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Leydis Jun 2017
Me clavaste para que no me fuera, para que a tu lado muriera.
Para que la mujer de la cual te enamoraste
………………………………………………… nadie la viera.

El último clavo se sintió tan grotesco,
me clavaste un clavo oxidado,
dejándome  mohosa, dañada y estropeada.
Todo con el fin, de que de tu lado no marchara.
Me clavaste,
atornillando mis sentidos,
traumando mí libertad.

Me clavaste pensando que era la única forma de tenerme.
Se te olvido que hasta el preso sueña con su autonomía.
Que sus rejas no encarcelan, si sabe uno con el pensamiento volar.
Que puede uno escapar a paisajes mágicos
y
soñar los más dulces cuentos de hadas,
y
escapar de tan miserable realidad.

Mientras tú me ibas clavando puñales de infidelidad,
amartillando mi juventud,
mi sanidad,
mi estabilidad emocional,
atandome en prejuicios sexuales,
encajándome en cajas que nunca me iban a encajar,
aprisionándome en tus barras de inseguridades,
yo me iba liberando por dentro.  
     Yo comencé a volar.

Hoy crecieron mis alas,
y
orgullosamente enseñando los agujeros de lo que fue mi vida junto a ti.
Tapándolos los boquetes con mis sueños,
convirtiendo cada uno de ellos en realidad.

Me clavaste innumerables tormentas,
en vez de tragos de felicidad,
de amor, de respeto, de confianza
y escribiste nuestro final.

Al final,  ya ves, tus clavos no pudieron estancarme.

Es que nadie puede estancar el vuelo de alguien que ama su libertad.

LeydisProse
6/9/2017
https://m.facebook.com/LeydisProse/
LKenzo Dec 2020
Clavaste en mi piel ese puñal de Santo
que cuando el invierno acaba
vuelan altos todos los pájaros
Haciéndose en el aire las velas de tu velero
que lento y contra viento
surca cada uno de los océanos
Vi la luna a lo lejos
y supe que la marea subía
Mece la cuna en las hierbas
y mi vientre besa
porque con el aire que tu respiras
los claveles rozan tu pelo
Tumbada en el prado
despiertas en mi todo dormido recuerdo.
Clavaste tus dientes en mi alma
cada vez que besas mis labios
los gorriones vuelan altos
volviendo de los lugares más fríos
esta vez al paraíso.

Clavaste en mi las garras de la incertidumbre
navegando por las estaciones,
dando a luz ríos sureños
que cuando el verano acaba
mi pelo se torna hueso y plata
Aún con ese desafío divino
en el que se vierte la sangre en la copa
y solo, de vino, tus labios mojas
Si solo por la sal: flotas,
tu piel blanca se torna
Tumbada en mi cama
el olivo por la ventana asoma
en el cerezo ya no crecen sus frutos
“más del árbol del conocimiento
del bien y del mal no comerás”
la serpiente escucha a escondidas
yo tu Eva y tu mi Adan
nacida de lodo, aliento y su costilla
condenada a quererte toda una eternidad
Porque con el aire que tu respiras
vuelves a mi todos tus días.
Di que mi amor ha muerto de una forma habitual,
aunque tú, por la espalda, le clavaste un puñal.
Lo enterraremos juntos, sin pesar ni alegría,
aunque yo sólo sepa que vive todavía.

Pero no intentes nunca remover esa fosa:
Déjala abandonada; déjala silenciosa...
pues si un día la abrieras, tu mano desleal
no hallaría otra cosa que tu propio puñal.

— The End —