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M Suárez Jan 2012
Corazón gitano y errante
Con raíces aéreas sobre el viento
Pensante, ingenuo
Y  sin dudarlo, pasión en desenfreno
Quien hubiera pensado, por fuera
Ella fría como un témpano de hielo,
Por dentro
Esperando ser descubierta con un beso
En tan solo minutos
Él ya la habría leído como un libro abierto
Si fue la ternura
Con que la miraba de reojo
O la dulce pero cautelosa
Forma de hablarle a sus anhelos
Las confidencias en horas de madrugada
O lo fugaz de un escondido beso
Solo podría decir
Que tocaba la guitarra como si escuchara el cielo
Sus dedos y sus manos
Un perfecto juego del destino
Y, sin embargo,
Estaba la necesidad de ver al otro semi dormido
Para darse cuenta
Que no de casualidades se construye un laberinto
Decir que fue el encanto de su guitarra
Lo que la atrapó en sus manos desde el principio
John Desde Jun 2013
EL AGUA.*
Alba circulatoria deposita en boca fresadora
incontroladas gotas trazándose en el radio corporal
y flores comestibles en acueducto curvo disparan
las aguas como fuente dividida a la desembocadura
de la boca
que sonora diamantada graba en caricias de regadío
y sumerge en hábitat de lago la reunión química que eres.

Desandada en los abrigos inunda
labial esqueje,
en el sol del secano, espiga cerrándose
que expande granada con el humo breve
en camino recortado ajardinado hasta observatorio umbilical.

Solar verde con fondo marítimo
y el sol crudo penetra
efectuando fotosíntesis de lupa en las gotas.

Cadena floral circunvala
el artificio de la leche protectora
y pule suavidad sentada.
En un hilo laberíntico se construye
flor de los algodones nuevos
y vuelve el agua al juego de los brillos
a flote,

a fondo anclada en peso emerge cerámica náutica
que removiendo visualiza celosía de la seda
y transparencia de ala delta ante el beso de diluvio
indudable.

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Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0
John Desde
http://www.johndesde.blogspot.com
Bajo las rotas columnas,
entre la nada y el sueño,
cruzan mis horas insomnes
las sílabas de tu nombre.
Tu largo pelo rojizo,
relámpago del verano,
vibra con dulce violencia
en la espalda de la noche.
Corriente oscura del sueño
que mana entre las rüinas
y te construye de nada:
amargas trenzas, olvido,
húmeda costa nocturna
donde se tiende y golpea
un mar sonámbulo, ciego.
Adrián Poveda Sep 2015
Fluyen de manera diferente, las mismas palabras de ayer, me sorprende el presente que de rocas construye puentes y que de lunas hace sirenas que se llevan mi razón.

Debería tal vez, acorralar cada idea en el espacio detrás de mi velador, sin embargo a riesgo de alejarme aumento ideas a la colección, dibujo murales, los portales de tu cuello de camino a la estación y el haz de luz sobre tus ojos.

Medianamente hago caso de mis propios consejos, puedo verme a través de ti con  más locura que visión, porque finalmente vivo más en el viento y casi no aterrizo por ninguna razón.

Inconscientemente me doy cuenta de que la altura es la misma entre tu espacio y mis dibujos  actuales a dos sistemas de mi ubicación y a una nube de mi polvo de estrellas.
Copyright © 2015 Adrián Poveda All Rights Reserved
Una rosa en el alto jardín que tú deseas.
Una rueda en la pura sintaxis del acero.
Desnuda la montaña de niebla impresionista.
Los grises oteando sus balaustradas últimas.
Los pintores modernos en sus blancos estudios,
cortan la flor aséptica de la raíz cuadrada.
En las aguas del Sena un ice-berg  de mármol
enfría las ventanas y disipa las yedras.
El hombre pisa fuerte las calles enlosadas.
Los cristales esquivan la magia del reflejo.
El Gobierno ha cerrado las tiendas de perfume.
La máquina eterniza sus compases binarios.
Una ausencia de bosques, biombos y entrecejos
yerra por los tejados de las casas antiguas.
El aire pulimenta su prisma sobre el mar
y el horizonte sube como un gran acueducto.
Marineros que ignoran el vino y la penumbra,
decapitan sirenas en los mares de plomo.
La Noche, negra estatua de la prudencia, tiene
el espejo redondo de la luna en su mano.
Un deseo de formas y límites nos gana.
Viene el hombre que mira con el metro amarillo.
Venus es una blanca naturaleza muerta
y los coleccionistas de mariposas huyen.
Cadaqués, en el fiel del agua y la colina,
eleva escalinatas y oculta caracolas.
Las flautas de madera pacifican el aire.
Un viejo dios silvestre da frutas a los niños.
Sus pescadores duermen, sin ensueño, en la arena.
En alta mar les sirve de brújula una rosa.
El horizonte virgen de pañuelos heridos,
junta los grandes vidrios del pez y de la luna.
Una dura corona de blancos bergantines
ciñe frentes amargas y cabellos de arena.
Las sirenas convencen, pero no sugestionan,
y salen si mostramos un vaso de agua dulce.
¡Oh, Salvador Dalí, de voz aceitunada!
No elogio tu imperfecto pincel adolescente
ni tu color que ronda la color de tu tiempo,
pero alabo tus ansias de eterno limitado.
Alma higiénica, vives sobre mármoles nuevos.
Huyes la oscura selva de formas increíbles.
Tu fantasía llega donde llegan tus manos,
y gozas el soneto del mar en tu ventana.
El mundo tiene sordas penumbras y desorden,
en los primeros términos que el humano frecuenta.
Pero ya las estrellas ocultando paisajes,
señalan el esquema perfecto de sus órbitas.
La corriente del tiempo se remansa y ordena
en las formas numéricas de un siglo y otro siglo.
Y la Muerte vencida se refugia temblando
en el círculo estrecho del minuto presente.
Al coger tu paleta, con un tiro en un ala,
pides la luz que anima la copa del olivo.
Ancha luz de Minerva, constructora de andamios,
donde no cabe el sueño ni su flora inexacta.
Pides la luz antigua que se queda en la frente,
sin bajar a la boca ni al corazón del bosque.
Luz que temen las vides entrañables de Baco
y la fuerza sin orden que lleva el agua curva.
Haces bien en poner banderines de aviso,
en el límite oscuro que relumbra de noche.
Como pintor no quieres que te ablande la forma
el algodón cambiante de una nube imprevista.
El pez en la pecera y el pájaro en la jaula.
No quieres inventarlos en el mar o en el viento.
Estilizas o copias después de haber mirado,
con honestas pupilas sus cuerpecillos ágiles.
Amas una materia definida y exacta
donde el hongo no pueda poner su campamento.
Amas la arquitectura que construye en lo ausente
y admites la bandera como una simple broma.
Dice el compás de acero su corto verso elástico.
Desconocidas islas desmiente ya la esfera.
Dice la línea recta su vertical esfuerzo
y los sabios cristales cantan sus geometrías.
Pero también la rosa del jardín donde vives.
¡Siempre la rosa, siempre, norte y sur de nosotros!
Tranquila y concentrada como una estatua ciega,
ignorante de esfuerzos soterrados que causa.
Rosa pura que limpia de artificios y croquis
y nos abre las alas tenues de la sonrisa
(Mariposa clavada que medita su vuelo).
Rosa del equilibrio sin dolores buscados.
¡Siempre la rosa!
¡Oh, Salvador Dalí de voz aceitunada!
Digo lo que me dicen tu persona y tus cuadros.
No alabo tu imperfecto pincel adolescente,
pero canto la firme dirección de tus flechas.
Canto tu bello esfuerzo de luces catalanas,
tu amor a lo que tiene explicación posible.
Canto tu corazón astronómico y tierno,
de baraja francesa y sin ninguna herida.
Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua,
el miedo a la emoción que te aguarda en la calle.
Canto la sirenita de la mar que te canta
montada en bicicleta de corales y conchas.
Pero ante todo canto un común pensamiento
que nos une en las horas oscuras y doradas.
No es el Arte la luz que nos ciega los ojos.
Es primero el amor, la amistad o la esgrima.
Es primero que el cuadro que paciente dibujas
el seno de Teresa, la de cutis insomne,
el apretado bucle de Matilde la ingrata,
nuestra amistad pintada como un juego de oca.
Huellas dactilográficas de sangre sobre el oro,
rayen el corazón de Cataluña eterna.
Estrellas como puños sin halcón te relumbren,
mientras que tu pintura y tu vida florecen.
No mires la clepsidra con alas membranosas,
ni la dura guadaña de las alegorías.
Viste y desnuda siempre tu pincel en el aire
frente a la mar poblada de barcos y marinos.
He de hallar la pajiza flor del alba,
el mielado fulgor de la mañana
que todo embrujo de la noche salva,
para empezar mi vida americana.

Esa de Nueva York ancha y absurda
para nosotros, los latinos puros,
que Dios construye con su mano zurda,
sin contención, sin diques y sin muros.

Mi tiesa piel criolla y española
echaré sobre el hombro de una ola
al bajar en su puerto desmedido.

He de vivir la vida neoyorquina,
sin mi severa falda de latina,
pero el rosario al puño, suspendido.
Krusty Aranda Jun 2018
A donde sea que voltee, veo amor
En cada rincón de la ciudad,
lo escucho en las canciones,
lo leo en la poesía,
lo veo en los ojos de las personas

Por mucho tiempo busqué el amor,
sin dirección,
sin un propósito,
sin saber siquiera qué era lo que esperaba encontrar,
lo que era el amor
No puedo negar que lo he encontrado, en varias formas,
de distintas personas,
en cantidades diferentes e intensidades variantes

Pero el amor no es algo que se encuentra
El amor se construye,
se cultiva con cuidado y cariño,
para, cuando este haya madurado,
cosechar el fruto obtenido
y poderlo compartir con otros

A donde sea que voltee, veo amor
y es que he comprendido que el amor vive en mi
Yo soy amor!
y no hago más que ver el reflejo de mi en otros,
el reflejo de la esencia que me llena y me da vida
Un corazón latiente, bombeando felicidad a través de mis venas
Con cada nueva herida, sangro nuevo amor
comprensión de mis semejantes,
de mis circunstancias,
de mi mismo

Por mucho tiempo busqué el amor,
y hoy, por fin me encontré
La casa en la mañana con la verdad revuelta
de sábanas y plumas, el origen del día
sin dirección, errante como una pobre barca,
entre los horizontes del orden y del sueño.

Las cosas quieren arrastrar vestigios,
adherencias sin rumbo, herencias frías,
los papeles esconden vocales arrugadas
y en la botella el vino quiere seguir su ayer.

Ordenadora, pasas vibrando como abeja
tocando las regiones perdidas por la sombra
conquistando la luz con tu blanca energía.

Y se construye entonces la claridad de nuevo:
obedecen las cosas al viento de la vida
y el orden establece su pan y su paloma.
Leí los rudimentos de la Aurora,
Los esplendores lánguidos del día,
La Pira y el construye y ascendía,
Y lo purpurizante de la hora,
El múrice y el Tirio y el colora,
El Sol cadáver cuya luz yacía,
Y los borrones de la sombra fría,
Corusca Luna en ascua que el sol dora,
La piel del Cielo cóncavo arrollada,
El trémulo palor de enferma Estrella,
La fuente de cristal bien razonada.
Y todo fue un entierro de doncella,
Doctrina muerta, letra no tocada,
Luces y flores, grita y zacapella.
Oye la palpitación del espacio
son los pasos de la estación en celo
sobre las brasas del año

Rumor de alas y de crótalos
tambores lejanos del chubasco
crepitación y jadeo de la tierra
bajo su vestidura de insectos y raíces

La sed despierta y construye
sus grandes jaulas de vidrio
donde tu desnudez es agua encadenada
agua que canta y se desencadena

Armada con las armas del verano
entras en mi cuarto entras en mi frente
y desatas el río del lenguaje
mírate en esas rápidas palabras

El día se quema poco a poco
sobre el paisaje abolido
tu sombra es un país de pájaros
que el sol disipa con un gesto
Radiantes días balanceados por el agua marina,
concentrados como el interior de una piedra amarilla
cuyo esplendor de miel no derribó el desorden:
preservó su pureza de rectángulo.

Crepita, sí, la hora como fuego o abejas
y es verde la tarea de sumergirse en hojas,
hasta que hacia la altura es el follaje
un mundo centelleante que se apaga y susurra.

Sed del fuego, abrasadora multitud del estío
que construye un Edén con unas cuantas hojas,
porque la tierra de rostro oscuro no quiere sufrimientos

sino frescura o fuego, agua o pan para todos,
y nada debería dividir a los hombres
sino el sol o la noche, la luna o las espigas.


Tú, yo , nosotros
Tú, mi inspiración
Tú , el que me cuida de los mountros
Tú, el que tiene mi atención

Tú, el pequeño gigante
Tú, el profesor perfecto
Tú, el que me tiene de practicante
Tú, el que me enseña lo bueno

Tú, el de los ojos caramelo
Tú, que si no estás mi alma colapsa
Tú, el del corazón sincero
Tú, el que el tiempo estanca

Tú, el que me salva si me hundo
Tú, el que sonríe sin razón
Tú, el que me ayuda en lo profundo
Tú, el que toma leche en un tazón

Tú, el que me hace feliz
Tú, el de las bromas malas
Tú, el que aún es aprendiz
Tú, el señor de las balas

Tú, el que es curioso
Tú , el construye armas
Tú, el que es ingenioso
Tú , que aún me amas

Tú, del que me enamoro cada día
Tú , el que se sienta ahí y es
Tú, el que aún está en las vías
Tú, el que es cortés

Tú, solo tú me hace sentir
Tú, solo tú me haces soñar
Tú, solo tú me haces vivir
Tú, solo tú me haces volar

Tú, el de la sonrisa perfecta
Tú, el del perfil hermoso
Tú, el que siempre me afecta
Tú, el que será famoso

Tú, mi compañero de vida
Tú, el que estará en mi futuro
Tú, el que no se dará a la huida
Tú, el que odia lo oscuro

Tú, el que me ayuda si caigo
Tú, el que sigue ahí
Tú, el que no se va si fallo
Tú, el que ama mis errores

Tú, mi abrigo
Tú, el que me protege
Tú, mi mejor amigo
Tú, el que me fortalece

Tú, el que sabe de mí
Tú, el que me apoya
Tu, el que se sentó a oír
Tú, el que me adora

Tú, el de los brazos fuertes
Tú, el que tiene mi alma
Tú, el del abrazo caliente
Tú, el que me encanta

Tú, el de la boca adictiva
Tú, el de la risa tonta
Tú, el de la mordida
Tú, el que me atonta

Tú... Tú eres mi felicidad
Tú... Tú eres mi tristeza
Tú... Tú eres mi ansiedad
Tú ...Tú eres todo mientras crezca

— The End —