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Nat G Asúnsolo Jul 2013
Deberías de estar aquí a mi lado, bailando al mismo ritmo de la música; moviendo tu cuerpo de la misma manera que el mío, con nuestros brazos en el aire y nuestras manos entrelazadas.
Deberías de distinguirte, vestimenta llamativa y con estilo especial, tez clara cubriendo tu delgado pero al mismo tiempo ejercitado cuerpo, tu cabello  quebrado color ***** que lleba una cachucha plana decorándolo por encima; tus ojos azules con tus largas y pobladas pestañas cruzándose con los mios y tus labios, naturalmente rojos, esperando tocar mis labios.
¿Porqué no te encuentro? Si ambos procurámos estar en la parte delantera en cada comcierto, aquí estoy y no te veo.
¿Porqué no encuentro tu encantadora sonrisa que adorna tu forma peculiar de reír? Si estuvieras a mi lado la vería más seguido.
Debería de localizarte al momento de ver al hombre que está más emocionado y metído en la música del rave.
Las luces neon no iluminan mucho tu rostro, pero sí lo suficiente para darte un beso. Quizá así no te encuentre.
¿Dónde estás? ¡No te veo! ¡No te encuentro! Y es que aún no te conozco.
Un famoso Escultor, Lisis esquiva,
En una piedra te ha imitado viva,
Y ha puesto más cuidado en Retratarte
Que la Naturaleza en Figurarte:
Pues si te dio blancura y pecho helado,
Él lo mismo te ha dado.
Bellísima en el Mundo te hizo Ella,
Y él no te ha repetido menos bella.
Mas Ella, que te quiso hacer piadosa,
De materia tan blanda y tan suave
Te labró que no sabe
Del jazmín distinguirte y de la rosa;
Y él, que vuelta te advierte en piedra ingrata,
De lo que tú te hiciste te retrata.

— The End —