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Cordas soltas de uma língua, sedenta de sabor de saliva,
Cordas das amarraras verdes, do barco que eu navego,
Os serões de cordas amordaçando, uma vida decisiva,
Perderam-se entre os ramos do futuro, que eu pego!

Vejo-te pegar nas cordas da minha vida, que me orientam,
Não és fútil ao pensar que elas não funcionem como marioneta,
Dás-me alento, e o teu toque equilibrado, meus ideais afinam,
O teu jeito de combinar os gestos, não são de uma paixoneta!

O calor do carinho que me dás, é transpiração de amor na cama,
O amor dos teus dias, são raios de vida, que regeneram meus desafios,
Uma palavra tua, um carinho teu, é como água que sacia minha fama,
O teu olhar atento, sob meus anseios, são como metais halogéneos!

És a corrosão para os ferrugentos jumentos, instalados em galhardia,
Cuidas-me do meu ser como do teu, e de minha vida, dando-lhe liberdade!
Contigo a transpiração do meu caminho, não me assusta nem me é fantasia,
É real, tu és bela e tornaste-me magnificamente de bem, com a verdade!

Sentir-te respirar confortavelmente, é o meu maior objectivo,
Verificar cuidadosamente cada poro teu e senti-lhe o cheiro a vida,
Conduzir os meus sonhos no teu carro da felicidade, é agressivo,
Metas são fins, nosso destino é conduzido por longa vida dividida!

E assim, revelo ao mundo, o teu nome, maravilhoso ser de mulher fatal,
O teu constante conforto, com que deliro, é agora muito e meu afinal!
Patrícia os meus sonhos e os teus, são agora o meu diário mundial!
Autor: António Benigno
Código de autor: 2013.08.03.02.14
¡Oh pobres almas nuestras
que perdieron el nido
y que van arrastradas
en la falsa corriente del olvido!
Y pensar que extraviamos
la senda milagrosa
en que se hubiera abierto
nuestra ilusión, como perenne rosa.
Pudieron deslizarse,
sin sentir, nuestras vidas
con el compás romántico
que hay en las músicas desfallecidas.
Y pensar que pudimos
enlazar nuestras manos
y apurar en un beso
la comunión de fértiles veranos.
Y pensar que pudimos,
al acercarse el fin de la jornada,
alumbrar la vejez en una dulce
conjunción de existencias,
contemplando, en la noche ilusionada,
el cintilar perenne del Zodíaco
sobre la sombra de nuestras conciencias...
Mas en vano deliro y te recuerdo,
oh virgen esperanza,
oh ilusión que te quedas
en no sé qué lejanas arboledas
y en no sé qué remota venturanza.
Sigamos sumergiéndonos... Mas, antes
que la sorda corriente
nos precipite a lo desconocido,
hagamos un esfuerzo de agonía
para salir a flote
y ver, la última vez, nuestras cabezas
sobre las aguas turbias del olvido.
Cuando entre la sombra oscura,
perdida una voz murmura
turbando su triste calma,
si en el fondo de mi alma
la oigo dulce resonar,
  dime: ¿es que el viento en sus giros
se queja, o que tus suspiros
me hablan de amor al pasar?

  Cuando el sol en mi ventana
rojo brilla a la mañana,
y mi amor tu sombra evoca,
si en mi boca de otra boca
sentir creo la impresión,
  dime: ¿es que ciego deliro,
o que un beso en un suspiro
me envía tu corazón?

  Y en el luminoso día
y en la alta noche sombría,
si en todo cuanto rodea
al alma que te desea,
te creo sentir y ver,
  dime: ¿es que toco y respiro
soñando, o que en un suspiro
me das tu aliento a beber?
Peter P-rez Mar 2017
Estoy apunto de ser uno más o uno menos,  estoy como confundido o quizás deliro por momento.

Por instantes quisiera abrazar eternidad del tiempo  y valorar cada segundo.
Aveces he sentido mi cuerpo obsoleto y desvalido hasta ocasiones me da temor sentir ese mismo frío innato de los que van delante.
De los que ya no pueden regresar, de los que han comenzando a sentír ese silencio absurdo que embarga las palabras con frío y dolor.
De los que solo existen en un corto receso de nuestros recuerdos... Pedro Pérez
Ya aspiro los aromas de su huerto;
Las brisas gimen y las hojas tiemblan.
Cuán bella ¡oh luna! a nuestra cita vienes...
        Sueña, alma mía... ¡sueña!
Herido traigo el corazón... ¿Deliro?
¿Es el canto del ave que se queja?
Es su voz... ¡y me llama! ¿Por qué tardas?
        Ven, mis brazos te esperan.
¿Son mentira tus besos?... ¡No me engañes!
Ábreme tu alma y cuéntame tus penas.
¿Lloras?... ¿por qué ?... Si nuestro amor es crimen,
        Crimen, bendito seas;
Traigo para tu sien una corona,
Para ensalzarte mi arpa de poeta.
Yo haré en mis cantos, alma de mi alma,
        ¡Nuestra pasión, eterna!
Jura otra vez que me amas, que eres mía;
Jura... ¡nadie ríos oye! ¡Nada temas!
-«¡Tuya! bien mío... ¡para siempre tuya!»
        ¡Sueña, alma mía... sueña!

— The End —