio de escamotear la vida.

Allí están las ventanas
que te dan un pretexto
para abrir bien los brazos.

Asómate al marítimo
bullicio de las calles.

¿No oyes una sirena que llama desde el puerto?...
No, nada llega tarde, porque todas las cosas
tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas;
sólo que, a diferencia de la espiga y la flor,
cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor.
No, amor no llegas tarde. Tu corazón y el mío
saben secretamente que no hay amor tardío.
Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,
la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,
pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.
Amor, el niño loco de la loca sonrisa,
viene con pasos lentos igual que viene aprisa;
pero nadie está a salvo, nadie, si el niño loco
lanza al azar su flecha, por divertirse un poco.
Así ocurre que un niño travieso se divierte,
y un hombre, un hombre triste, queda herido de muerte.
Y más, cuando la flecha se le encona en la herida,
porque lleva el veneno de una ilusión prohibida.
Y el hombre arde en su llama de pasión, y arde, y arde,
y ni siquiera entonces el amor llega tarde.
No, yo no diré nunca qué noche de verano
me estremeció la fiebre de tu mano en mi mano.
No diré que esa noche que sólo a ti te digo
se me encendió en la sangre lo que soñé contigo.
No, no diré esas cosas, y, todavía menos,
la delicia culpable de contemplar tus senos.
Y no diré tampoco lo que vi en tu mirada,
que era como la llave de una puerta cerrada.
Nada más. No era el tiempo de la espiga y la flor,
y ni siquiera entonces llegó tarde el amor.
¡Ay de Dios, que tu palabra
me tiene embrujada
el alma!
mi lírica
adolescencia
y tu existencia
gitana
se dicen en la ventana
cosas
de amor y buenaventura
en estas noches lluviosas.
Juran por Cristo, venerables dueñas,
que quien llora en el vientre de la madre
conoce del futuro; tú gemiste
antes de que nacieras, y por eso
tus artes de gitana me iluminan
en los discursos de tu voz profética.
Me haces la caridad de tu palabra
y por oírte hablar quedan las cosas
enmudecidas religiosamente,
y yo me maravillo del concepto
que en tu boca, Fuensanta, se hace música,
y me quedo pendiente de tus labios
como quien se divierte con cristales.
Me embelesa el decoro de tu plática,
y ante tu vista escrutadora extiendo
la palma de las manos, y predices
mi destino en lenguaje milagroso.
Y sigues conversando, eres la clave
del dolor y del gozo; abarca todas
las horas venideras, la mirada
de tus ojos sintéticos, bien mío.
Y con tu rostro ecuánime subyugas
¡oh tú, la bienpensada que conversas
cual si hubieses venido del misterio!
¡Si me quitan el regalo
de tus proféticos labios,
me muero de desencanto!
Dios quiera
que se conserve el prodigio
de tu palabra hechicera,
para decirme en voz baja
cosas
de amor y buenaventura
en estas noches lluviosas.
Y nuestro dulce noviazgo
será, Fuensanta, una flor
con un pétalo de enigma
y otro pétalo de amor.
¡Tú me dirás del enigma,
yo te diré del amor!
¡Ay de Dios, que tu palabra
me tiene embrujada
el alma!
Para calmar a veces un poco el soberano,
el invencible anhelo de volverte a mirar,
me imagino que viajas por un país lejano
de donde es muy difícil, ¡muy difícil!, tornar.

Así mi desconsuelo, tan hondo, se divierte;
doy largas a mi espera, distraigo mi hosco esplín,
y, pensando en que tornas, en que ya voy a verte,
un día, en cualquier parte, me cogerá la muerte
y me echará en tus brazos, ¡por fin, por fin, por fin!
Irina Lujan Nov 2024
Se que es un cliché decir que me pierdo en tus ojos, pero para mi eso es una realidad.
Me pierdo en tus ojos, que brillan más que las miles de estrellas en el cielo; y soy fan de las noches estrelladas pero ahora soy más fan de las que se encuentran en tu alma.
Me pierdo en vos y en tu sonrisa cada vez que algo te emociona, en como quiere salir tanto de tu cara, que a su lado toman protagonismo unas margaritas.
Me pierdo en vos y en tu risa chiquita o escandalosa cada vez que algo te divierte o avergüenza.
Me pierdo en vos y en tus palabras, en tu inteligencia y en tu manera de hablar.
Me pierdo en vos y en tu manera de expresarte, tan bella y tan pura que alegra el corazón de los demás y hace que no puedan evitar amarte.
Me pierdo en tu voz tan dulce y melodiosa que trae paz a mi vida y no puedo evitar sentirme en una nube de algodón cada vez que se escucha.
Me pierdo en vos y en tu manera de amar con toda tu alma, que hace que todos se sientan seguros a tu lado.
Me pierdo en vos y en tu existencia que es la mejor maravilla del planeta.
Me pierdo en vos tanto, que es inexplicable lo que agradezco haberte encontrado.

— The End —